Opinión
Ver día anteriorMartes 11 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ticasos y chepile

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ecorramos acompañados por Elsa Zapata Zamora las calles de Ometepec, Guerrero, con sus casas techadas con tejas, sus palmeras y el verde paisaje característico de la selva baja de los cerros de los alrededores. El nombre de este pueblo significa en náhuatl entre dos cerros. Muy cerca de aquí, en Piedra Labrada, se ha localizado uno de los cinco juegos de pelota descubiertos en la Costa Chica; tiene más de mil años de antigüedad.

La humedad es constante en este lugar; cerca está la barra de Tecoanapa donde se unen para desembocar al mar los ríos Santa Catarina, Quetzala, Xochistlahuaca y Rayito. El pueblo tiene cuatro arroyos: Talapa, Hontana, El Perote y La Pila. Además de maderas como la caoba y el ébano, hay árboles frutales: guayabo, varios ciruelos nativos, capulín, nanche, guanábano, guamúchil, papayo, zapote prieto, mamey, y ya venidos de fuera, tamarindo, mango, naranjo, lima y limonero. Antes se encontraban en los huertos de traspatio que alegraban la población; todavía hay algunos.

En los alrededores pueden hallarse gatos monteses, jabalíes, venados, mapaches, tlacuaches, pavos silvestres e iguanas; entre las aves, garzas, chachalacas, pichiches y loros.

La agricultura –comenta doña Elsa– es de temporal, aunque con los cambios de clima, pasan de las sequías a las inundaciones. En la milpa crece sobre todo maíz blanco –tecomache– y morado, junto con frijol negro, chile y calabaza, cuya guía se cuece al vapor con sal y cebolla, sazonándola con limón y chile, al igual que el chepile; aquí la palabra quelite se refiere al pápalo. Otro cultivo, el ajonjolí, suele sembrarse una vez que el maíz se ha dado, aprovechando la humedad del suelo.

El día de mercado en Ometepec es el domingo; en calles y portales pueden verse los productos que traen los amuzgos; un ejemplo son las mancuernas de piloncillo oscuro y claro bien embaladas en el mismo bagazo de la caña. De poblaciones afromestizas, como Huehuetán, es el pescado seco de precio asequible; es apreciado por los mixtecos serranos porque dura mucho. Los totopos dulces son de Ometepec; la masa es dulce y se baja en el metate formando cuadritos. Las mujeres elaboran los ticasos, tortillas de sal deshidratadas de tradición amuzga. A diario venden tortillas de mano acomodadas como abanico en calabazos de boca estrecha –tecontes–, para que duren calientitas. Ella las prefiere cuando son de maíz nuevo o camahua, por su sabor y consistencia especiales. También le gustan unas tortillas gruesas rellenas de frijol cocido preparado con chile y hoja de aguacate, que salen a vender en chiquihuites tejidos de palma.