Berlín, 11 de diciembre.

Tres pulseras en amarillo, rojo y blanco y un folleto colorido con el reclamo Diversión y más. Sucumba a la fiesta más caliente del año son algunos de los objetos de la legendaria orgía con prostitutas en Budapest de altos empresarios alemanes de la aseguradora Ergo, que ahora se convierten en pieza de museo.

Estas piezas forman parte de la exposición ¿Indecente?: la moral sexual en transformación, organizada por el Foro de Historia Contemporánea de Leipzig, según informa hoy el diario económico alemán Handelsblatt.

Cerca de 900 objetos plasman el papel del sexo en la sociedad alemana, algunos de los cuales forman parte del viaje organizado por la filial de Ergo, Hamburg Mannheimer, a Budapest el 5 de junio de 2007 para un centenar de empleados que tuvieron a su disposición decenas de prostitutas para hacer lo que cada uno quisiera.

La orgía ocurrió en la popular terma de Gellert, que se convirtió en un burdel al aire libre durante la fiesta, en la que hubo hasta 100 mujeres, según los testimonios.

Los viajes de incentivos para los trabajadores de Ergo desataron el escándalo hace unos años al salir a la luz. Ahora, las orgías de la segunda mayor aseguradora del país han ganado un lugar en la historia. El museo de Leipzig las presenta como una señal para la sociedad.

Sellos en el brazo de las prostitutas

Nos decidimos por el caso Ergo para la exposición para mostrar que la prostitución no pertenece sólo a la parte más oscura de la sociedad, afirmó Kornelia Lobmeier, científica de la fundación de Leipzig.

El hecho de que empresas serias premien a sus trabajadores con prostitutas muestra cómo se ve la moral sexual en la sociedad, al menos en algunos ámbitos, agregó.

Los espectadores de la muestra que terminará el próximo 6 de abril aprenderán, por ejemplo, que los alemanes se gastan anualmente 14 mil 300 millones de euros (17 mil 700 millones de dólares) en prostitutas, tres veces más que lo que se gastan en gimnasios.

Asimismo, 18 por ciento de todos los hombres pagan regularmente por sexo y algunas ciudades recaudan desde hace años impuestos de las prostitutas.

La orgía de Hamburg Mannheimer de 2007 no tenía ninguna inhibición. Las termas contaban con camas con doseles y toallas, las prostitutas tenían pulseras de colores y tras cada servicio se le ponía un sello en el brazo a la mujer para que se supiera cuántas veces había sido frecuentada.

El presidente de Ergo, Torsten Oletzky, calificó entonces el viaje como atroz e imperdonable, y denunció a los organizadores. Posteriormente, la aseguradora reconstruyó la filial Hamburg Mannheimer y le dio un nuevo nombre: Ergo Pro.