Opinión
Ver día anteriorSábado 15 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Infancia y Sociedad

Más allá de la catarsis*

C

on la cabeza fría y el corazón ardiente hemos de lograr ir más allá del grito de dolor y la protesta enardecida, para convertir la furia y la indignación en fórmulas originales de acción colectiva y efectiva para un cambio político sustancial. ¿Ya tocamos fondo? Eso depende de nosotros. De la fortaleza de nuestra voluntad para decir y actuar el anhelado ¡Ya basta!

Tenemos que asumirnos corresponsables de la tragedia de Ayotzinapa, porque como algunas mujeres golpeadas no hemos sabido todavía poner un hasta aquí a nuestros victimarios y hemos esperando en vano un cambio que ni llega ni llegará, si no cambiamos nosotros y superamos el ser una sociedad inorgánica y sumisa.

Hemos ya de tener muy claro que nuestros opresores no son sólo personajes corruptos, ineficientes y ambiciosos; que no son solamente genocidas intelectuales con sus obedientes ejecutores (como lo entendió y generalizó Hanna Arendt en el caso de los nazis): todos ellos son, en un alto porcentaje, sociópatas y sicópatas incapacitados cerebralmente para la empatía, para sentir compasión por el dolor de otros y pesar en la conciencia por la maldad de sus acciones. Eso no es una apreciación personal, sino conclusiones de expertos en criminología, siquiatría y neurología de los sicópatas a nivel mundial. (Véase, por ejemplo, los doctores Robert Hare o Adrian Raine). Se podría demostrar que ni en las peores condiciones de miseria, un albañil, un pastor o un bombero se transforman de pronto en asesinos a sueldo. El cerebro del sicópata –jefe o ayudante– tiene un funcionamiento específico que le permite con toda frialdad cometer acciones como las que mostró el informe del procurador Murillo Karam que, en un formato de eficiencia, sólo fue otra infamia contra la sociedad y sobre todo contra los padres de los muchachos de Ayotzinapa. Ojalá sepamos aprovechar la lección de los 43 precoces maestros, cuya vocación les llevó a enfrentar temprana y fatalmente que la tarea del educador no termina en la puerta de la escuela.

Por ellos, en su honor, vamos a sacar de las fosas de nuestra conciencia ética 43 valores humanistas desaparecidos; vamos a diseñar 43 acciones inteligentes que vayan más allá de la estridencia. Vamos a cometer 43 atentados poéticos y luminosos que nos devuelvan la alegría y el orgullo de ser mexicanos. Para que a la impudicia y las infamias de los horribles, se impongan la dignidad, la compasión y la creatividad del México doliente.

* Catarsis, del griego kátharsis, es un concepto descrito en la Poética de Aristóteles como purificación emocional y mental. Es acción de desahogo de una vivencia traumática.