Opinión
Ver día anteriorMartes 14 de octubre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
El encontronazo por el encuentro
E

l 12 de octubre tiene para los jaliscienses fuertes significados: ese día termina la Virgen de Zapopan sus anuales cuatro meses de gira por toda la zona metropolitana de Guadalajara. Es una imagen chiquita pero milagrosa, a pesar de no ser la mera mera. Ésta no puede dejar su recinto por prohibición episcopal expresa que data del siglo XVIII. Lo que sale es una de las varias copias que existen.

En torno a la catedral metropolitana, donde se exhibió, en espera de su partida este domingo con rumbo a la basílica de Zapopan, se aglomeraba la gente, pero quienes la escoltaron, casi 2 millones, que recorrieron con ella los ocho kilómetros de distancia, luego comieron y bebieron donde Dios les dio a entender; algunos se pelearon y hasta fueron víctimas de los amigos de lo ajeno y volvieron a sus hogares todos maltrechos, con olor a santidad.

Pero no todo es piadoso. Este domingo también se celebró la fundación, en 1925, de la Universidad de Guadalajara, producto de la Revolución Mexicana. Su desarrollo y mejoras de los últimos 25 años han sido impresionantes.

Sin embargo, tampoco se pierde de vista que el 12 de octubre fue el Día de la Raza. En torno a esta fecha hay quien comenta que a la antigua raza de bronce los españoles le robaron todo y quedó solamente la pura raza

Tampoco falta quien celebre el descubrimiento de América y eche las campanas a vuelo, como lo empezó a hacer el gobierno español hace 33 años, y hasta convidaron a todos los países latinoamericanos a sumarse a festejar con bombo y platillo los famosos 500 años de aquella fecha civilizadora.

En un principio, plagado de dictaduras, nuestro continente pareció obedecer, pero la voz de México se alzó para poner las cosas en su lugar.

No podíamos celebrar un proceso que alcanzó ribetes genocidas y tanto daño hizo a las culturas originarias de América, con que se toparon quienes vinieron a descubrir. Se prefirió proponer la idea del encuentro de dos mundos que se empezaron a conocer, a enriquecer mutuamente y, por supuesto, por lo que se refiere al continente americano, a padecer y padecer mucho.

La palabra encuentro resultó exitosa, pues lo mismo puede referirse a un encuentro amoroso que a un encuentro bélico o, como reiteraba Guillermo Bonfil: a un encontronazo.

El rechazo que halló la propuesta de la delegación mexicana, primeramente, fue casi total: solamente las delegaciones de Panamá y de Costa Rica no votaron en contra. Se abstuvieron. La cargada de los demás fue de dar miedo.

Se van a quedar solos, amenazó el representante cubano a los mexicanos. Ya estamos acostumbrados, fue la respuesta. Se le recordó que, en Uruguay, México fue el único miembro de la Organización de Estados Americanos que no rompió relaciones diplomáticas con La Habana...

Los argumentos se impusieron por ellos mismos. Un año después la tortilla se había volteado casi por completo. Fidel Castro nos respaldó y el nuevo canciller español y los gobiernos que desplazaron a las dictaduras hicieron lo mismo. Lo cierto es que en el encontronazo que se produjo en torno al encuentro que comenzó el 12 de octubre de 1492, vencimos en toda la línea.