21 de febrero de 2015     Número 89

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Cherán
Héctor Guerra, Rocco, Moyenei, Lengualerta, Hueso Rubén Albarrán
https://www.youtube.com/ watch?v=GCC5iD927AE

Ya se fueron los malos tiempos violentos
a los cuatro elementos por los cuatro vientos
tiempos de justicia y dignidad
Dios ilumina a mi gente en Cherán
No más generaciones han llegado pa’ curarla
niños, niñas, abuelitos, vamos a cuidarla
intereses monetarios que mataban a la Tierra
movimiento pacifista no queremos aquí guerra
si te arrancan un árbol yo voy a sembrar diez
si te tiran mala vibra yo la vuelvo al revés
trasnacionales internacionales se van de mi país
edad dorada ilumina ahora mi maíz
atmósfera mágica huele a verde anís
levantando ya la milpa hoy cosecho mi maíz

Han matao mi padre han matao mi brother
han asesinao a todo los pinos
estamos unidos esquina en esquina y a fuego
vecino a vecino
Cherán tierra de chamán
tierra ancestral sagrada
Cherán no pueden pasar
no hay políticos ni policías
¿dónde están? dime, ¿dónde están?
el gobierno no sé adónde está y nos da igual
la profecía ya se está cumpliendo
y no la puen frenar
no la puen frenar, no la puen frenar, no la puen frenaaaar

No la pueden frenar y no van a parar
la fuerza que alimenta nuestro caminar
pues existe un sol asoma su destello
en medio de la densa oscuridad
con sus rayos dorados
abre paso en la penumbra
de esta realidad,
para iluminar de nuevo y pa’ purificar
de lleno a la humanidad
de fogata en fogata
lagos corre aprisa
la gente en cada plaza se organiza
se a viva la chispa adentra la ceniza la de la esperanza
que la piel eriza

Hijos de la madre Tierra
nuestros cantos nuestros rezos
se van elevando al cielo pa’ que escuchen nuestros sueños
ya se despertó mi vuelo
saliendo a encender el fuego
la semilla va creciendo
la esperanza está creciendo

Alma de lluvia, alma de mi tierra
(alma de mi tierra) alma de bosque
alma de mi gente (alma de mi gente)
alma de lluvia, alma de mi tierra
corazón p’urhépecha
(corazón p’urhépecha)
el corazón de la Tierra se escucha el llamado de Cherán
defendiendo el bosque lucha por la vida, paz y dignidad
es un mundo nuevo de amor y raíz ancestral
sin miedo y sin odio vive el pueblo digno de Cherán

Mil hachas no podrán
y me alzo con mis ramas
alas de esperanza y dignidad
mil balas no entrarán
mi tronco corazón resistirá y florecerá
mis ganas de cantar
a las aves y a las nubes y la amistad
de mil almas hermanas ya
que danzan al celebrar
la fuerza y belleza de Cherán
yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy
la fuerza y la belleza
la afición y el coraje
de la lucha del pueblo de CHERÁN

http://www.musica.com/letras.asp? letra=2042501

Michoacán

Cherán Keri: un
pedacito de utopía

Mayra I. Terrones Medina

En mayo próximo se realizarán las elecciones por usos y costumbres de Cherán para renovar a las autoridades comunales vigentes desde 2012. Para quienes resistimos el embate capitalista-neoliberal de estos tiempos, tal proceso es, creo yo, de mayor importancia que las elecciones intermedias que protagonizarán los grupos de poder este 2015. Cherán ejerció su derecho a manejarse por usos y costumbres tras rebelarse a la lógica en que se encuentran comunidades aledañas, como son Nahuatzen y Paracho.

En 2008 los pobladores de esta comunidad purépecha vieron cómo se intensificaba la entrada del narcotráfico en su territorio; los tala montes eran cuidados y recibían protección del crimen organizado para destruir el bosque. La devastación era dolorosa para toda la comunidad, pero el miedo a reaccionar era grande. Para 2011 la deforestación alcanzaban las ocho mil hectáreas, y los aserraderos particulares pagaban cuotas, así como las tiendas y locales. De 500 resineros que trabajaban en el bosque, sólo quedaban cien. El Comisariado de Bienes Comunales estaba al servicio de crimen organizado; sin embargo, antes del levantamiento habían asesinado al secretario de acuerdos, al tesorero y a un miembro del consejo de vigilancia. Los miembros del Comisariado se auto exiliaron, no se sabe si porque se negaron a colaborar o porque rompieron el acuerdo que habían hecho con los malos.

El miedo a transitar sus propias tierras era grande; las desapariciones, amenazas y extorsiones estaban a la orden del día, a tal grado que los campesinos dejaron de sembrar en las tierras más alejadas de la comunidad. Resineros, campesinos y tala montes de la comunidad eran amenazados para que no subieran al bosque. Esta situación la siguen viviendo hoy día las comunidades vecinas de Cherán, sin encontrar salida; siguen permitiendo la devastación de sus bosques y el sometimiento de su población ante el crimen organizado. En Cherán hay cuando menos 11 desaparecidos, y las viudas de los muertos siguen sin respuesta, ni justicia.

La madrugada del 15 de abril de 2011, mujeres apoyadas por los jóvenes se cansaron de tanta injusticia y se decidieron a sacar a los tala montes protegidos por el crimen organizado; éstos hacían tres viajes al día, más o menos en unas 200 camionetas y se llevaban la madera de mejor calidad; dejaban una devastación tal que los ojos de los cheranenses no alcanzaban a mirarla en toda su magnitud.

Las mujeres sabían que serían el próximo botín de los narcotraficantes. Como objetos que se toman para usarse y desecharse, las mujeres en Michoacán no han tenido tregua en la situación que vive la meseta purépecha, creo que no hay una contabilidad real de las muertas, torturadas, violadas y desaparecidas. Algunas mujeres de Cherán escucharon el rumor que los malos hacían correr por las calles: “ahora vamos por sus mujeres”, también se dolían por la situación en general: su comunidad estaba siendo destruida, los narcos se paseaban por el pueblo impunemente y no se podía salir después de las 7 de la noche.

Cuando estas mujeres y los jóvenes decidieron sacar a los tala montes de su comunidad, no se imaginaban todo lo que vendría. Sin armas de alto calibre, sólo con palos, piedras y lo que encontraron a la mano, sacaron al narcotráfico de su comunidad. Los tala montes entendieron que no iban a poder seguir devastando el bosque más, por nueve meses los pobladores se organizaron, armaron grupos de vigilancia como les dijeron los viejos de la comunidad, bloquearon todas la entradas a la comunidad, con aproximadamente 400 comuneros por barricada; luego se formaron las fogatas en cada cuadra, éstas respondían a una manera también antigua de comunicarse. Ya que la luz y el teléfono habían sido cortados, los cuetes y las vigilancias en las fogatas ayudaban a que toda la comunidad estuviera enterada de que los malos venían.

Ese mismo año Cherán decidió retomar su forma de organización social comunitaria y ponerla al servicio de la resistencia; los comuneros que se ofrecieron a vigilar la comunidad, entrenar y trabajar para la seguridad de la misma son los que luego estructurarían la Ronda Comunitaria, que estuvo al servicio de la comunidad durante todos estos meses de manera voluntaria.

También surgió una comisión que tomó las riendas de la comunidad; inició una labor para buscar la forma de organizarse sin que estuvieran los representantes oficiales. Casi toda la comunidad considera que la entrada de los partidos políticos provocó la división y descomposición de los espacios de organización comunal. Comentan que tales espacios servían para quien ostentara el cargo y no para ver las necesidades de todos. Relatan los robos que hacían y el poco interés por hacer crecer los mecanismos productivos de la comunidad, como el aserradero comunal, el vivero y la regulación de la tala, además de que abandonaron al sector resinero. En 2008 ganó el PRI en su comunidad, después de tres administraciones perredistas, mismas que se comportaron, según relatan, igual que los priistas. Pero cuando el PRI llegó de nuevo al poder dejó pasar a los malos ya sin simulaciones.

De igual manera, jóvenes profesionistas y no iniciaron la tarea de reforestar el bosque; la devastación era grande pero las ganas de reconstruir eran más. La ronda comunitaria subía al bosque y verificaba que no estuvieran los malos para que los voluntarios pudieran hacer los trabajos de reforestación, unos 400 o 500 comuneros hacían las labores. Ya en 2012 después de haber estructurado su gobierno comunitario, el Consejo de Bienes Comunales sufrió la baja de dos de sus miembros, identificados por el crimen organizado como parte de quienes impulsaban la nueva forma de organizarse.

En 2011 los cheranenses reforestaron 400 hectáreas; en 2012, 450, y para 2013 llevaban 600. Esto es un total de casi mil 500 hectáreas. Hoy día son los primeros productores de composta con corteza de pino; han hecho baños secos. En el año que se levantaron tenían que traer la planta de otras regiones, para el 2013 había producido un millón de plantas y tenían 400 mil en bolsa.

La forma en la que ejercen la justicia desde el 2012, cuando lograron efectuar la elección de sus representantes por medio de usos y costumbres, es un ejemplo para muchas otras comunidades que buscan luchar contra el crimen organizado y los partidos políticos coludidos con ellos. La organización del Gobierno Comunal tiene como máxima instancia la Asamblea General, en donde todas propuestas son escuchadas y se van consensando por barrios. Cherán tiene cuatro barrios y un número de representantes en cada uno de los seis consejos operativos, igual que en el Consejo Mayor. La toma de decisiones es a mano alzada y los consejos están obligados a dar cuenta en cada barrio de las acciones que llevan a cabo.

La comunidad de Cherán no sólo supo organizarse para sacar al crimen organizado, sino que ha logrado establecer mecanismos comunitarios para reconstruir su comunidad; los trabajos de reforestación, en el vivero y en el aserradero comunal generan empleos temporales y permanentes para la propia comunidad, que han permitido a jóvenes, mujeres, niños y ancianos reintegrarse a la producción y reproducción de su vida, aportando en los espacios de su comunidad un trabajo colectivo que les permite vivir dignamente.

Cherán tiene sus elecciones comunales este mayo y para quienes defendemos la tierra y el territorio es de suma importancia este momento. La continuación de su reconstrucción comunitaria se sostiene desde el trabajo de los consejos mandatados por su propia comunidad; que ellos decidan sobre su destino y el de sus recursos naturales es algo que parece un lujo hoy día para muchas otras comunidades. Un pedacito de utopía que puede ayudarnos a encontrar caminos para reconstruir un México sin impunidad, con verdad y justicia.


Estado de México

Memorial de la defensa
de un bosque otomí

Lilian Rivera Movimiento Juvenil Huitzizilapan

Hace siete años me levantaba mirando los cerros del bosque del lugar en donde vivo. Los veía y me parecían eternos, mágicos, inquebrantables. Hoy los miro y tengo un inmenso miedo a que cualquier día que despertemos ya no estén, y por eso luchamos para que siempre estén allí, donde nos han brindado su sombra, el agua, su frutos, donde nos sigan brindando su casa.

Hace siete años caminábamos por las veredas buscando hongos, trayendo la leña de los árboles viejos y algunas plantas para los remedios. Nos sentábamos y veíamos a las ardillas mientras escuchábamos a un pájaro carpintero y otros cantos de las aves. En tiempos de sequías temíamos a los incendios, pero entonces sólo había que luchar contra el fuego, que se podía detener con el apoyo de algunos del pueblo, se hacían brechas cortafuego y todo se calmaba cuando llegaban las lluvias. Eso hace siete años.

Después, al hacer los rondines de resguardo del bosque, nos dimos cuenta de que el problema no sólo eran los incendios, había ya algo más, marcas de un proyecto que terminaría con la vida de muchos de nuestros árboles; ese proyecto ecocida es el que ahora conocemos como Autopista Privada Toluca-Naucalpan. La lucha ya no era temporal sino permanente, desde allí la labor de concientización fue necesaria y hoy que el pueblo se enfrenta a más problemas esa concientización ha tenido efecto.

San Lorenzo Huitzizilapan es un pueblo indígena otomí-ñatho del Estado de México, desgraciadamente ubicado entre Toluca y el Distrito Federal; somos 12 comunidades (delegaciones) con diez mil habitantes aproximadamente que compartimos el Bosque Otomí-Mexica con Xochicuautla, Santa Cruz Ayotuxco y Tlalmimilolpan. Nos regimos por usos y costumbres y la máxima autoridad es el pueblo.

La lucha por la defensa del bosque y del territorio del pueblo se hizo más latente a partir de marzo de 2014 con la aprobación de un supuesto aprovechamiento forestal que se convirtió en una tala indiscriminada. La comunidad de las Rajas Huitzizilapan se dio cuenta de estos hechos y convocó al pueblo en general para impedir a las autoridades de Bienes Comunales continuar con la situación. Posteriormente se emitió una convocatoria para asamblea de comuneros por parte de los representantes de Bienes Comunales, personas que actualmente el pueblo ya desconoce. En dicha convocatoria se pretendía aprobar la desincorporación de algunas instituciones que por años han sido del pueblo y pasarían a ser del municipio. Este punto estaba disfrazado de recursos u obras para las comunidades por parte del Ayuntamiento, pero no se especificaba la localización de los predios ni las consecuencias que esto traería, ya que para el pueblo significa ir dejando en manos del mal gobierno el patrimonio del pueblo.

Aliados con las instancias agrarias y los tres niveles de gobierno, los representantes de Bienes Comunales realizaron asambleas a las que sólo acudían sus afines; el proyecto carretero no fue aprobado por el pueblo, y se continuó con engaños, al igual que el cambio de uso de suelo que dejaría a nuestro monte en venta.

El 6 de julio de 2014 se realizó la mayor represión que el pueblo ha tenido mientras el Comisariado de Bienes Comunales tenía la intención de aprobar el cambio de uso de suelo. Ochocientos granaderos llegaron al lugar en donde se acostumbra realizar las asambleas del pueblo, supuestamente darían seguridad, pero agredieron violentamente a mujeres, niños y jóvenes que resguardaban el lugar. Afortunadamente, gracias a la organización del pueblo, los granaderos se fueron y la asamblea no se llevó a cabo, pero a partir de allí se han sufrido distintos tipos de agresiones, físicas y verbales, amenazas, hostigamiento por medio de llamadas telefónicas y con automóviles, además de difamación a las personas que llevan la lucha.

Los que se dicen aún representantes de Bienes Comunales continúan dividiendo al pueblo. Sus intentos recientes por despojarnos de nuestro bosque no han funcionado y en su más reciente convocatoria, emitida a finales del año pasado, quieren permitir el paso de la iniciativa privada, disfrazada de proyectos de desarrollo forestal. Además se están apoyando en la apertura del padrón de comuneros, engañando conciencias y enfrentando al pueblo. Existe una convocatoria en donde se tocan los puntos de reconocimiento de comuneros y aprobación de proyectos de la iniciativa privada. Como lo hemos visto en otros pueblos, esto es un gancho para dejar paso libre al despojo y que nuestra tierra en régimen comunal cambie a propiedad privada.

La lucha de Huitzizilapan por su bosque se ha mantenido gracias a la unión y a la organización; la representación de las mujeres ha sido importante, mujeres que defienden el patrimonio de sus hijos, unidas a los hombres de la tierra, a los jóvenes que aprenden, todos encaminados a la defensa de la Madre Tierra y a la defensa de la vida.

Reforestar es defender la tierra

Lorena Paz Paredes

El Hombre camina días entre los árboles y las piedras. Raramente el ojo se detiene en una cosa y es cuando
la ha reconocido como el signo de otra: una huella en la arena indica el paso del tigre, un pantano anuncia
una veta de agua, la flor del ibisco el fin del invierno. Todo el resto es mudo e intercambiable;
árboles y piedras son solamente lo que son.

Italo Calvino, en Las ciudades invisibles

En la sierra norte de Veracruz conviven tepehuas, otomíes y nahuas con la pobreza; ahí faltan alimentos, escuelas, clínicas, ambulancias; y en los temporales los caminos que comunican sus pueblos con la ciudad de Huayacocotla se anegan o de plano desaparecen. La pobreza no viene sola. En el pasado los indígenas fueron despojados de sus tierras por caciques mestizos a pesar de que los favorecía un Decreto de Restitución de Bienes Comunales de 1934. El despojo se acompañó del saqueo de un rico bosque tropical y subtropical, y los caciques volvieron potreros para ganado esos montes pelados. Cuando a principios de los años 90’s del siglo pasado los campesinos recuperaron sus terrenos, el Estado promovió la ganadería con poco éxito, pero la tumba de árboles siguió y siguió hasta que el agua empezó a escasear amenazando la vida y la agricultura de autoconsumo de las poblaciones indígenas.

No todo ha sido desgracia. No. Muchas comunidades serranas están organizadas en el Comité de Defensa Campesina (CDC) y en la Unión Campesina Zapatista (UCZ) que en el pasado lucharon contra el cacicazgo, el acaparamiento de tierras y la represión y hoy reclaman caminos, vivienda, salud, regularización agraria, respeto a los derechos humanos, alternativas de empleo y producción, participación política y defensa de la cultura indígena. Y en su caminar han sido acompañadas por un equipo de sacerdotes y laicos de Fomento Cultural y Educativo, AC, que desde los años 60’s llevaron a la región la Radio Huayacocotla “La voz de los campesinos”. Años más tarde este equipo promovió la reforestación en los municipios de Tlachichilco, Zontecomatlán y Texcatepec, mediante dos viveros comunitarios alimentados y cuidados por la misma gente, que recolectaba semillas de su mermado entorno forestal. “Con la reforestación –explicaba una promotora- se quería proteger manantiales, zonas de alto riesgo de erosión y terrenos comunes”, y asegurar la supervivencia de familias y comunidades plantando frutales y maderables. Poco a poco se multiplicaron los viveros familiares y algunos microviveros de café y de injerto de cítricos de los que la comunidad de Pericón hoy es ejemplo. En el vivero de Huayacocotla hay especies de altura como el liquidámbar, el sabino y el pino y en el de Pericón hubo hasta 34 especies de semillas, lo que supuso mantener, trasplantar y cuidar casi 20 mil plantas. Y es que las ganas de traer semillas y hacer recolectas en común saturó el vivero.

“Hubo un tiempo –recuerda un promotor - en que la gente solicitaba plantas de álamo al vivero, y no sabíamos dónde conseguirlas. Cuando lo logramos, fue imposible hacer que la semilla germinara. Hasta que un campesino nos reveló el secreto. La semilla podía encontrarse ahí mismo, cerca del río. Cuando la semilla cae al agua –dijo- es arrastrada por la corriente hasta que se detiene en algún vado de arena, y en ese recodo, mojada y bajo sombra, se da el milagro y nace”. Así, acabó el misterio de la germinación, y tomaron del río la planta del álamo y la trajeron al vivero, y luego, imitando a la naturaleza, trataron de reproducir las condiciones para que germinara. La planta estaba frente a sus ojos, a la vera del camino o del arroyo pero era invisible de tanto verla cada día.
Recoger semillas del monte, alimentar los viveros y reforestar en colectivo han sido un aprendizaje pausado. Al principio la gente cooperaba con plantas y en las tareas de embolse, de injertos, de trasplantes, pero no sabían quién era el dueño de la planta. “No fue fácil hacerles comprender –explicaba el promotor de Fomento- que las plantas y luego los árboles son de las personas, los grupos y las comunidades que los siembran”. Y que reforestar tiene muchos y diferentes sentidos. Algunas comunidades están convencidas que ayuda a cuidar fuentes de agua. Plantar un árbol –dicen- es afianzar el derecho sobre la tierra, es empoderarse. Cada que alguien siembra un árbol se adueña de veras del terreno y cuando crece y reverdece, árbol y tierra se hacen uno. En la comunidad Pie de la Cuesta los campesinos reforestaron para ahuyentar al acaparador que andaba tras sus parcelas. Lo lograron. Los árboles se levantaron haciendo una muralla, una barrera infranqueable. También se siembran cercos vivos con palos de árbol, con árboles se delimitan linderos, se hacen señalamientos, se protege un área común de la comunidad, sean bosques, monte raso o manantiales; por eso, dicen, reforestar es apropiarse de la tierra y a la vez defenderla. Los árboles también son el calor y el abrigo de la casa campesina: buena leña para el fogón, madera para la vivienda.

Arbolar es ganarle la batalla a la sequía: por eso en Ayotuxtla la comunidad cercó con árboles una zona de 20 hectáreas con manantial; en Amaxac la gente plantó 450 sabinos alrededor de otro manantial, lo mismo en Zontecomatlán. Y en el Sótano se arracimaron hombres, mujeres, niñas y niños sembrando aquí cinco mil pinos pátulas y allá 300 plantas de liquidámbar y fresno en zonas de manantial. En Papatlar se reforestó en colectivo un terreno empinado con mil 400 árboles de sabino y mirra. El esfuerzo comunitario por hacer bosque y defender y apropiarse así de sus territorios ha sido constante.

Pero hasta hace poco las reforestaciones eran desordenadas. Se plantaban árboles sin ningún plan, como en Pericón donde la gente sembró según le apetecía. Y hoy el paisaje reforestado es más bien confuso, hay árboles a mitad de la calle y manchones arbolados entre las casas, desaliñados aquí y allá. Pero esto está cambiando y poco a poco, con el acompañamiento del equipo de Fomento, las reforestaciones van ordenándose y tendencialmente complementándose con planes de manejo forestal. Lo mejor, dicen acá, es que los árboles que se han plantado así son los brazos de las comunidades para defender sus territorios...

 
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