Opinión
Ver día anteriorLunes 6 de octubre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Concentraciones contaminantes
U

na de las ciudades más bellas y visitadas es París. Sin embargo, en las últimas semanas registra alta contaminación. En especial por partículas y ozono. Así lo reconocen sus autoridades y grupos de investigación especializados en el tema. Esto ocurre cuando París logra notables avances en alentar el uso del transporte público, que es cada vez mejor y cómodo, y la bicicleta. Sin embargo, el automóvil continúa siendo el rey de la calle, el signo de estatus para millones de familias en Francia y Europa. Cada vez más compactos, cada vez más ecológicos, pero de todos modos contaminantes, como demuestra el salón mundial que ahora precisamente en París muestra exitosamente los modelos de autos más sofisticados y modernos. En tanto, los que más ensucian el aire ya no pueden circular en las áreas céntricas de 200 ciudades europeas, lo que disminuyó su contaminación en cerca de 40 por ciento. Poco comparado con lo que sucede en las más pobladas de personas y coches, como Berlín, París, Roma, Londres o Madrid.

Aunque los ciudadanos europeos suelen decir que disfrutan mejor calidad del aire que los de América Latina o Asia, también respiran aire contaminado, como les pasa a quienes viven en las ciudades de México, Monterrey, Guadalajara, Puebla, El Cairo, Sao Paulo, Santiago, Pekín o Delhi. La Agencia Europea del Medio Ambiente estima que 90 por ciento de la población que habita las ciudades del continente sigue expuesta a concentraciones contaminantes que causan daños a la salud.

El año pasado la agencia advirtió descenso en la cantidad de emisiones, en buena parte fruto de la crisis económica que todavía no termina en esta parte del mundo, pero ello no significó que los problemas dejaran de afectar a la inmensa mayoría de la población. Este año, nuevamente, en la agenda sanitaria de todos los países el enemigo a vencer es la generación de partículas y el ozono troposférico, origen de diversas enfermedades cardiovasculares y de reducir la esperanza de vida.

Hace 10 años la Organización Mundial de la Salud (OMS) daba a conocer lo que es la guía para medir los efectos de la contaminación en la salud de las personas. Si bien ya entonces esos efectos eran alarmantes, con el paso de los años nuevas investigaciones demuestran que son más graves de lo que se pensaba y afectan de manera desigual a la población. Reportes recientes de los centros especializados muestran, por ejemplo, cómo afectan las partículas finas (PM2.5) la salud de los niños y los adultos, así como la presencia de mayores enfermedades cardiovasculares y de tipo respiratorio en las áreas de intenso tráfico. Los nuevos hallazgos médicos revelan que los límites que la Unión Europea fija a la exposición a contaminantes no protegen a la gente. Como ocurre con la citadas partículas: la media anual de 25 microgramos por metro cúbico está muy por encima de los 10 que la OMS fijó como límite. De esta forma, nueve de cada 10 personas están expuestas en la Unión Europea a concentraciones de PM2.5 superiores a lo que marca la OMS.

En el caso de las áreas metropolitanas de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla y León la situación es mucho más crítica. Sus habitantes, en especial los que residen en áreas de intenso tráfico, respiran una larga lista de contaminantes que afectan su salud. Si el gobierno invirtiera en investigar un poco al respecto; si las estadísticas epidemiológicas de los centros de salud pública y privada fueran certeras y captaran el origen de muchas enfermedades, se comprobarían los males que la población padece por un aire enrarecido por partículas mayores y menores, dióxido de nitrógeno y azufre, por ejemplo.

Lo anterior origina otros problemas relacionadas con la salud: desde ausencia laboral y académica, una mala calidad de vida, hasta dedicar parte del presupuesto público y los ingresos familiares en curar a los enfermos. Cuando se nos habla de que el país hizo ya las reformas para alcanzar la modernidad, brilla por su ausencia la política global que evite a millones enfermarse por respirar, por soportar un modelo energético depredador. Y uno más que alienta el uso del auto particular y no el transporte público eficiente y moderno.