17 de enero de 2015     Número 88

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Contenidos escritos en lenguas indígenas
y políticas públicas educativas

Neptalí Ramírez Reyes Doctor en Antropología Social y Cultural

Con la reforma educativa se dio un paso importante. No obstante, los resultados positivos en cuanto a aspectos educativos y pedagógicos son insignificantes. La situación no es halagadora si el foco de atención se centra en la educación indígena. Ésta prácticamente se encuentra abandonada. Las razones son múltiples, pero tres en particular han catalizado los impactos negativos: uno, la ausencia de reflexión desde la institución encargada de la educación indígena en el país; dos, la desarticulación y los obstáculos en el desarrollo de la política pública, y tres, las limitadas capacidades institucionales.


Usando el ambiente de aprendizaje. FOTO: Neptalí Ramírez

Cuando la reflexión institucional es inexistente, no se pueden orientar prácticas educativas que tengan efectos positivos en las aulas y con la niñez. Si las capacidades institucionales son limitadas, se debe en parte a que el personal de las diversas áreas de la administración pública relacionadas con la educación indígena tampoco ha priorizado los aspectos educativos y pedagógicos, su obsesión es exclusivamente administrativa. De la misma forma, la desarticulación institucional se evidencia cuando la contextualización y la diversificación no se hacen realidad en el quehacer educativo desarrollado en las aulas.

En tal sentido, la dinámica administrativa ha sido un obstáculo y no un medio que favorezca procesos educativos. Se olvida que el fin de la administración es la niñez y en particular la niñez indígena. Cuando no se tiene visión clara ni misión precisa, la rutina administrativa termina por coartar habilidades, destrezas, actitudes y valores humanos. La persona termina siendo como la institución: irreflexiva, desarticulada y limitada.

La generación de contenidos escritos en lengua indígena. La reforma educativa, entre otras cosas, “recuperó” para el Estado la rectoría de la educación, oficializó la calidad, preservó la capacidad de decidir en planes y programas de estudio, afirmó la consulta obligatoria, instituyó un sistema único de información y otorgó “autonomía” de gestión a las escuelas. Sin embargo, esto no contribuye directamente a la transformación educativa y pedagógica.

Dos años después los vicios administrativos, operativos y procedimentales continúan. Si bien es cierto que hay una “nueva” plataforma normativa, pero la norma no está enfocada hacia la mejora del quehacer educativo en el aula. No se atiende cuestiones de fondo, luego entonces no esperemos transformaciones profundas. No, porque se quiere construir algo nuevo haciendo exactamente lo mismo.

Ante el panorama descrito anteriormente docentes de diversos estados y diferentes culturas originarias (tu´un savi, náhuatl, yoko t´an, ayuujk, rarámuri y tutunakú, entre otros ejemplos) de México, han comenzado a generar de manera alternativa contenidos escritos en lenguas indígenas y en español. Su decisión y acción rebasó a las instituciones. Han construido sus propias soluciones generando contenidos, han pasado de una práctica inercial a una praxis educativa. Este acontecimiento, que parece insignificante, no lo es. De hecho, es crucial ya que permite atender un problema de fondo en la educación en general y en la educación indígena, particularmente.

El “contenido” es la sustancia que constituye una manifestación (un ritual, una fiesta, una danza, entre otras dinámicas socioculturales), el fondo de una expresión (un discurso, una imagen), la base de un hecho social, el fundamento de un fenómeno simbólico. Es el cimiento de la forma y el interior de cualquier estructura. En tal sentido, sociedad y cultura están conformadas por una serie de contenidos explícitos e implícitos, pero que no siempre se han escrito. Por lo tanto, es importante transitar de la oralidad, de los gestos externos y de los significados internos a la palabra escrita. El contenido escrito, permite el desarrollo de un proceso educativo contextualizado y diversificado, situado en el presente.

Políticas públicas educativas. Con la generación de contenidos, se tiene un insumo vital para planear, diseñar y desarrollar procesos educativos contextualizados y diversificados. Los contenidos aumentan el aprendizaje y posibilitan el intercambio, el enriquecimiento y la ilustración mutua, contribuyen al desarrollo de competencias para la vida. Además, apuntalan métodos, estrategias, ambientes de aprendizaje y pedagogías alternativas.

De esta forma, desde las instituciones encargadas de educación pública se tiene la oportunidad de continuar con el esfuerzo de los docentes. Es decir, impulsar cambios de fondo con el desarrollo de una política pública que favorezca la generación de contenidos. Caso contrario, la educación básica no se mueve, sino hay tantos contenidos escritos como la diversidad social, lingüística y cultural.

Los contenidos en lenguas indígenas son pertinentes porque se generan desde el contexto y a partir de la experiencia. Así, los docentes pasan de ser simples protagonistas a ser autores de las políticas públicas, siempre que las instituciones estén dispuestas a aprender y valorar a los sujetos que dan sentido a la política pública educativa: las y los indígenas. Valorar lo indígena implica tomar en cuenta sus contenidos.


La lengua indígena y los estudios
de posgrado en el extranjero

Linda Uribe Carranza Estudió etnohistoria en la ENAH Conaculta-DGCP [email protected]

En el 2008 comenzó mi colaboración con el Programa Internacional de Becas de Posgrado (IFP por sus siglas en inglés); programa educativo de la Fundación Ford y promovido en coordinación con diversos organismos nacionales en 22 países. En México, el IFP se dirigió a apoyar a estudiantes indígenas, para ello, la Fundación Ford unió esfuerzos con el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) a fin de proporcionar una identidad local y una base institucional sólida.


Albert Maurilio Chan Dzul, ex becario IFP, conversa en maya con investigadoras comunitarias de Calakmul, Campeche, 2012. FOTOS: Linda Uribe

Como oficial de posbeca, papel que desempeñé hasta el cierre del Programa en junio del 2013, mi primer contacto con los becarios era en el retorno, cuando explorábamos las diversas actividades que, desde el Programa, debían implementar, con objetivos congruentes con sus necesidades. Las primeras comunicaciones que sostuve con ellos giraban en torno a los preparativos de su regreso, pues varios estudiaron en el extranjero y otros más en el país, pero fuera de sus pueblos. De hecho, la gran mayoría de la población indígena que tiene estudios superiores los han realizado fuera del hogar debido a que en sus comunidades no hay servicios educativos, ni siquiera los básicos, y para otros una beca como ésta les requirió por primera vez salir de su comunidad, de su estado y hasta del país (para mayor información en relación a educación superior y población indígena en México revisar: Gallart y Henríquez, 2006).

El regreso a su lugar de origen estaba acompañado de una gran satisfacción por la acumulación de conocimiento y experiencias que les proporcionó el posgrado y que ahora les permitiría ponerlos a disposición de sus pueblos. Las conversaciones referían a su “sobrevivencia” por así decirlo, fuera de su espacio cultural. Admirablemente, de los becarios que estudiaron en el extranjero, los que hablaban la lengua indígena, lengua materna, habían logrado una estabilidad emocional a la par de sus estudios y la transición no había resultado tan dramática; y es que la lengua además de ser el principal medio de comunicación del ser humano y la base de cualquier cultura, también es un elemento fundamental pues da el sentido de pertenencia a los individuos, y en situaciones como el estar fuera del entorno cultural, cuando las bases son sólidas, les permite empoderarse de ella. Así pues, el hablar la lengua indígena les ratificó que son parte de un colectivo social que teje redes invisibles pero entrañables más allá de la distancia y que les abraza desde lejos. Más aún, para algunos fue un elemento que estando fuera se vigorizó al grado de promover su lengua en el extranjero al impartir talleres, conferencias y hasta cursos, permitiéndoles así fortalecer y posicionar el vínculo con sus pueblos indígenas.

Algunos de los que no hablaban la lengua materna exteriorizaron que fue en el extranjero donde se replantearon la importancia de ella, no por el simple hecho de no hablarla sino por la concientización de lo que conlleva un lenguaje: la transmisión de conocimientos, ideología y cosmovisión. De hecho, un aspecto interesante fue constatar que a su regreso retomaron el aprendizaje de ella.


Quinta Asamblea Ordinaria de miembros de la Red IINPIM, 2014.

Es muy interesante revisar el papel que juega la lengua, entre otros factores, como dadora de identidad y cohesión colectiva, pues aquellos que no tienen bien identificado su origen o no reconocen estos hilos invisibles que los ligan a un ente social más grande difícilmente logran sobreponerse al confrontamiento o choque cultural y los atrapa un mundo con el cual emprenden una lucha diaria de reconocimiento social.

Actualmente existe entre los indígenas profesionistas una fuerte tendencia a solidificar el papel de su lengua materna. Con agrado puedo decir que varios de los ex becarios IFP tienden a realizar coloquios, seminarios, ponencias y demás manifestaciones expresadas desde su cosmovisión y lenguaje. También es cierto que hay una mayor apertura social a conocer otras formas de pensar y expresarse pues el hablar una lengua indígena ya no es sinónimo de discriminación, al menos no como lo era antes, e incluso se ha acrecentado el número de poetas, músicos y escritores en lenguas indígenas. Otros más, para posicionarla utilizan los medios de comunicación que imperan en las sociedades modernas, así tenemos proyectos muy interesantes como el Museo Virtual del Zapoteco impulsado por un ex becario Ford; también están las actividades académicas o de investigación promovidas desde la Red IINPIM, Investigadores indígenas, y otros tienen, desde sus propios métodos y trincheras, la reproducción cotidiana de su lengua, como el caso de las radios comunitarias, por citar un ejemplo: Radio Jênpoj

Cabe mencionar que aunque todos los becarios IFP tenían el compromiso de regresar a su comunidad, algunos, ciertamente muy pocos, no regresaron y no tienen contacto con sus pueblos, casualmente pertenecen al grupo de los que no hablan la lengua indígena.

Proyectos de investigación del
instituto nacional de lenguas indígenas

Yasbil Mendoza Huerta Jefatura de Investigación Sociolingüística. Inali


Normas de Escritura. FOTO: Comunicación Social del Inali

La diversidad cultural y lingüística es una realidad tan vieja como la humanidad misma y tan variada y necesaria como la biodiversidad. Cada lengua es un instrumento de comunicación, con reglas y modos de uso que nos ayudan a expresar ideas, sentimientos y conocimientos de una determinada forma. Así que cuando una lengua desaparece, toda la humanidad pierde una manera de expresar y entender el mundo.

En este sentido, México tiene una gran riqueza lingüística, y por lo tanto cultural, ya que aparte de la lengua española, existen 11 familias lingüísticas (conjunto de lenguas cuyas semejanzas en sus estructuras lingüísticas obedecen a un origen histórico común precolombino, por ejemplo: familia yuto-nahua), que dieron origen a 68 agrupaciones de lenguas (conjunto de lenguas comprendidas bajo el nombre dado tradicionalmente a un pueblo indígena, por ejemplo: náhuatl), y que éstas a su vez, se dividen en 364 variantes (formas de habla que presentan diferencias internas, que pueden ocasionar falta de mutua comprensión, por ejemplo: el náhuatl tiene 30 variantes en México).

Es decir que, teóricamente, se podría afirmar que en México existen al menos 68 formas diferentes de concebir el mundo (sin contar el idioma español) y 364 formas de expresarlo.

La clasificación anterior, familia-agrupación-variantes, corresponde al Catálogo de las lenguas indígenas nacionales (CLIN) del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali). El Inali surge a partir de la publicación de la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, en donde se promulga que las lenguas indígenas, el español y lengua de señas mexicana, son lenguas nacionales con la misma validez.

Lo anterior implica que todas las lenguas indígenas, al igual que el español, son legales para cualquier ámbito público como la impartición de justicia, la salud, la educación y cualquier trámite administrativo. Además los medios de comunicación tienen el deber de difundirlas, y el gobierno y todos los ciudadanos deben reconocerlas, valorarlas y respetarlas.

Ahora bien, para que estos derechos y obligaciones puedan ejercerse, es necesario formular, asesorar e implantar políticas públicas mediante programas y proyectos para revitalizar, fortalecer y desarrollar las lenguas indígenas nacionales. Pero, para la correcta planeación de dichas políticas públicas, es necesario diseñar, proponer e impulsar investigaciones que den cuenta de la diversidad lingüística de México. Esa es la misión de la Dirección de Investigación (DI) del Inali, que tiene como objetivo propiciar e integrar la generación de conocimiento, reconocimiento y valoración de las lenguas indígenas nacionales (LIN), mediante la coordinación de proyectos de investigación lingüística.

Entre los proyectos que se desarrollan en esta Dirección se encuentra la conformación y actualización permanente del Catálogo de las lenguas indígenas nacionales: Variantes lingüísticas de México con sus autodenominaciones y referencias geoestadísticas (CLIN), que es un documento donde se enlistan las variantes lingüísticas consideradas, junto con el español, como lenguas nacionales. Este catálogo aporta información para el reconocimiento de la diversidad lingüística de México, orienta la realización de futuros estudios, investigaciones y trabajos sobre las lenguas indígenas que propongan los académicos y/o los propios hablantes de los pueblos indígenas.

Otro proyecto de la DI es la Normalización de los Sistemas de Escritura de las LIN, que consiste en estandarizar los gráficos utilizados en una lengua por medio de reglas y convenciones que se construyen en consenso con los hablantes y mediante trabajo colaborativo. Es importante aclarar que normalizar la escritura es un acuerdo de grafías y no se refiere a reglamentar las formas de habla. En general, la normalización de la escritura tiene como objetivo ampliar el ámbito del uso social como el académico, en los medios de comunicación, salud, acceso a la jurisdicción del Estado, etcétera.

Otro proyecto es el de Documentación Lingüística (DL) que se encarga de recolectar muestras, lo más diversas posibles, de los fenómenos del lenguaje en situaciones reales de comunicación y de enriquecerlas con datos fidedignos e interpretables que permitan su utilización por los hablantes y también por la comunidad científica para su estudio y difusión. Y hay otros muchos otros proyectos.

 
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