Opinión
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Ruta Sonora

Lo notable de 2014 (rock internacional I)

E

l 2014 fue un año de transición para el rock y pop en inglés. El furor por las guitarras pospunk o retro tuvo un declive, aunque aún tuvo destacados exponentes. El dominio sonoro fue para el llamado neo art pop, en el que las atmósferas (generadas o no por guitarras) predominaron por encima de los riffs a la vieja usanza, sin que tampoco muriera del todo el gusto distorsionado por la de seis cuerdas (el metal se cuece como género aparte). Pero aquí pop no significó liviandad vacua, sino melancolía y pasajes sombríos. Hubo también mucho folk, mucha suavidad. Lástima que no todos estos sonidos se conocieron a escala masiva, opacados por el estruendo del, ese sí, ligero posindie efímero y blandengue. Hoy, la primera parte de los álbumes de rock internacional más destacados de 2014, a decir de este acucioso apartado.

1. Last Ex. Last Ex (Canadá). El proyecto alterno de Timber Timbre (Simon Trottier y Olivier Fairfield), a partir de un score de horror que el dueto compuso pero no fue usado (Last Exorcism Part II), genera un álbum instrumental maestro, donde percusiones, guitarras y cuerdas pasman de tanta belleza y profundidad panorámica. Recuerda a Silver Apples y Beak, pero con más calidez y tensión expansiva.

2. Swans. To be kind (EU). Tercero de la trilogía reciente del combo encabezado por Michael Gira (ex militante del No Wave), resucitado en 2010 (activo de 1986 a 1996). Ave fénix que, entre aullidos de amor y muerte, brinda un disco doble de mantras siniestros, orquestaciones sublimes posmetal, hipnosis rítmica, desgarres vocales y susurros David-Lynchescos. Tremendo.

3. Scott Walker y Sunn O))). Soused (EU). Walker, leyenda barítona del pop orquestal sesentero, renacido artísticamente a fines de los 90 con talante avant garde, se une a este dúo de doom y experimentación oscura para darle a su canto engolado un toque de desahucio emocional, paranoia y dolor placentero. Capas incisivas de ruido gozoso, Moogs torcidos, percusiones tribales, chirridos, cuerdas disonantes, sobrecogen y maravillan.

4. Richard Dawson. Nothing Important (Inglaterra). Hermoso, el trabajo desgarrado de este hombre que con pura guitarra acústica desaliñada y voz angustiosa, primitiva, parte de la música tradicional británica para elaborar un folk experimental harto original, con breves similitudes con el trabajo acústico de Marc Ribot.

5. Innercity Ensemble. II (Polonia). Deslumbrante álbum conceptual, doble (uno blanco, otro negro), de ambient acústico, no digital, que con guitarra, bajo, batería, metales, sintetizadores y más arroja exquisitos mantras minimales. Con recursos de jazz, posrock e improvisación, nos adentran a su mundo nevado de magia envolvente.

6. Jenny Hval & Susanna. Meshes of voices (Noruega). Hermosísimo ambient tanto noise como contemplativo, de a voz y piano, a cargo de Hval, cantautora, con coros de su coterránea Susanna. Inspirada en Kate Bush y Laurie Anderson, manufactura copos flotantes de quietud, melancolía y escalofrío. A veces suena como si Björk hubiera vuelto a hacer algo interesante.

7. Moodoïd. Le Monde Möö (Francia). En la estela de la neosicodelia reciente, el australiano Kevin Parker, líder de Tame Impala, produce esta chulada dirigida por el francés Pablo Padovani (Moodoïd), guitarrista de la banda gala Melody’s Echo Chamber (cuya cantante fuera novia de Parker). Toda esta genealogía, para llegar a un viaje supra-cósmico y rock-sintético, que rebasa a ratos lo hecho por la exitosa banda del primero.

8. The Coral. The curse of love (Inglaterra). La maldición fue rota con este álbum. Los de Liverpool se daban por desbandados desde 2010, pero desempolvaron esta gema inédita, grabada en 2006, de inesperada vigencia. Es el hermano sicodeli-taciturno de su mejor obra, The Invisible Invasion (2005, producido por Geoff Barrow y Adrian Utley, de Portishead). Qué forma de brillar y conmover la de este tesoro desenterrado.

9. Temples. Sun Structures (Inglaterra). Lo retro-pop-sicodeli-ácido-lisérgico se coronó casi de forma prefabricada con este cuarteto, pero su ejecución y composiciones son tan genuinas e impecables, que su debut a lo Byrds-Beatles-Kula Shaker cautiva. Inteligente actualización flower-power, a la vera de los citados Tame Impala.

10. Leonard Cohen. Popular Problems (Canadá). A sus 80, sigue tomándole el pulso al espíritu humano. Con austeros arreglos, sobre una base blues-soul-gospel, el productor Patrick Leonard hace resaltar cada sílaba del poeta: con sus ángeles corales detrás, Cohen se siente mucho más en la piel que en discos recientes. Depresión existencial, fe, compasión, redención; cero nostalgia o solemnidad. Con actitud socarrona y rasposa, se acerca en momentos a su vástago Tom Waits. Íntimo, conmovedor.

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