Opinión
Ver día anteriorSábado 17 de enero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Petróleo y alcancía

Tijeretazo en ciernes

¿Y la catarata, apá?

P

arece que fue ayer cuando el gobierno peñanietista se frotaba las manos y sonreía por doquier, porque, presumía, tras la aprobación de la reforma energética las trasnacionales del ramo se amontonaban y peleaban entre sí para ser las primeras en invertir en este México en movimiento, de tal suerte que urgía a los habitantes de esta República de discursos para que se preparan, oootraaa vez, con el fin de administrar la abundancia y el futuro promisorio, pues la catarata de dólares fertilizaría a todo el país.

Pero, ¡oh, fatalidad!, apenas unos cuantos meses después la fiesta terminó en tragedia, y a estas alturas el ex sonriente gobierno federal anuncia que romperá el cochinito para reunir pesos y tostones e intentar tapar el mayor número posible de agujeros financieros producto de la estrepitosa caída del precio petrolero, entre cuyos primeros efectos se cuenta la estampida de esas mismas trasnacionales que, urgidas, se apilaban para salvar al país. El problema es que la alcancía resulta demasiado pequeña para la dimensión de los boquetes.

Con el precio del barril por arriba de los 90 dólares, en agosto pasado los orondos funcionarios de Pemex presumían que hemos tenido acercamiento con alrededor de 80 empresas internacionales y todas tienen interés (pero) nosotros no con todas tenemos interés para aguas profundas. Y daban algunos nombres: Chevron, Shell, Exxon, British Petroleum, Petrobras, Ecopetrol, Petronas, PetroChina, NIOC, Cubapetroleo, Petróleos de Venezuela, Statoil, entre otras, con las que posiblemente se concretarán las asociaciones, ya que se buscarán varias alianzas para exploración y producción, sobre todo en aguas profundas.

Lástima, porque ahora, con el precio del barril en 39.12 dólares, el ministro de Malinalco ya les mandó decir a esos funcionarios orondos que Pemex se tiene que ir preparando para un recorte presupuestal, porque como cualquier empresa petrolera muestra un retroceso de sus ingresos y debe realizar ajustes en gastos de inversión y operación. Y la cereza es que también se analiza diferir licitaciones de extracción de hidrocarburos no convencionales (Videgaray dixit).

A mediados de septiembre pasado y con el barril a 88.50 dólares, el emocionado secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, presumía ante los diputados que la reforma energética se propone colocar a nuestro país al ritmo, a la velocidad y al tiempo en el cambiante escenario global del siglo XXI. Y les dio cifras: se esperan inversiones en el país por 50 mil millones de dólares entre 2015 y 2018, a razón anual promedio de 12 mil 500 millones de billetes verdes.

Lamentablemente nadie se tomó la molestia de consultar “al ritmo, la velocidad y al tiempo, porque el cambiante escenario global caminó en riguroso sentido contrario al presumido por el funcionario, y entre aquella fecha en la que Coldwell narró su cuento de la lechera y la actual, el precio del barril mexicano se desplomó 56 por ciento, y junto con él el entusiasmo de las trasnacionales que vendrían a salvar a esta República de discursos.

De hecho, para cerrar 2014 y antes del Lupe-Reyes, el titular de la Sener reconoció que “se analiza modificar la ronda uno por la baja en el precio del crudo… pero tenemos tiempo para evaluar porque en nuestra programación esa etapa de la licitación se va a ir a finales de febrero o principios de marzo”, la cual está a la vuelta de la esquina, con precios menores a 40 dólares por barril y con una perspectiva en la que ni lejanamente se observa un repunte sostenido de los precios petroleros.

Enrique Peña Nieto apostó todo a la madre de las “reformas, y tan confiado estaba que simplemente se dedicó a presumir sus supuestas bondades, en espera de la catarata de dólares para, oootraaa vez, administrar la abundancia (versión reloaded) y entrar de lleno (una vez más) al primer mundo. Pero su compañero de silla –el mismo que lo convenció de ese cuento y el que reiteradamente dijo que la caída de los petroprecios nos hacían los mandados– ya salió a decir lo de la alcancía y, además, que tenemos que ir preparándonos para el ajuste (presupuestal, de expectativas de crecimiento y, desde luego, de desarrollo social).

Para documentar nuestro optimismo (el Monsi dixit), ya los subsecretarios de Hacienda tuvieron a bien informar que al 30 de diciembre de 2014 las finanzas públicas registraron un boquete presupuestal superior a 198 mil millones de pesos, como resultado de la caída del precio petrolero, aunque para ese año las coberturas contratadas por el gobierno federal garantizaron un precio de 94 dólares por barril.

En el mismo tenor, tanto Fernando Aportela como Miguel Messmacher aseguran que en 2015 no habría problemas, porque existen guardaditos para no afectar el gasto público. Pero viene 2016, y como el precio del barril se mantendrá en el suelo sin existir posibilidad alguna de contratar coberturas petroleras, entonces el recorte presupuestal se avizora desde ya, con lo que la expectativa de crecimiento económico se mantiene a la baja, con todo lo que ello implica.

Las rebanadas del pastel

En las oficinas de Los Pinos ya se escucha la petición: queremos más discursos y menos realidades, porque nada bien pinta la madre de las reformas y tendrán que esperar sentados sus 12 mil 500 millones de dólares anuales. Y una nota del portal Rusia Today le da contexto a todo esto: las mayores petroleras internacionales abandonan proyectos por valor de miles de millones de dólares y reducen las inversiones debido a la caída del precio del crudo. En últimos meses varias de ellas han anunciado recortes o suspensión de nuevos proyectos que perdieron interés cuando el precio de un barril del petróleo crudo se sitúa en 50 dólares. Los precios más bajos implican recortes presupuestarios y retroceso del desarrollo. La británico-holandesa Royal Dutch Shell abandonó un proyecto junto a Qatar Petroleum para construir una de las mayores plantas petroquímicas del mundo por 6 mil 500 millones de dólares. La también británica Premier Oil redujo los salarios de sus contratistas y trabajadores autónomos en el mar del Norte y en el sureste asiático. La noruega Statoil devolvió tres licencias de exploración en Groenlandia, una región con uno de los costos de exploración más altos. La canadiense Canadian Natural Resources redujo esta semana su previsión de gastos de capital en casi 2 mil 500 millones, y así por el estilo.

Twitter: @cafevega