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Versión de La dama del perrito, de Chéjov, que se presenta en el teatro Santa Catarina

El contrasentido del seductor seducido se lleva a escena en El juego de Yalta

La puesta indaga en el proceso emocional íntimo de los personajes, que se quitan capas de apariencia hasta que muestran su verdadera fragilidad, explica el director Ignacio Escárcega

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Actúan Rodolfo Arias y Yael Albores; participa en vivo la violinista Martha MoreyraFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de septiembre de 2014, p. 8

La nueva conquista amorosa de un hombre maduro experto en la técnica de la seducción es el punto de partida de El juego de Yalta, secuelas chejovianas, obra que conforme avanza la trama se convierte en una historia de amor pasional, tormentosa y clandestina, en la que el seductor termina seducido.

El juego de Yalta es una adaptación del dramaturgo irlandés Brian Friel del cuento La dama del perrito, de Chéjov, llevada a escena por Ignacio Escárcega.

Con este montaje se cierra el tríptico chejoviano que Escárcega formó con las obras Afterplay y El oso, las cuales se presentaron en el teatro Santa Catarina de la Universidad Nacional Autónoma de México en 2012 y 2013 con el nombre de Afterplay, secuelas chejovianas.

Para el director de escena, en el cuento de Chéjov se detonan constantes de mucho interés. Por ejemplo, dice, es el poderío de lo latente, que termina por mostrarse frente a lo evidente. Lo cual se refleja en el hecho de que a veces es más importante lo que no se dice.

Los personajes, abunda, tienden afanosamente a ocultar lo que verdaderamente sienten, como estrategia para protegerse o para ser aceptados por los demás, lo que muestra distintas capas de profundidad emocional.

Esa serie de recursos se hace presente en el cuento La dama del perrito, así como la idea del cazador cazado, la del seductor seducido, de interés para Escárcega.

El juego de Yalta narra la historia de un hombre maduro dedicado a conquistar mujeres en ese lugar turístico de Crimea. Dimitri, en esas escapatorias conyugales, tiene una rutina establecida para sus conquistas, las cuales son una especie de oxígeno para su vida cotidiana, la cual vive en otro lugar como contador de un banco en Moscú.

Para el protagonista, la conquista es un juego difícil y peligroso, cuyo principio siempre es jubiloso y excitante, no así el final. Nunca he considerado a ninguna mujer como trofeo, sino como compañera de aventuras, dice el personaje de Dimitri, que por ello no se enamora, hasta que conoce a una joven casada de 22 años, unos pocos años mayor que su hija.

Ana es esa joven mujer que no encuentra plenitud en su matrimonio con un hombre mayor. Es una joven casada, pero no sabe qué es estar enamorada.

Según Escárcega, la obra “se propone indagar en el proceso emocional íntimo de personajes que se van quitando capas de apariencia para mostrarse en su verdadera fragilidad.

Son marginales respecto de dejase llevar por la fuerza de su instinto amoroso. Ambos deciden tener una doble vida, lo cual antes les parecía impensable. En ese remolino de locura amorosa, igual viven la dolorosa claridad de saber que aquello no podrá durar.

Con las actuaciones de Rodolfo Arias y Yael Albores, la participación de la violinista Martha Moreyra, quien toca en vivo, y como asistente escénico Isael Almanza, escenografía e iluminación de Anabel Altamirano y vestuario de Teresa Alvarado, integrantes del colectivo El Arce, la obra El juego de Yalta concluye temporada el 7 de septiembre, en el teatro Santa Catarina (Jardín de Santa Catarina 10, Coyoacán).

Funciones: jueves y viernes 20 horas; sábados, 19 horas, y domingos, 18 horas.