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Penultimátum

El Divino Marqués

A

finales de los años 70 del siglo pasado, Alfredo Juan Álvarez decidió publicar una Colección Privada de Arte Erótico con tiraje limitado a 328 ejemplares. Agotada la edición, en 1980 los cinco tomos aparecieron bajo el sello de Juan Pablos Editor, que él fundó y hoy dirige atinadamente Blanca Sánchez. En uno de ellos se reunieron 60 de los 100 grabados ideados por el marqués de Sade para ilustrar Juliette. Esta colección, y publicar Juliette, Justine y 120 días de Sodoma y Gomorra le ocasionaron al también escritor no pocas contrariedades. La peor, ser encarcelado.

En ese entonces, Donatien Alphonse François, marqués de Sade, era un personaje maldito. Desde la Francia de tiempos de Napoleón cuando, por publicar Justine y Juliette, fue retenido dos años en un convento. Las autoridades confiscaron y destruyeron los ejemplares de ambas obras. Tampoco era grato por su anticlericalismo, su condena a la pena de muerte, criticar la tiranía y llevar una vida escandalosa. Pero hoy sus libros y otros textos están traducidos a varios idiomas. Recientemente se editaron en español todos sus cuentos.

El martes próximo se cumplen dos siglos de la muerte de Divino Marqués, a la edad de 74 años. Con tal motivo, en Francia le rinden homenaje con una espléndida exposición en el Museo de Orsay: Attaquer le soleil (Atacar el sol). Constituye la rehabilitación cultural y política de quien no fue el inventor del sadismo, como lo prueban los textos, grabados y pinturas de los siglos XVI, XVII y XVIII, provenientes de diversos museos de Europa y que se muestran en la exposición.

Con numerosas obras de arte y objetos diversos en ella se recrea la época en que vivió el libertino por excelencia. Cómo casi la mitad de su vida la pasó en la cárcel o en el manicomio de Charenton, donde escribió la mayor parte de sus libros y textos políticos y montó exitosas obras teatrales de su invención.

En la exposición se destaca su influencia en numerosos autores: Lautreámont, Baudelaire, Apollinaire o los surrealistas. En quienes lo han defendido, como Nietzsche, Bataille, Huxley o Víctor Hugo. En grandes pintores, escultores y fotógrafos: Delacroix, Rodin, Degas, Ingres, Moreau, Cezanne, Picasso, Bacon, Man Ray. Y en cineastas como Luis Buñuel, Peter Brook, Jess Franco, Roger Vadim, Pier Paolo Pasolini o Philip Kaufman.

La curadora de la exposición, Annie Le Brun, afirma: La relación que Sade puso en evidencia entre deseo y violencia, según él inherente al ser humano, está presente en la pintura. El deseo es el tema fundamental y esta exposición es la historia de esa revolución subterránea.

El escritor maldito y prohibido finalmente tiene un sitio en el panteón de los grandes de la cultura. Lo que él jamás pensó ni hubiera querido.