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Vox Libris
La ópera para los amantes del asombro
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Una de las ilustraciones contenidas en el libro
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Escena en la Ópera de Manaos, BrasilFoto Pablo Espinosa
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Igor Stravinsky (1882-1971), retratado por Man Ray, incluido en el volumen
Periódico La Jornada
Domingo 15 de febrero de 2015, p. a16

Los ríos de tinta que han corrido a causa de la conjunción de música y teatro no siempre hacen justicia a la complejidad, riqueza temática, variedad estilística y fuente de conocimientos que es la ópera, ese género tan manido y roto por fanatismo, consumo esnob, frivolidad y, sobre todo, conservadurismo. Género manirroto.

Los libros sobre ópera incurren en los mismos vicios que los consumidores compulsivos cultivan: afectación por la patología que circunda al mayor porcentaje de las óperas, sobre todo las decimonónicas, en cuanto a lo retorcido de las pasiones que causan fascinación entre quienes las degustan en formas de arias lucidoras, espectaculares do de pecho y demás linduras que constituyen solamente una parte mínima de lo que es en realidad la ópera.

En sentido contrario, aparece la sobresaliente Historia de la ópera, que escribió el experto Gabriel Menéndez Torrellas, a instancias de Akal Música, la colección editorial por excelencia, reconocida por los especialistas, ya musicólogos o meros conocedores del arte de la música, como el mejor sello librero en español que se ocupa de los distintos temas de la música.

Doctor en filosofía y estética, poseedor del grado magister artium en musicología e historia del arte por la Universidad Albert-Ludwig de Freiburg im Breisgau, de Alemania, profesor e investigador en París y en Friburgo, el autor de esta excelente Historia de la ópera dosifica sus saberes en estas páginas con propósitos muy claros, todos ellos tendentes a manifestarse, con hechos, en contra de la deformación académica y de divulgación que han reducido a la ópera a un género secuestrado por fanáticos, excluyentes, exquisitos y retrógradas, cuando se trata de un arte, la ópera, que encierra disfrute, magia y fascinación para públicos abiertos, libres, que nada tienen que ver con el ghetto de operópatas que la mantienen presa.

Operópata es un término que acuñó Juan Ibáñez (1938-2000) durante una entrevista con La Jornada cuando cimbró, dio un escobazo al avispero con montajes que llamaron a públicos nuevos, libres, a la ópera en México.

Operópatas, me dijo en aquel entonces, “son todos esos que están enfermos de ópera; escuchan ópera con las patas: operópatas”. Son los que quieren presenciar las mismas óperas mil veces y levantan la ceja cuando alguien como Juan Ibáñez pone orden y formula montajes donde teatro y música recuperan su soberanía.

La historia de la ópera de la editorial Akal Música, explica su autor, Gabriel Menéndez, está dirigida por igual al estudioso, al aficionado y al neófito. Su propósito consiste en hacer su escucha más intensa, su comprensión más profunda, así como una aproximación a algunas claves de la composición.

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No comete el error de los demás, pues otorga al contexto (histórico, musical, de pensamiento) un lugar preponderante, al igual que a la condición formal de la partitura en cuestión y al hacedor de la parte teatral, al libretista, para confluir en la dramaturgia propia de toda ópera. Todo esto hace de este libro una excepción, un gran logro, un manantial en el desierto.

El mérito de no reducirse a un tratado de musicología, sino a una historia del género, permite, anuncia su autor, leerlo en su decurso histórico, como obra de consulta, o para hojearse poco antes de asistir a la representación de una ópera determinada.

El arco que tiende es el más completo hasta el momento: estudia desde la primera ópera reconocida en la historia: L’Euridice, de Jacopo Peri, escrita en el año 1600, repasa las más significativas (no siempre las más populares o las más taquilleras, como hace el resto de los libros sobre ópera) en el transcurso de los siglos hasta llegar al año 2000, con la ópera Amor de lejos, de la finlandesa Kaija Saariaho.

También a diferencia del resto, Gabriel Menéndez otorga relevancia a factores hondos que dieron nacimiento, alrededor de 1600, a la ópera, entre ellos los innovadores modos de expresión de las pasiones.

Permite en consecuencia abrir el panorama hacia componentes, episodios, raíces y etapas fundamentales de la ópera como distintas sus denominaciones: drame lyrique, en Gounod; dramma musicale, en Verdi; Trägodie, en Richard Strauss.

Y por supuesto que encontramos tesoros operísticos que difícilmente se ponen en escena pero persisten en grabaciones fílmicas, pilares del arte operístico del siglo XX, como La condena de Lúculo, de Paul Dessau, con libreto de Bertolt Brecht; La vuelta de tuerca, de Benjamin Britten, a partir de la novela de Henry James; Las bacantes, de Hans Werner Henze; Le Grand Macabre, de György Ligeti; Licht (Luz, la ópera más larga en la historia, en siete partes, una por cada día de la semana), de Karlheinz Stockhausen, y la última en estudio, la ya mencionada El amor de lejos, de Kaija Saariaho.

Es decir, un universo destinado a los amantes del asombro y, por tanto, ajeno a los operópatas.

Es decir, un arte vivo.

Título: Historia de la ópera

Autor: Gabriel Menéndez Torellas

Editorial: Akal Música

Número de páginas: 527

Precio de lista: 569 pesos

(Se consigue en la librería de La Jornada, avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, entre Miguel Laurent y San Lorenzo)

Texto: Pablo Espinosa

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