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Balance de la Jornada

El uso de la tecnología a la mexicana

Chivas está como el Tri del Chepo

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Marco Pikolín Palacios (derecha) es uno de los futbolistas que juega al límite del reglamento. En la imagen, el defensa intenta despojar del balón al americanista Darwin QuinteroFoto Jam Media
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l Güiri-Güiri lo definió como futbol colmillo; en Sudamérica son especialistas en ser cancheros; los japoneses habían contratado a Javier Aguirre porque querían que transmitiera a sus jugadores esa picardía mexicana que los ha llevado a calificar a octavos en seis Mundiales consecutivos... pero la Liga MX está empeñada en lavarse el lodo de la cancha, aunque sea tardíamente y mediante el criticado video, que por cierto ni en la NFL imparte una justicia total.

Los federativos crearon polémica esta semana al castigar a Carlos Fierro por fingir un penal en una jugada atropellada de Aquivaldo Mosquera. En la acción a nivel de cancha, y en la toma en vivo de televisión, se observa que el colombiano tira un patadón dentro del área, pero no le pega al balón y Fierro cae como impactado. Triunfo chiva pero castigo días después.

Y entonces surgieron las voces a favor y en contra. Antes de que las múltiples cámaras de televisión pusieran bajo la lupa hasta el tamaño del pasto, hubo un tiempo en el futbol mexicano que se tuvo jugadores como Octavio Becerril, apodado Picas, porque con un alfiler picaba a los delanteros; como Rubén Anguiano, mejor conocido como el Actor, porque con sus clavados engañaba a los árbitros y en ese rubro también entraban Cocodrilo Valdés y Fanny Munguía.

En la actualiad, el juego llevado al límite es representado por Marco Pikolín Palacios, todo un experto en sacar de sus cabales al delantero con codazos, amarres y hasta escupitajos. Los rivales ya saben a lo que se enfrentarán, pero casi siempre caen en la trampa y terminan expulsados o salvados por la ceguera arbitral, como el caso del colombiano Darwin Quintero en esta jornada.

La FIFA, renuente, poco a poco ha permitido el ingreso de la tecnología, en el Mundial de Brasil con las cámaras en la línea de gol y, un poco menos, con el spray en los tiros libres.

Los dirigentes argumentan que el error arbitral es parte del juego y que provoca la interminable discusión semanal, pero habría que encontrar un justo medio en el que el juego no perdiera su esencia y evitar errores graves que se presten al sospechosismo, como diría el clásico.

Esta semana, la revista Forbes ubicó a las Chivas como el equipo más valioso del país (345 millones de dólares), aunque Jorge Vergara pida un poco más de 500. El valor estimado depende de varios factores, pero el magnate sin duda está preocupado por el riesgo del descenso.

Enmedio de la crisis del arbitraje nacional –cómo se le extraña a Chiquimarco y su aplicación estricta del reglamento–, esta vez Chivas perdió por un gol del Santos en fuera de lugar. Se sabe que algunas playeras pesan más que otras y que los silbantes tienen sus equipos favoritos, pero de lo que no hay duda es que los de negro viven una época de vacas flacas.

El que regresó a la misma cara amarga con la que se despidió del Tri es José Manuel de la Torre. La selección tuvo uno de sus peores momentos en eliminatoria bajo la conducción del Chepo y ese gesto de impotencia todavía está muy grabado en los fanáticos. Más allá de esa angustia, el futbol ratonero que practican las Chivas no deja contento ni a sus seguidores, aunque lo justifiquen con el pretexto de que se están jugando la categoría.

Otro equipo que se juega la permanencia es el Veracruz, pero el cuadro del puerto muestra un buen manejo de pelota y un futbol de ataque. Mientras, Cruz Azul sigue sumando logros con sus 450 minutos sin gol y está instalado en el liderato general con una cuota goleadora de tres tantos en cinco partidos, un ejemplo de que el torneo, con todo y su globalización, no pasa de la medianía.