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Lo único que lamenta la clavadista es estar lejos de su familia

Las medallas deben ser buenos recuerdos, no una carga: Orozco

El entrenador gana o pierde junto con sus dirigidos, afirma Bautista

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Alejandra Orozco, medallista de plata en Londres 2012, subió a lo más alto del podio en Nanjing 2014Foto Conade
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de septiembre de 2014, p. a15

Apenas tenía 15 años cuando Alejandra Orozco subió al podio junto a Paola Espinosa para recibir la presea de plata en clavados en Londres 2012. La cara de niña que mordía divertida una medalla en su debut olímpico regresó dos años después: hace unos días Orozco ganó el oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing 2014.

Desde aquella revelación en Londres a esta nueva victoria cambiaron muchas cosas, cuenta la clavadista, ahora de 17 años. Fue tan repentino aquel triunfo para alguien tan joven que la vida le dio un vuelco.

No sólo cambió mi cuerpo y mi vida, sino también crecieron la expectativas sobre mí, reconoce la joven clavadista, para quien el peso del éxito no ha conseguido abrumarla en su carrera deportiva.

Las medallas sólo deben ser un bonito recuerdo, pero jamás convertirse en una carga que estorbe en tus metas, agrega.

El pasado miércoles 27 de agosto Alejandra preparaba su ronda de clavados mixtos –una modalidad nueva en la que hace equipo con un competidor de otro país, en este caso el noruego Daniel Jensen–, y trataba de evitar que la presión por los resultados estorbara en sus propósitos.

Puede haber expectativas sobre una medallista olímpica, pero sólo una sabe si lo va a hacer bien, recuerda. Para mí no era presión lo que tenía enfrente, sino un reto personal.

Orozco se reconoce como parte de una nueva generación de deportistas mexicanos que no tiene miedo al éxito.

Tenemos sueños como cualquier deportista, pero también tenemos metas muy claras que sabemos que podemos conseguir, explica.

Es consciente que hay atletas que trabajan toda una vida y que nunca disfrutan del éxito en esos planos. Le llego pronto, admite, pero a cambio de muchos sacrificios. Implicó renunciar a prácticas asociadas a su edad.

Ha sido un sacrificio asumido, pero no pesa, porque eso me permitió mejorar, comenta. Sólo me pesa alejarme de mi familia, perderme una parte de la vida sin ellos, sólo eso.

El artífice es Iván Bautista. Yo estoy detrás de sus éxitos, los entrenadores somos la parte adulta de esos triunfos. Su equipo de clavados cosechó cuatro medallas en Nanjing.

Cuando un atleta sube al podio, su entrenador también lo hace, y cuando pierde, también la derrota es nuestra, cuenta.

Bautista tiene un ideario muy claro: si se quiere que los deportistas ganen, pues hay que enseñarlos a ganar. Hay que transmitir esa mentalidad, de lo contrario haremos de las competencias experiencias de frustración que lo único que acumularán serán sentimientos negativos, expone.

Tenemos la fortuna de contar con una nueva generación de deportistas que confía en su talento y su potencial de obtener buenos resultados, concluye.