Una reunión de espejos

La peninsula de yucatán y los lazos de resistencia

Álvaro Mena. Comunidad Monclova,
Candelaria, Campeche.


Florentina Moroyoqui, curandera de Cerro de Bayájorit, Sonora.
Foto: Jerónimo Palomares

La gran arboleda que ocupa el centro y el río de la comunidad fueron testigos de la tercera compartición del Festival Mundial de las Resistencias y las Rebeldías contra el capitalismo. Desde el 27 de diciembre, de los cuatro puntos cardinales comenzaron a llegar compañeros y compañeras dispuestas a escuchar y a compartir su lucha, su resistencia, su esperanza.

La asamblea ratificó recibir el Festival en esta pequeña comunidad que fue elegida por integrantes del Congreso Nacional Indígena de la Región Península de Yucatán, porque es una de las más de 20 que forman parte de la Resistencia contra las Altas Tarifas de la Energía Eléctrica. Ellos han sido hostigados y reprimidos por exigir la energía eléctrica como un derecho y han demostrado que el pueblo puede administrar estos servicios de manera organizada, se atrevió a desafiar al Estado y sigue en resistencia desde hace más de 10 años, en los que han vivido la represión. Hace algunos años sus representantes y voceros fueron encarcelados con delitos prefabricados, pasando hasta 11 meses en prisión.

Por esta historia de lucha, por no venderse ni claudicar, por ser ejemplo en la Península de Yucatán, la comunidad de Monclova fue sede del tercer evento del Festival Mundial, los días 28 y 29 de diciembre. Con varios meses de anticipación compañeros y compañeras de Quintana Roo, Campeche y Yucatán fueron organizando los detalles del evento, creando las condiciones en la comunidad para recibir a mucha gente, y consiguieron todo lo que se iba a requerir para alimentarlas.

Poco después de las 11 de la mañana del 28 de diciembre dio inicio el evento. Un compañero de la comunidad nos dió la bienvenida y enseguida, al igual que en las otras comparticiones del Festival, los familiares y compañeros de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa tomaron la palabra para compartir su dolorosa experiencia, un momento en el que las más de mil personas que asistimos nos trasladamos hasta sus corazones y la multitud guardó silencio para escuchar con atención y para sentir un poco de lo que siguen sintiendo.

En sus lenguas indígenas, los familiares de los normalistas desaparecidos hablaron sobre la brutalidad y crueldad sin límites del Estado y la esperanza incansable de poder encontrar con vida a sus hijos. Uno de los hermanos de un desaparecido compartió que había dejado los estudios para dedicar su vida a la búsqueda de su hermano que tanta falta le hace a su familia. Otro de los familiares dijo que su hijo desaparecido cumplía años el 2 de enero y esperaba poder celebrarlo con él. Cada uno de los familiares fue compartiendo su dolor y su esperanza, así como su agradecimiento al EZLN por haberles cedido su lugar para asistir a las distintas sedes del Festival Mundial.

Con estas palabras de lucha y resistencia inició el Festival. Después se leyó la palabra del Congreso Nacional Indígena, que a modo de espejos hizo un recorrido por las diferentes y múltiples formas de lucha y resistencia a lo largo y ancho del país, palabras de quienes enfrentan las afectaciones de las garras del capitalismo en diferentes lugares, con diferentes estrategias pero con una misma intención: despojar, despreciar, reprimir. Por eso son espejos, porque nos miramos en ellos, y nos reconocemos en cada una de las luchas de los pueblos indígenas del país y en las luchas de quienes no son indígenas pero que resisten y se rebelan contra el capitalismo.

En sus lenguas indígenas, los familiares de los normalistas desaparecidos hablaron sobre la brutalidad y crueldad sin límites del Estado y la esperanza incansable de poder encontrar con vida a sus hijos. Uno de los hermanos de un desaparecido compartió que había dejado los estudios para dedicar su vida a la búsqueda de su hermano.

Una lluvia ligera que anunciaba el aguacero nocturno obligó a suspender por un momento la compartición, pero las palabras y el encontrarse continuó fluyendo con el pozol en la cancha de básquet habilitada como cocina. Las diferentes lenguas de los pueblos indígenas y una decena de países se fueron mezclando hasta formar un encuentro festivo, donde se celebra el mirarse y el llenarse de esperanza mutua. Las personas de la comunidad que no forman parte de la resistencia contra las altas tarifas de energía eléctrica se acercaban, preguntaban, y se construía desde abajo una relación que dejaría marcada a la comunidad con la idea de que las cosas pueden ser y hacerse de otro modo, con dignidad y autonomía.

Pueblos, comunidades, organizaciones, colectivos fueron pasando a compartir su palabra. El denominador común, fue el despojo y la represión, pero también múltiples formas y modos de enfrentar esta realidad; diferentes modos de organizarse y luchar. Las miradas atentas de quienes desde muy lejos o muy cerca se encontraban en cada una de las experiencias que se compartían, en los gritos cuando las ganas de dar un abrazo al corazón o de animar una lucha se desbordaban en forma de consignas.

Por la tarde le tocó a la Península de Yucatán, que en este proceso de los eventos nacionales convocados por el zapatismo sería la primera vez que fungía como organizador, y en donde en el CNI se inició una participación más intensa a partir de la Catedra Tata Juan Chávez. Ahora en este espacio con las palabras que vinieron de Quintana Roo, Campeche y Yucatán se fue dibujando la realidad de la península; se pudo mostrar que aquí también hay agresiones, despojo, represión, pobreza, discriminación pero también hay resistencia, organización y esperanza.

El aguacero nocturno obligó a modificar la logística y se compartió más de cerca el calor humano, el humo de los cigarros, las tazas de té caliente y los murmullos de la multitud. Se fueron convirtiendo las palabras en sueños y las consignas en esperanza.

Cerraron el evento las experiencias de los invitados y de compañeros y compañeras de otros países. Otros espejos que dejaron en claro que los tentáculos del capitalismo son una agresión mundial, que estamos en una guerra del capitalismo contra la humanidad y que el encontrarse las diferentes rebeldías y resistencias que luchan es un gran paso para el otro mundo que soñamos. Que de lo que se trata no es de llegar sino de caminar y encontrarse. Que mirarse, escucharse y contagiarse de esperanza es una victoria contra el capitalismo.

La mayoría de las más de mil personas que asistieron a Monclova, en Candelaria, se dirigió a Oventik en Chiapas. Otros regresaron a seguir construyendo en sus lugares de origen. Sabemos que muchos caminan y resisten, ahora también saben que en la península se resiste y rebela.