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La mala calidad de la educación los expulsa con facilidad

Deserción escolar, común entre los menores infractores: estudio
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de noviembre de 2014, p. 17

Las fallas en el sector educativo están presentes en las historias de menores privados de la libertad acusados de cometer delitos graves. Sus testimonios sustentan el estudio Adolescentes en conflicto con la ley, elaborado por Elena Azaola a petición de la Secretaría de Gobernación (SG).

La mitad de los jóvenes manifestó que salió de la escuela porque ésta no le resultaba interesante o a causa de problemas económicos. Sólo un porcentaje mínimo la dejó porque reprobó o se le dificultaba entender lo que le enseñaban. En las entrevistas es constante también el lamento y la frustración porque los maestros no tenían capacidad o interés en atender los episodios de acoso y violencia.

Los especialistas coordinados por la doctora Azaola –antropóloga, sicoanalista e investigadora de temas de criminalidad– entrevistaron a casi 300 adolescentes.

De este grupo de muchachos en reclusión por haber cometido robos con violencia, homicidios, secuestros o venta de drogas, 82 por ciento no llegó a estudios técnicos o de preparatoria.

Asimismo, 52 por ciento sólo cursó algún grado o completó la secundaria y 30 por ciento apenas estudió algunos años de primaria o logró completarla. Por tanto, 17 por ciento fue a la preparatoria o tuvo alguna carrera técnica; 30 por ciento dijo que no le gustaba la escuela porque se aburría o no le era interesante, y 21 por ciento afirmó que no pudo continuar estudiando por problemas económicos.

La calidad de la educación y la deserción escolar, señala en entrevista Azaola, son factores muy importantes en el destino de los jóvenes. El abandono de las aulas puede dar a los chicos el empujón hacia una vida carente de metas y horarios, explicó.

Adicionalmente, no tienen un soporte familiar cuando por alguna causa los muchachos son expulsados de las escuelas. El estudio revela que, de igual forma, los padres tampoco tienen un alto grado de escolaridad, de ahí que se reducen los incentivos para que los niños y adolescentes sigan estudiando.

Lo cierto es que la escuela es un factor muy importante que está fallando; no está reteniendo a los chicos, no es de buena calidad y los expulsa con mucha facilidad, dijo. Es común la expresión de los entrevistados de que les aburría la escuela; es decir, el sistema no estaba dando el ancho para atender a estos jóvenes, muchos de ellos ya problemáticos y violentos.

La escuela no supo atender el problema, no supo canalizarlos, y los mandan para afuera para quitarse de encima el problema. No hay atención adecuada, no saben cómo abordar estos temas (niños y jóvenes agresivos). O sea, la escuela falla de muchas formas, advirtió.

En el estudio (financiado por el Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia de la SG) se concluye que los programas educativos deben adecuarse a las circunstancias e intereses de los jóvenes, y es necesario aplicar un nuevo impulso a la formación técnica y la capacitación.

También da recomendaciones de política pública en materia de legislación; contratación de personal especializado y mejorar instalaciones de los centros de internamiento para menores de edad; atender el factor educativo en estos lugares y acrecentar talleres como herrería, carpintería, plomería, electricidad, mecánica, gastronomía, panadería, entre otros. El texto del estudio se encuentra en www.nosmuevelapaz.gob.mx.