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Circula libro que reúne tres ensayos, así como información sobre la génesis de esa novela

Refutan mitos sobre Rulfo y ofrecen los elementos narrativos de Pedro Páramo

La idea del volumen es que el lector sopese las leyendas y los rumores sobre los supuestos ayudantes y amigos del autor jalisciense, dice el especialista Jorge Zepeda a La Jornada

 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de octubre de 2014, p. 5

Mucho de lo que se ha escrito sobre la obra de Juan Rulfo es reiteración y la categoría de siempre: realismo mágico, lo que es más bien una etiqueta comercial, dice el especialista Jorge Zepeda, a propósito de la reciente aparición del volumen Pedro Páramo en 1954.

El texto reúne las versiones en facsímil publicadas de marzo a septiembre de 1954 en las revistas Las Letras Patrias, Universidad de México y Dintel, además, algunas cuartillas del mecanuscrito que fue editado en marzo de 1955. Asimismo, se incluyen ensayos de Zepeda, Alberto Vital y Víctor Jiménez en torno a la novela de Juan Rulfo (Apulco, Jalisco, 1917-DF, 1986).

“La idea del libro es dar al lector todos los elementos posibles para que él mismo pueda darse cuenta de cuál era el proyecto narrativo de Rulfo en Pedro Páramo, cómo fue avanzando en ese proceso y cómo estos aspectos le pueden ayudar a sopesar todas las leyendas sobre los supuestos ayudantes y amigos del escritor”, dice Zepeda a La Jornada.

“Es una obra tan importante y definitoria para la literatura mexicana que sus contemporáneos reaccionan de maneras insospechadas. En la columna de Alfonso Reyes del 12 de diciembre del 54, dice que se espera mucho de Juan José Arreola y de Juan Rulfo (....), que viene algo que todavía se llama Los murmullos. ‘Influencias: no sé cuántos siglos de literatura’, así se refiere a lo que será Pedro Páramo. Con ese testimonio, viniendo de Reyes, podemos tener idea de la importancia.

“Si pensamos en ser exigentes y elevar los estándares con un criterio de calidad, deberíamos sopesar qué tanto de lo que se ha escrito desde 1948, cuando comienzan las reacciones a la obra de Rulfo, es realmente valioso.

“Muchas son reiteraciones, volver a las categorías de siempre: hablar de ‘realismo mágico’, eso más bien es una etiqueta comercial.”

Zepeda refiere que el presidente de la Fundación Juan Rulfo, Víctor Jiménez, expone en su texto que hay muchas leyendas sobre el libro publicado hace más de medio siglo, que como otras obras tan importantes que crean tal conmoción o cambio en la historia de su disciplina artística, junto con la admiración producen algo que podríamos llamar admiración oblicua o envidia.

Asimismo, Zepeda señala: “Rulfo es un paso más allá de la pugna entre nacionalistas y cosmopolitas. La síntesis. En la recepción de Pedro Páramo hay quien le recrimina ser extranjerizante y, por otro lado, hay quien piensa que es la expresión definitiva de la literatura mexicana. Algo lógico si pensamos en la respuesta crítica que ya había tenido El llano en llamas: una gran cantidad de reseñas y todas muy elogiosas. Y se dice ‘esta es la narrativa mexicana que estábamos esperando’.

“La modernidad de Pedro Páramo consiste en ser un punto de síntesis para la búsqueda de una expresión nacional, y de la literatura nacional y universal. Sesenta años después tenemos un panorama tan vasto de crítica y reacciones que lo que nos queda es continuar, porque las nuevas generaciones tienen una perspectiva distinta: matices, desplazamientos ligeros, se deslindan de muchas visiones presentes. Esa separación se produce a partir de lo que ya se conoce. Se construye sobre lo que hay y a partir de eso se avanza.”

Foto
Juan Rulfo y su hijo Juan Francisco (en imagen de 1954, incluida en el libro Pedro Páramo en 1954, coeditado por la UNAM-Fundación Juan Rulfo-editorial RM) en el acceso del edificio de Tigris 84; a sus espaldas, el muro del departamento 1, donde escribió la mayor parte de su obra literaria. Pedro Páramo fue redactada de septiembre de 1953 a septiembre de 1954, al final de su estancia en ese domicilioFoto Ricardo Salazar

Coeditado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Fundación Juan Rulfo y editorial RM, el material rechaza, por ejemplo, a decir de Zepeda, el rumor de que Juan José Arreola o Alí Chumacero ayudaron a Rulfo a terminar el libro, que se basaba en la falsa imagen de un escritor ignorante, rústico o desentendido de su obra.

Falsa imagen

Jorge Zepeda sostiene que el poeta José Emilio Pacheco (1939-2014) se refirió en 1977 a la administrativa calumnia: pensar que fue Chumacero o Arreola quienes ayudaron a Rulfo a terminar la novela. Esta subestimación condice con la imagen de una persona rústica, ignorante o como alguna vez se atrevió a decir Tomás Segovia: el burro que tocó la flauta.

El especialista agrega que el antecedente de este libro se remonta a una iniciativa del Instituto Nacional de Bellas Artes en 2005. “El problema entonces es que tuvo muy poco tiempo. Originalmente se pensaba sólo en los fragmentos que aparecen en Las Letras Patrias, porque era una revista que ellos editaron. Y la Fundación Juan Rulfo propuso publicar lo de Universidad de México, Dintel y el equivalente de la primera publicación periódica, pero en el mecanuscrito”.

Zepeda afirma que mientras se piensa más en “Rulfo como persona y como autor literario, se hace más difícil la falsa imagen de que era alguien ignorante, descuidado, a quien no le interesaba su obra. Cuando uno se da cuenta de la cantidad de material que guardaba, de respuestas de la crítica, recortes periodísticos, páginas completas. Es un archivo muy grande.

De recortes periodísticos hay muchísimas piezas que nunca habían sido registradas. Reseñas de Holanda, Grecia... piezas raras de México, materiales que se consultaron en los acervos del Instituto de Investigaciones Filológicas y de la Fundación Juan Rulfo.

“Mitos siempre existen y la gente los va a repetir porque son como puertas de entrada para iniciar una conversación. ‘Yo te voy a demostrar que sé sobre el tema’. Por lo general, son ocasiones en que sale el ‘realismo mágico’ o el que ‘son bien mexicanos’.

“Salvador Elizondo decía que a él le parece que los personajes de El llano en llamas no son mexicanos. ‘A mí que me digan dónde están los indígenas. No son indígenas, no son mexicanos ni son de Jalisco’. Yo traté a Rulfo por años como escritor. En lo personal no sé nada de él, pero sé perfectamente de dónde viene su literatura”.