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Arreola+Carballo presentará Las horas perdidas el 22 de noviembre en el Museo del Chopo

Transformar la molestia en arte puede generar cambios duraderos

No importa donde toquemos, la receptividad es distinta porque hay una conciencia muy clara de que en México están ocurriendo cosas terribles, afirma Alonso Arreola, quien con Mardonio Carballo, Chema Arreola y Rogelio Aguilar forma un grupo de rock y música experimental

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Mardonio Carballo y Alonso Arreola durante una presentación en el Centro Cultural EspañaFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de noviembre de 2014, p. 8

“Las horas perdidas es un disco, un libro y un devedé, resultado de un proyecto desarrollado durante dos años y medio con mi hermano Chema y Mardonio Carballo, que ahora es un cuarteto con Rogelio Aguilar en el video, en un trabajo que nos llevó a tocar a Sudamérica, Portugal e Inglaterra, y otros sitios. Ahora mostraremos todo el 22 de noviembre en el Museo Universitario del Chopo”, informó en entrevista el bajista Alonso Arreola.

Arreola+Carballo (A+C), que hace música potente, está integrado por Alonso Arreola (bajos), José María Arreola (batería), Mardonio Carballo (spoken word) y Rogelio Aguilar (video), los cuales realizarán esta tocada con entrada libre.

Mostrará un proyecto de música y video documental grabado en el Distrito Federal (Discos Intolerancia), Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Morelos.

El 17 de marzo de 2012, A+C se presentó por primera vez en el contexto del festival South By Southwest, en Austin, Texas. Por invitación del bajista Alonso Arreola, el poeta y promotor de la cultura indígena Mardonio Carballo, el baterista y productor Chema y Rogelio Aguilar unieron sus carreras para dar sentido a un proyecto multidisciplinario.

Alonso precisó que se trata de un trío cuyo fundamento sónico abreva del rock, la música experimental y la vanguardia. La voz poética corre a cargo de Carballo, originario de Chicontepec, Veracruz. Este poeta ha dedicado gran parte de su vida al teatro, la escritura y la divulgación de la cultura indígena.

Por su parte, los hermanos Arreola han realizado desde discos solistas y grupales, hasta la puesta en escena de diferentes formatos en los que música y escenario dialogan de manera novedosa.

Arreola+Carballo ha pisado los escenarios más importantes de México (desde el Vive Latino a El Plaza Condesa), Estados Unidos (South by Southwest en Austin), Centroamérica (Costa Rica), Sudamérica (Uruguay y Colombia), Europa (Festival Womad 2014, en Londres, y FMM Sinnes, en Portugal).

Rogelio Aguilar, artista visual, termina de completar la aventura en vivo con la manipulación en tiempo real de imágenes y videos diseñados para cada una de las piezas musicales.

Alonso agregó que tocaron en vivo y el disco se fue haciendo necesario, cuando la regla es grabar un disco y luego tocarlo. “Es un disco al revés. Decidimos ahora mirar más hacia adentro, sobre todo por lo que está pasando en el país, donde lejos de solucionarse las cosas están peor.

“Tocamos en pequeños espacios, en jardines, en casas, en patios, en salas, de gente que está tansformando sus entornos, viviendo en circunstancias difíciles o violencia. Fuimos a Xalapa, Veracruz, a tocarle, en una casa, a Esther Hernández Palacios, poeta y escritora para niños, que fue asesinada en 2010; fuimos a casa de Irma Pineda, poeta juchiteca, cuyo padre fue desaperecido en los años 70, durante la guerra sucia.

Tocamos en el taller de viñateros, en San Cristóbal de las Casas, para las indígenas tzotziles, que están haciendo libros con materiales reciclados; en Morelos, con Marco Tofolla y su mujer, que tienen un centro comunitario donde enseñan danza, música y náhuatl a los niños de por allá, y rematamos aquí, en La Nana, para cerrar ese viaje.

–¿Cuál fue el sentimiento más manifiesto en los sitios donde tocaron?

–Es curioso, porque no importa si estamos tocando en la casa de alguien en Veracruz o en Inglaterra. Hay una conciencia muy clara de que en México están ocurriendo cosas terribles. Eso hace que el auditorio tenga una receptividad distinta. A nosotros no nos gusta ser panfletarios ni echar rollos políticos en favor o en contra de nadie, pero claro que tenemos una postura que tratamos que quede y se exprese en la música y en los videos y, por supuesto, en las letras de Mardonio, que muestran nuestra molestia y nuestro dolor por muchas cosas.

Siempre llevamos la poesía, lo cual es algo que buscamos desde el principio, para darle vida larga a la reflexión, porque a veces es importante alzar la voz. Creemos que la transformación de la molestia en arte puede generar cambios más duraderos. Lo que hemos notado recientemente es que hay mucha sensibilidad y enojo, y que hace falta transformar ese enojo en acciones concretas.

Sonido poderoso, transparente

–¿Cómo se refleja todo eso en su música?

–Después de tocar dos años en un formato rarísimo... porque yo soy algo así como el hombre orquesta, porque traigo dos bajos, un sintetizador, efectos, mi hermano en la batería y Mardonio en la voz... eso es todo. No hay más músicos ni guitarrista, por lo que decidimos mantener un sonido poderoso, transparente y minimalista, para que la crudeza, la belleza y lo sutil de muchos mensajes se mantuvieran intactas. Queremos dialogar con el auditorio.

Las horas perdidas se presentará por primera vez el próximo sábado 22 de noviembre, en el Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo, a las 19 horas. La entrada será libre.

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