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El músico está nominado al premio en la categoría latina por Corazón

Santana tiene 13 Grammys, pero en mi casa sólo soy Carlos, el mexicano
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de noviembre de 2014, p. a10

Los Ángeles.

Carlos Santana, nominado nuevamente al Grammy Latino por el álbum Corazón, dice que en su casa prefiere no guardar galardones ni nada que tenga que ver con Santana.

Eso está en una oficina, dijo el multipremiado guitarrista mexicano en una entrevista reciente. En mi casa soy sólo Carlos, el mexicano. Me siento más cómodo de este modo, no tengo que levantarme y ver todas esas cosas.

Santana, cuyos reconocimientos incluyen 10 Grammys y tres Grammys Latinos, se mide en esta ocasión por los gramófonos al mejor álbum vocal pop contemporáneo y mejor video versión larga por Corazón: Live From Mexico-Live It To Believe It.

Tengo 67 años y por gracia de Dios logramos entrar en los Grammys Latinos, dijo el afamado músico, quien durante la ceremonia, prevista para el 20 de noviembre en Las Vegas, tiene planeado tocar con el astro de origen cubano Pitbull.

“Tocaremos una versión diferente de la canción de Tito Puente Oye como va y traeremos mucha energía, como siempre”, adelantó.

Santana acaba de publicar un nuevo libro de memorias, The Universal Tone: Bringing My Story to Light, cuya versión en español estará disponible en abril de 2015 con el título El tono universal: Mi historia en la luz.

En éste, el guitarrista habla del ascenso a la fama de su banda tras su primera actuación en Woodstock y de su gran regreso en 1999 con Supernatural.

También narra la historia de su juventud en Autlán y Tijuana, México, donde dice que su padre era un mujeriego que pasaba gran parte de su tiempo con prostitutas. Revela con franqueza que fue abusado de niño y que de adulto usaba LSD.

Volver a visitar esos momentos de su vida para ponerlos en papel no fue difícil, asegura.

No, porque le ofrecí todo a Dios, explicó Santana. “He sanado todo, he cambiado todo, he perdonado todo y emocionalmente no invierto en las cosas negativas.

Acepto todo lo que me ocurrió como una lección espiritual; no soy lo que me pasó, continuó. Lo más importante para mí es aceptar la inocencia y la pureza en mi vida... La pureza y la inocencia son los regalos más grandes que existen en el mundo.