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Rumbo al Segundo Informe de Gobierno
El contacto directo, vital en un gobierno de izquierda

No veo que la gente esté por un cambio en la política social

Con 10 años de experiencia en la administración pública, la funcionaria sostiene que no le gusta la demagogia. Asimismo, rechaza servir a un grupo o corriente del PRD. Ésta no es una cuestión de amigos, sino de servicio público. Servimos al jefe de Gobierno y él gobierna para todos, sin importar colores o partidos

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Los desequilibrios sociales generan problemáticas graves que pueden llevar a la ingobernabilidad, advirtió en entrevista Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Desarrollo Social en el Distrito FederalFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de septiembre de 2014, p. 39

Esta es la segunda entrega de una serie de entrevistas con funcionarios de la administración de la capital del país, con motivo del segundo Informe de gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa.

La política social del Gobierno del Distrito Federal no puede calificarse de populista ni de asistencialista, sino como una política de derechos exigibles, ganados a través de la lucha constante de los ciudadanos a lo largo de más de 15 años, cuya columna vertebral son los 176 programas sociales en beneficio, en la actualidad, de más de 5 millones de personas, aunque la meta, al finalizar el sexenio, es alcanzar a más de 9 millones, asegura Rosa Icela Rodríguez Velázquez, titular de la Secretaría de Desarrollo Social en el Distrito Federal.

En entrevista con este diario, refuta con hechos las críticas de quienes dicen que los programas sociales de la ciudad de México “son populistas o que la izquierda va por mal camino. Si fueran tan malos, como algunos dicen, ¿por qué los ha copiado hasta el gobierno federal, incluso el nombre, en algunos casos?

Eso significa que la ruta es correcta, que no se equivocaron quienes en su momento los fueron diseñando, desde Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y ahora Miguel Ángel Mancera Espinosa.

Marca las diferencias entre los programas sociales del Distrito Federal con los de otras entidades: “Su universalidad, transparencia en los padrones –con gente de carne y hueso–, los cuales son ampliamente auditados y vigilados”.

Explica que para integrar la Capital Social –concepto con que esta administración se refiere a su política social– no se desdeñaron los programas sociales de administraciones anteriores; por el contrario, se tomó lo bueno, se perfeccionaron y se amplió el padrón de personas atendidas.

Con experiencia de más de 10 años en la administración pública, Rodríguez Velázquez considera que la gran obra de esta gestión será apuntalar la recuperación del tejido social con valores y tener igualdad de oportunidades, porque, como bien dice la Cepal, sin igualdad no hay crecimiento. Cita el caso del trabajo que se realiza en Tepito, donde se ha logrado reducir 30 por ciento el índice delictivo; hay menos jóvenes en el tutelar o en el reclusorio. Creo que no es casual que la intervención del gobierno ha dado buenos frutos, pero necesitamos avanzar más, porque todavía no es suficiente.

Confía en que los actores políticos aceptarán la propuesta que presentó hace algunos días el Gobierno del Distrito Federal para incrementar el salario mínimo en 2015. Advierte que si no se piensa en esto seguirá habiendo desigualdad en un sector de la población, y los desequilibrios producen problemáticas graves que pueden llevar a la ingobernabilidad.

Resalta que se ha tenido gran sensibilidad al establecer programas como Aliméntate, con el que se busca sacar de la pobreza extrema a más de 160 mil personas que viven en esta condición en la ciudad de México, así como al escuchar una de las necesidades de los jóvenes y crear Mi primer trabajo, o a la sociedad civil, que propuso crear Alerta Plateada en apoyo de los adultos mayores que se extravían.

Al preguntarle cómo es Mancera Espinosa como jefe, Rodríguez Velázquez lo describe como exigente, pero al mismo tiempo muy sensible, receptivo a lo que se le dice, y a quien pocas veces se le ve enojado. Sí, te exige, te regaña cuando haces mal las cosas, a veces truena los deditos. Siempre está al pendiente de los avances que lleva cada programa, de lo que hace falta para atender a todos los sectores de la población. Nunca baja la guardia.

De su mente afloran algunas anécdotas sobre su relación con el mandatario capitalino. Narra que cuando le instruyó, a los pocos días de arrancar esta gestión, trabajar en el programa de desarme voluntario, pensó: Yo soy social, qué voy a hacer ahí. Otra, cuando le pidió que hiciera el programa Mi primer trabajo. En esa ocasión le dijo que no le tocaba a ella, pero él le contestó que lo tenía que hacer y que no replicara.

Aclara que no es amiga del mandatario capitalino, sino su colaboradora, y rechaza servir a un grupo o corriente del PRD. Esta no es una cuestión de amigos, sino de servicio público. Servimos al jefe de Gobierno y él gobierna para todos, sin importar colores o partidos, remarca.

Apoyar cumpliendo

Considera que a cada funcionario del gabinete le toca un tramo de responsabilidad en el desempeño de esta administración y que la mejor manera de apoyar este proyecto es cumpliendo con la función que se les encomendó. No soy quien para poner palomitas o taches.

Entre semana rara vez se puede encontrar a la secretaria en sus oficinas del Zócalo. Cuando no entrega tarjetas de la pensión alimentaria recorre alguna colonia. Los sábados se le puede ver en la jornada Tu ciudad te re-quiere, en la delegación Iztapalapa.

Para ella el contacto directo con la gente es fundamental en un gobierno de izquierda. Como servidor público tienes que ir a la calle, estar al frente, dar la cara para atender a quienes tienen una necesidad y no pueden esperar. No podemos ser indolentes ante quienes no tienen alimento, un techo seguro o están enfermos.

Rosa Icela Rodríguez admite que una de las asignaturas pendientes sigue siendo la atención a la población en situación de calle. No me gusta la demagogia, pero si tenemos que cambiar algún programa o el diseño no corresponde a lo que se esperaba, sin ningún problema lo hacemos.

En su opinión, los gobiernos de izquierda en esta ciudad han construido del brazo de la gente un edificio de cimientos sólidos que difícilmente se podría demoler. No veo que la población esté por un cambio en la política social. Se ha entretejido una política de avanzada, de derechos; no ha sido una concesión graciosa del gobierno, sino una lucha de la ciudadanía, y de ahí su importancia.