Opinión
Ver día anteriorSábado 15 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Fragilidad económica

Petróleo y mucho más

México y Woody Allen

P

arece que en el Banco de México no coinciden con el optimismo petrolero, por definirlo así, del ministro del año y sus muchachos, toda vez que para aquella institución es indudable que la caída del precio (ayer a 71.16 dólares por barril) y las exportaciones de crudo representa una fuente de fragilidad para la de por sí enclenque economía nacional.

Así, para la junta de gobierno del llamado instituto central las coberturas petroleras (una suerte de seguro) contratadas por la Secretaría de Hacienda (con un costo superior a 10 mil millones de pesos) y el siempre envidiable optimismo de Luis Videgaray (“con esta operación las finanzas públicas no dependerán de los vaivenes de los precios internacionales) no alcanzan ni medianamente para garantizar que la economía mexicana deje de reportar los ya tradicionales resultados raquíticos.

Lo anterior, desde luego, aderezado con lo que el Banco de México eufemísticamente califica de los recientes acontecimientos sociales en el país (Ayotzinapa y su efecto catalizador de la enorme cuan creciente inconformidad social), los cuales podrían deteriorar los niveles de confianza de los agentes económicos, locales y extranjeros, con su consecuente efecto adverso sobre la inversión (especialmente la petrolera, tras la reforma sectorial).

Por si fuera poco, el Banco de México advierte sobre el riesgo que corren las finanzas nacionales por la posible alza de las tasas de interés en Estados Unidos, al considerar que se requiere contar con una postura fiscal más precautoria frente a un entorno donde se prevén elevados niveles de los requerimientos financieros del sector público tanto para este año como el siguiente, aun cuando se han contratado coberturas tributarias para enfrentar dichos riesgos.

Sobre este último punto, dos semanas atrás el gobernador Agustín Carstens se confesó nervioso por el hecho de que 40 por ciento de la deuda emitida por el gobierno federal en el mercado interno está en manos de extranjeros, lo que en principio es bueno, pero el problema es qué va a suceder cuando el banco central estadunidense revierta su política de reducción de tasas de interés, puesta en práctica después de la crisis de 2008. Lo que puede suceder es que haya una reversión de capitales” (léase salida masiva de capitales golondrinos).

Súmese el atractivo declinante (con todo y reforma) del petróleo mexicano, pues las trasnacionales energéticas se declararon dispuestas a succionarlo en cantidades industriales, pero con mayores márgenes de ganancia a los que ahora les proporcionaría un barril a 70 dólares y no 120 como se los prometieron. Como dicen los clásicos, no es lo mismo que lo mesmo, porque aquel discurso de la confianza en las instituciones y el apoyo al señor presidente no se lo creen ni en Los Pinos.

En fin, mucho optimismo del ministro por las coberturas petroleras, pero en el ámbito económico se juntaron rotos con descosidos, sin olvidar el deterioro acelerado del ambiente social, al que la parte económica tampoco ayuda, toda vez que el propio Banco de México advierte que al raquítico comportamiento económico se suma el desempleo, cuya tasa oficial continúa por arriba de la observada antes del inicio de la crisis. De hecho, la junta de gobierno de esa institución enciende los focos rojos, cuando subraya que el mercado laboral podría estar experimentando cambios estructurales que impliquen una mayor tasa de desempleo de equilibrio y que se ha complicado la lectura de la fase por la que está atravesando la economía, en particular el tamaño de la holgura prevaleciente.

En torno al tema de la ocupación, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, señala que si bien el número oficial de empleos formales se ha incrementado, lo cierto es que no se aprecia una mejora en las condiciones del mercado laboral, al tiempo que el ingreso de la mayoría de los trabajadores no es el más adecuado.

Al cierre de septiembre pasado (la estadística más reciente), más de 29 millones de trabajadores obtuvieron un ingreso de hasta tres salarios mínimos, lo que representa un aumento anualizado de 2.3 por ciento. Cerca de 10.5 millones más de tres salarios mínimos, 6.2 por ciento menos comparado con el mismo periodo del año anterior. Y el número de aquellos con más de cinco salarios mínimos registró la caída más pronunciada (7.9 por ciento). A ellos se suman poco más de 4 millones de trabajadores que no reciben ingresos. Por su parte, el número de empleadores se redujo 1.3 por ciento y el de trabajadores por cuenta propia 1.5 por ciento.

Las prestaciones laborales son otra variable de impacto en el nivel de ingreso de los trabajadores, y en este sentido, detalla el CIEN, el número de trabajadores que reciben dichos beneficios aumentó solo 1.8 por ciento en términos anuales, mientras que la cantidad de personas que no los obtienen exhibió un incremento de 0.4 por ciento. Garantizar a los trabajadores el acceso a instituciones de salud resulta de suma importancia ya que tal prestación satisface una de sus necesidades básicas. No obstante, 63 por ciento de la población ocupada no cuenta con acceso a dichas instituciones, es decir, más de 31 millones de trabajadores.

Por lo que toca a la subocupación por nivel de instrucción, los trabajadores que cuentan con la secundaria completa representan 34 por ciento, seguidos de aquellos que poseen un grado de educación medio superior y superior (25 por ciento). Al cierre de septiembre pasado, la tasa de informalidad laboral se redujo de 59.1 a 58.1 por ciento, y la de ocupación en el sector informal de 28.1 a 27.2 por ciento.

Lo anterior se complementa, apunta el CIEN, con los no muy alentadores resultados de la actividad industrial, pues, en el acumulado enero-septiembre de 2014 el avance apenas es de 1.6 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior. Para un nivel de bienestar adecuado para la población no es suficiente generar una mayor cantidad de empleos, también se necesita mejorar las condiciones de los mismos de tal forma que los trabajadores cuenten con los recursos suficientes para acrecentar su calidad de vida.

Las rebanadas del pastel

En México, parafraseando a Woody Allen, la clase político-empresarial apretó y apretó socialmente el tubo de la pasta de dientes hasta lograr que toda ella saliera de la funda y de forma explosiva. Pero ahora, aterrorizada y como si nada tuviera que ver en el asunto, exige que el producto regrese al empaque original. Y a ver quién es el guapo que lo logra, si en realidad lo hace.

Twitter: @cafevega