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Soy parte del proceso de cicatrización de heridas que dejó la dictadura: Guido Montoya

De Carlotto y su nieto recuperado aparecen juntos en Buenos Aires

Más de medio millar de niños fueron apropiados por represores, como el joven hoy identificado

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Guido Montoya y su abuela Estela de Carlotto, durante una conferencia de prensa que ofrecieron ayer en el inmueble de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, en la capital de ArgentinaFoto Xinhua
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 9 de agosto de 2014, p. 20

Buenos Aires, 8 de agosto.

Desde hace dos días se quién soy o quién no era. Me parece maravilloso y mágico todo lo que está pasando y quisiera que esta situación que estoy viviendo hoy sirva para potenciar la búsqueda de los nietos que esperan encontrar las Abuelas de Plaza de Mayo, dijo hoy Guido Montoya Carlotto, nieto de Estela Carlotto, presidenta de esa institución humanitaria, quien fue recuperado el pasado martes.

Ello durante una conferencia de prensa en la sede de Abuelas, desbordada por los medios, rodeado por sus 13 primos del lado materno y dos primas del paterno, junto a su abuela materna, Estela, quien lo buscó 36 años en la noche y niebla de las desapariciones forzadas durante dictadura militar.

El joven músico, de 36 años, se veía emocionado, pero sereno. Contestó cada pregunta con sencillez, humor e inteligencia. Fue la imagen que todos esperaban desde el pasado 5 de agosto, cuando se anunció la recuperación de su identidad.

Tengo la suerte de ser parte de este pequeño proceso de cicatrización de las heridas dejadas por la última dictadura militar en Argentina, cuando 30 mil personas fueron desaparecidas y medio millar de niños apropiados por los represores. Éstas fueron las primeras palabras de Guido, conocido como Ignacio Hurban, músico y director de una escuela de música en Olavarría, a 350 kilómetros de esta capital, donde vivió desde pocos días después de ser arrebatado a su madre Laura Carlotto por los militares. Al parecer fue llevado por un terrateniente de la zona y entregado a un humilde matrimonio de peones rurales sin hijos.

Su madre Laura, secuestrada junto con su compañero Walmir Óscar Montoya en noviembre de 1977, ambos asesinados por la dictadura, le puso el nombre Guido a su hijo y se lo alcanzó a decir a una compañera suya también presa en el centro clandestino de detención La Cacha, quien sobrevivió y se lo contó a Estela de Carlotto.

El joven decidió dar la conferencia ante el revuelo causado por la noticia de su aparición, luego de que anoche se reunió con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en lo que él describió como un encuentro maravilloso, con una persona comprometida con esta causa.

Fue muy extraño para mí, que la veía por televisión hasta hace dos días, y ahora estaba charlando con ella. Mi agradecimiento por el gesto de recibirnos a todos, por el gesto y la voluntad para lograr que esto suceda, porque hay que apoyar esta búsqueda desde un lugar que muchas veces es político y ella ha tenido esta voluntad, afirmó Montoya Carlotto.

Guido contó que apenas hace 18 días comenzó el proceso formal de recuperación de su identidad, al acudir a Abuelas para hacerse la extracción de sangre, luego de que en su último cumpleaños, en junio pasado, tuvo la confirmación de que no es hijo biológico de la pareja de puesteros de campo que lo crió, como aclaró, en el mayor de los amores.

Afirmó que siempre tuvo ruidos en la cabeza sobre su verdadera identidad, incluso por su decisión de seguir el camino de la música, el mismo que siguió su padre biológico, lo que estaba muy lejos de ser normal en la soledad de los campos en que vivió. Desde siempre hubo cosas que no se podían explicar, que no terminaba de entender, ahora estoy cerrando la pregunta de dónde viene la pasión por la música, porque el ambiente en que me crié estaba destinado a otra cosa, dijo.

Explicó también que quería seguir conservar su nombre, Ignacio, pero mirando a su abuela con una mirada cómplice dijo: o Guido, como ella se empeña en llamarme.

Entiendo que hay una familia que hace treinta y pico de años me está nombrando de esa manera y también soy Guido, me siento cómodo con la verdad que me toca, esencialmente estoy feliz, muy feliz y agradecido.

Destacó que los momentos vividos con su familia estuvieron marcados por el amor. Siempre cuando hay amor, es maravilloso el abrazo. Todo eso tan esperado, aunque diferente para él que hace apenas dos días que sé quién soy y además soy alguien que estaba en el campo, en las pampas, donde no es común la demostración de los afectos.

El comprobar que había sido adoptado, el indicio cierto fue comprobar que era adoptado, lo llevó a comenzar la búsqueda. En su caso, la primera vez que se permitió hacer conciente esos ruidos o inquietudes fue en 2010, cuando participó como músico en las jornadas la identidad y escuchó las charlas de los nietos recuperados.

Al conocer la noticia no sólo sintió una alegría enorme por sí mismo, sino también porque sabía que esta respuesta iba a traer alegría a un montón de gente, teniendo en cuenta la familia de la que vengo. Me parece alucinante, maravilloso. Yo lo estoy disfrutando, pero además lo que disfruto es la felicidad en los demás, verme en ese espejo como se están regocijando, sintiendo la satisfacción de un trabajo cumplido.

Recordó que el proceso de búsqueda que inicia cualquier persona es completamente confidencial, salvo ahora que se filtró no sé por qué. Sabemos por quién, y se rió junto a su abuela, en alusión a la jueza María Servini de Cubría, quien reveló la identidad del joven cuando ése no es el procedimiento a seguir.

Yo quería primero conocerlos a ellos, a mi familia, antes de dar la cara y estar contestando, pero digo que el proceso es extraordinariamente cómodo, muy respuetuoso y muy rápido.

Guido evitó las preguntas sobre los pasos judiciales o la investigación sobre su apropiación, insistiendo en su llamado a que todos aquellos que tengan dudas acudan a Abuelas.

Lo voy a decir un millón de veces. El sentido de que esté acá hoy y no mirando tele tiene que ver con aportar un grano de arena para la búsqueda de la restitución de la identidad.”

Resaltó: Es muy fácil iniciar la búsqueda. El miedo que tenía era no poder dar nunca con quienes habían sido mis padres. Pienso en el miedo que hay cuando uno ingresa en este camino. El miedo grande es el de no encontrar, que es una de las posibilidades.

Fue también un mensaje muy importante su confesión de que más allá de que tuvo una vida alejada de Abuelas, su vida artística, docente y cotidiana, tenía mucho que ver con lo que pregonan las Abuelas, una idea de comunidad para construir un mundo mejor.

Aunque estuvo pocas horas con su madre, mencionó “una memoria genética y una energía que rebasa todo y lleva a que hoy esté acá en el lugar del que nunca debería haberme ido (...) Hay azares y circunstancias que signan toda búsqueda, a veces pendientes de hilos muy pequeños, de que alguien te diga algo… depende de cosas tan finas que a veces parece imposible”.

La primera duda

Así sintió que a partir de que tuve la primera duda todo se desencandenó muy rápido. No hubo un acontecimiento que diga que fue la gota que rebalsa el vaso. A partir de que tuve la duda y confirmé cuestiones, supe que tenía que salir a buscarlos, sabiendo que quizá no iba a encontrar y de ahí la angustia.

Bromeó al admirir que cuando miraba las fotos de desaparecidos llegó a ver el parecido con Carlotto.“Yo era un pibe criado en medio de la pampa, pero me fui acercando mágicamente y terminé acá.

Quizá en la sangre, la genética, la energía, está eso y hace que uno vaya buscando la verdad de la manera que puede, y bromeó con el hecho de encontrarse ante una familia muy grande, hermosa, son muchos para alguien que creció en la soledad del campo. No soy de la onda del abrazo, y eso lo tengo que desarrollar.

Sobre el significado de ser además el nieto de Estela, emblema de la lucha por los derechos humanos, explicó que “es difícil imaginarse la magnitud, pero habiendo sido un ciudadano despierto, que ha vivido no demasiado embutido en pavadas (tonterías), uno se alcanza a dar cuenta de lo que ha pasado y lo dañino que fue lo que sucedió (la dictadura) y lo importante de este momento feliz no deja de ser un símbolo, una pequeña victoria en una gran derrota”.