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Ese año cantaba por todos lados; participé con mi voz, afirma Óscar Chávez

Olvidar lo ocurrido en el 68 es cobarde; nunca hay que dejar la postura crítica

Interpretar temas tradicionales fue un acierto; les llamaban de protesta y cambiaron mis horizontes

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A principios de los años 60 comencé a cantar, con Pepe González Márquez, en las facultades de la UNAM, ¡en todas!, afirma el músico, en la imagen en Ciudad Universitaria, en 68Foto Héctor García
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de octubre de 2014, p. 9

Hay quienes pretenden dejar atrás los sucesos del 2 de octubre porque según ellos ya pasaron muchos años, ¡lo cual es una sirvengüenzada!, por lo menos una omisión; otros meten miedo para que la gente de hoy no se movilice, expresó el cantante y compositor Óscar Chávez en entrevista sobre su participación en los días del despertar de los estudiantes en la década de los años 60.

“El miedo –precisó– es lo que se difunde, con el país militarizado y el futuro que pinta negro. Nunca como ahora pinta negro.”

En la objetividad histórica no existe el hubiera. Sólo lo que es y ha sido, lo que está respaldado en documentos, en la historiografia. Pero Chávez y algunos compañeros iban esa tarde del 2 de octubre a la Plaza de las Tres Culturas. No les permitieron el paso, retenes atrás. La libraron. Eso es suerte, buena fortuna. Más tarde, tan sólo unas horas, se enteró del asesinato, de los militares y paramilitares que dispararon a gente indefensa, estudiantes o no.

Los primeros escenarios

Como escribió Gabriel García Márquez: vivir para contarla. “Yo estudié en el Politécnico... nada más hasta la vocacional. Ya no pude seguir adelante, por muchas razones de economía, y después de andar del tingo al tango me puse a trabajar en Radio Universidad, lo cual para mí fue una universidad, realmente, porque ahí aprendí muchísimo. Trabajé de locutor, actor, productor de programas... de todo lo que tiene que ver con la radio. Me tocó una generación muy importante en todos los sentidos. Estuve desde el 60 hasta que vinieron los fregadazos del 68, que entre otras cosas trajeron como consecuencia que le hayan dado en la torre a la estación. Le redujeron la frecuencia. Fue el gobierno.

“En esos días Javier Barros Sierra, el rector (de la Universidad Nacional Autónoma de México), se portó ejemplar. También a principios de los años 60 comencé a cantar, con Pepe González Márquez, en las facultades de la UNAM, ¡en todas! Me presenté en la explanada, a un lado de la Torre de Rectoría. De esto hay fotos de Héctor García. También cantaba en el Politécnico, en la Normal, etcétera. Ya había grabado tres discos antes de hacer la película Los Caifanes. Esta película nos dio un enorme impulso a los que actuamos, sobre todo a los cuatro caifanes.

“Cantar temas tradicionales fue un acierto, algo afortunado. Les llamaban de protesta y cambiaron mucho mis horizontes. Había piezas de la Reforma, de la Revolución y el canto popular, con su lírica y contenido político. Eso me dio un espectro amplio de repertorio, inacabable. En pleno movimiento del 68 hubo muchas canciones adecuadas. De eso tengo dos discos. Empecé a cantar temas tradicionales de Guerrero, que eran desconocidos todavía, más La Llorona, corridos. Eso gustaba y lo cantábamos entre los universitarios. Luego fue el encuentro con las melodías de la revolución cubana. Esto más lo que se hacía en Sudamérica. Se fortaleció la canción contestaria.”

En los días anteriores al 2 de octubre de 68, Chávez estudiaba teatro en Bellas Artes. “La postura crítica nunca hay que dejarla. Olvidarse de hechos como el del 68 es algo bastante cobarde. Es peor que la estupidez. Si algo nos puede formar como personas es no olvidar. Si olvidas no sabes quién eres. La bronca de los gobiernos mexicanos es que les importa mucho que no sepas quién eres. Mientras más ignorante y bruto seas, eres más manipulable. El gobierno sigue la táctica del agotamiento. Busca cansar... ¡se hacen pendejos!, para decirlo claramente.

En el 68 yo andaba cantando por todos lados y participé dando mi voz. Yo andaba cantando cuando nos corrieron del Zócalo con tanques. Te ibas o te ibas. Nunca esperamos que el gobierno fuera a reaccionar como lo hizo en Tlatelolco. Nos daba miedo eso de la intimidación. No pensabas en eso del miedo, no se te ocurría.

Pasaron los años y un día le llegó a Óscar una misiva, que hoy se llama Carta de Margarita, en la que esta persona le agradece haber podido salir de un shock que la alejó de este mundo. Ella estuvo en Tlatelolco con su novio, quien cayó muerto por un disparo en el pecho, que Margarita describe como una flor roja. Familiares de ella se dieron cuenta de que reaccionaba al oír a Óscar. La llevaron a un concierto y salió de ese trance. En la carta agradece al músico el beneficio de su voz.

Chávez escribió una canción que llama Una flor roja y una parte de la misma es la siguiente: Una flor roja se detuvo en mi alma; una flor roja que me impide la calma. Una flor roja fue la primera sangre; una flor roja, una flor roja de tu bendita carne fue para mí tu amor.