17 de enero de 2015     Número 88

Muchos han sostenido –y sostienen- que los mexicanos somos por
naturaleza un pueblo incivilizado, bárbaro e ignorante que no respeta a la
autoridad, no se somete a la Ley y no tiene temor de Dios.

Y recuerdan que antes de la llegada de los españoles hacíamos sacrificios
humanos, que en la guerra de Independencia tras la toma de la alhóndiga
de Granaditas hubo tremenda matazón, que la Revolución fue una
sangrienta fiesta de las balas, que los campesinos son de por sí violentos y
los indios una raza embrutecida y alcoholizada, que los narcos y otros criminales son peor que bestias y los derechos humanos no se hicieron para ellos… Y así se siguen hasta llegar a los revoltosos de Ayotzinapa, a los vándalos de las normales rurales.

Con argumentos como estos se justificó la Conquista, se celebraron las intervenciones extranjeras y se satanizó a los revolucionarios de 1910. Mientras que ahora se aplauden las ejecuciones extrajudiciales de Atlautla, se criminaliza la protesta de los jóvenes y se celebra el monstruoso crimen de Iguala.

La hija de una connotada priista tuiteó hace poco:

Luego porque los queman… NACOS

Según una nota de Betty Ramírez en La Jornada (12/11/14), Luis Adrián Ramírez, secretario de Organización del Frente Juvenil del PRI, escribió:

Estos hijos de su reputa madre están atentando contra uno de nuestros símbolos como Nación y por una puta idea de preservar los derechos humanos de estas bestias que no merecen vivir el gobierno no puede intervenir como tal. Hoy más que nunca clamo por el regreso de alguien como Díaz Ordaz.

Pero alarma aún más la dureza y encono declarativo de quienes detentan el mando del ejército y la armada, fuerzas que, junto con las policías, tienen el encargo de ejercer la “violencia legítima” y que por ello debieran ser especialmente prudentes.

Manifestó el secretario de Marina, almirante Vidal Francisco Soberón Sanz (La Jornada, 11/12/14):

Grupos y personas manipulan a los padres de normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y lucran con su dolor para alcanzar objetivos individuales o de grupo.

Declaró el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos (La Jornada, 12/11/14):

La mentira, el reproche, la crítica infundada, la violencia y la intolerancia poco abonan. El camino de la desunión reflejado y marcado por la violencia, y la crítica infundada que lleva a la inestabilidad, no solucionan los problemas, sólo los agravan.

Así se empieza. Primero se sataniza la protesta para embotar el juicio moral de los mexicanos y luego se reprime. Es verdad que por impúdicas y obscenas que sean, las palabras no matan. No matan, pero preparan el camino de la muerte. No las dejemos pasar.