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Ordena destruir las casas de familiares de los dos palestinos que mataron a cinco israelíes

Netanyahu promete mano de hierro tras ataque a sinagoga

Mientras exista ocupación continuará la violencia: ministra palestina de Información y Cultura

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Los rabinos Avraham Goldberg y Moshe Twersky, asesinados por palestinos que irrumpieron en una sinagoga ayer en Jerusalén, en imágenes proporcionadas por el ministerio israelí del ExteriorFoto Ap
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Judíos ultraortodoxos asisten al funeral de las víctimas de dos palestinos que atacaron una sinagoga cuando se celebraba una oración. El Frente Popular para la Liberación de Palestina reivindicó el ataqueFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de noviembre de 2014, p. 21

Jerusalén.

Dos palestinos, armados con una pistola, cuchillos de carcinería y un hacha, irrumpieron este martes en una sinagoga en Jerusalén, justo cuando se celebraba una oración, y dieron muerte a cinco personas, entre ellas un prominente rabino judío; los atacantes, que eran primos, fueron abatidos por la policía.

La naturaleza del ataque, el más mortífero en seis años en esta ciudad santa, llevó a medios locales e internacionales a hablar de una incipiente guerra santa entre Palestina e Israel, y la parte palestina se manifestó de manera dividida sobre el atentado.

El presidente palestino, Mahmoud Abbas, condenó la matanza ocurrida en una sinagoga del barrio ultraortodoxo de Jar Nof, en Jerusalén oeste, considerado un bastión del Shass, un partido religioso, y con una importante población de inmigrantes de habla inglesa.

Abbas rechazó la muerte de fieles que oraban en una sinagoga, pero también la muerte de civiles del lado que sea.

Las dos principales fuerzas islamitas palestinas, Hamas y la Yihad Islámica, celebraron el ataque que fue reivindicado por el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

El atentado es una respuesta al asesinato del mártir Yusef Ramuni, un conductor de autobús palestino hallado muerto el domingo en su vehículo en Jerusalén oeste, afirmó Hamas. La policía israelí concluyó que se trataba de un suicidio, contrariamente al médico forense que examinó el cuerpo de Ramuni, un palestino de Jerusalén este, de 32 años.

En el territorio de Gaza hubo una celebración popular por la agresión ocurrida este martes en la ciudad considerada sagrada para judíos, musulmanes y católicos.

El barrio de los asaltantes estaba rodeado por la policía israelí, que detuvo a una decena de familiares. Colonos israelíes atacaron una escuela cerca de Nablus, en el norte, y lanzaron piedras contra automovilistas palestinos en Hebrón.

De los cinco israelíes asesinados, tres contaban con la nacionalidad estadunidense y otro más era también británico. Las víctimas fueron identificadas como el importante rabino israelí-estadunidense, Moshe Twersky; así como el religioso, Avraham Goldberg, que tenía pasaporte israelí y británico. No se reveló la identidad de otras dos víctimas. Un policía que acudió a la escena y recibió un disparo murió posteriormente en el hospital; además hubo siete heridos.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió responder con mano de hierro al ataque contra la sinagoga, y acusó a Abbas de incitar a la violencia antisraelí. Aseguró que estos asesinatos, junto con una serie de recientes ataques perpetrados por palestinos en solitario, son parte de la batalla por Jerusalén, y dijo que ordenó la demolición de las casas de los atacantes.

Jerusalén entró en ebullición a partir de julio, con el asesinato de un adolescente palestino quemado vivo por extremistas judíos en represalia por la muerte de tres jóvenes israelíes, secuestrados y asesinados por palestinos.

La sangrienta guerra en la franja de Gaza acabó de enrarecer el clima y luego se sucedieron los atentados, que ahora también afectan a Tel Aviv y a la Cisjordania reocupada.

La muerte de judíos en un lugar de culto echa leña al fuego en una ciudad donde, desde julio, se registra una fuerte tensión, en particular en la Explanada de las Mezquitas, donde los extremistas judíos quieren obtener la autorización para rezar. Israel permitió apenas hasta el pasado viernes el acceso de los palestinos a la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén, donde se encuentra el santuario musulmán de Al Aqsa, el tercero más sagrado del islam. En 47 años, Israel no había impedido a los palestinos el ingreso a ese lugar de rezo.

La ministra palestina de Información y Cultura, y miembro del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina, Hannan Ashrawi, declaró a la cadena CNN que el ataque contra la sinagoga es consecuencia de una espiral de violencia que Israel agudiza constantemente con su política de colonización y violencia contra civiles palestinos. No se justifica la violencia, pero ante el asedio israelí la gente ignora estos llamados que hacemos, dijo Ashrawi, quien advirtió: mientras exista la ocupación, continuará la violencia de ambas partes.

Los medios palestinos identificaron a los atacantes como Ghassan y Udai Abu Jamal, dos primos del distrito de Jerusalén Jabal Mukaber.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, condenó el ataque terrorista, y afirmó que ante la reciente escalada de violencia, israelíes y palestinos deben mostrar contención.

El secretario estadunidense de Estado, John Kerry, describió el ataque como un acto de puro terror, y su portavoz dijo que telefoneó a Netanyahu para expresar sus condolencias.

Al repudio se sumó el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, mientras Rusia instó a israelíes y palestinos a frenar a los extremistas.

Las negociaciones de paz mediadas por Estados Unidos colapsaron en abril, después de que Abbas firmó un acuerdo de unidad con el grupo islamita Hamas, que promueve la destrucción de Israel.

En este contexto, el Congreso de los Diputados de España aprobó por abrumadora mayoría una moción a favor de reconocer el Estado palestino, en un gesto meramente simbólico pero de gran calado diplomático.