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Estela de Carlotto halla a su nieto tras 36 años

Nació en cautiverio durante la pasada dictadura militar argentina; su hija fue asesinada

Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de agosto de 2014, p. 40

Buenos Aires, 5 de agosto.

Rodeada por toda su familia y decenas de jóvenes y militantes de derechos humanos, en un escenario de intensa conmoción, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, anunció esta tarde la aparición de su nieto, nacido en cautiverio durante la pasada dictadura militar de Argentina, al que buscaba desde hace 36 años.

Unas horas antes la juez María Servini de Cubría la había citado para darle una información que la propia Estela no imaginó.

La magistrada le informó que habían encontrado al nieto número 114, pero en este caso era nada menos que Guido, a quien De Carlotto, fundadora y presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, había buscado sin descanso. Temblando y llorando recibió esta información que nos conmovió a todos, dijo Servini de Cubría.

La noticia sacudió a esta capital y rápidamente se difundió en todo el mundo, donde De Carlotto es muy conocida y respetada por su trabajo inclaudicable, que ha permitido encontrar estos 114 nietos y devolverles su identidad.

Durante la pasada dictadura (1976-1983), la familia Carlotto había sufrido el secuestro de Guido Carlotto, esposo de Estela, el 5 de agosto de 1977, quien fue liberado luego del pago de un rescate, gravemente afectado por las torturas a las que fue sometido.

Poco tiempo después, en noviembre de 1977, fue secuestrada su hija Laura junto a su pareja. Tenía entonces 23 años y estaba embarazada de dos meses y medio, pero, como eran tiempos de clandestinidad, los padres no se habían enterado del embarazo.

Laura –como se reconstruyó luego– estuvo secuestrada en uno de los más temibles centros clandestinos de detención, La Cacha, junto con su compañero, quien ahora se sabe que se llamaba Óscar Montoya y era de Caleta Olivia, en el extremo sur del país.

En junio de 1978 fue trasladada al Hospital Militar Central y el 26 de ese mes dio a luz un niño, al que le puso por nombre Guido.

En agosto de 1978, dos meses después del nacimiento, el niño le fue arrancado de los brazos. A pesar de que sus padres la buscaban desesperadamente, e incluso Estela había llegado hasta implorar ayuda al ex dictador Reynaldo Bignone, los llamaron para entregarle el cadáver de la joven, que había sufrido torturas inenarrables; intentaron presentarlo como un caso de enfrentamiento.

Gracias al testimonio de sobrevivientes, la familia se enteró de la existencia del niño y desde ese momento Estela de Carlotto, que era maestra en La Plata, se puso al frente de lo que sería Abuelas de Plaza de Mayo, institución que es hoy ejemplo en el mundo.

A lo largo de estos años fue la encargada de dar a conocer la aparición de los nietos recuperados y este día, con inmensa alegría en el rostro, contó la nueva historia de cómo aquel niño, hoy un joven de 36 años, decidió llegar hasta la sede de Abuelas, porque tenía dudas sobre su identidad.

Como todos los casos, se comenzó por la muestra de sangre, que sería llevada al Banco de Datos Genéticos para cruzarlos con los de los familiares que aún buscan a 386 niños

Él nos buscó a nosotros dijo De Carlotto, visiblemente emocionada, y destacó que esta era una lucha y un triunfo de todo el pueblo argentino.

Sentía que en ese momento Laura estaba allí junto a ellos, que este hecho era un triunfo de la voluntad por la verdad y la justicia, de una búsqueda sin odios, una búsqueda por amor, pero con justicia. Hoy nos tocó a nosotros este momento de felicidad que tanto compartimos desde la Casa de las Abuelas.

Mencionó la necesidad de dar tiempo a su nieto, que es músico, como varios de los 14 nietos que tiene De Carlotto.

Queremos que se den cada uno de los pasos necesarios; estamos profundamente felices y ansiosos de conocerlo para que se encuentre con la historia que le pertenece, pero le damos su tiempo. Por fotografías vemos que es parecido a nosotros, y fue voluntariamente a buscar la verdad. Eso es muy importante. En la mañana él se comunicó con su tía Claudia, profundamente emocionado, y pidió tiempo para el rencuentro.

Una historia de amor

Estela de Carlotto prometió a Laura en su tumba que iba a buscar a su hijo Guido sin descanso, y confesó que tenía miedo de morirse sin haber cumplido esa promesa. Hemos caminado más de tres décadas en este camino, de lucha, de incomprensiones, de soledades. Con miedo, ignorando tantas cosas que fuimos descubriendo con el tiempo, pero unidas por la fuerza del dolor y la esperanza de justicia. Comencé en 1978 incorporándome a Abuelas de Plaza de Mayo. Nunca imaginé cómo iba a ser este día, dijo De Carlotto a La Jornada.

Agradeció también que haya sucedido en este momento, cuando desde 2003 comenzaron a cambiar las cosas y abrirse las puertas cerradas. El gobierno nos apoya y hemos dado pasos gigantes, porque no estamos solas ahora, sostuvo.

Relató que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la llamó para preguntar si la noticia era cierta y juntas lloramos por teléfono. Estoy viviendo un momento hermoso en nuestra vida y, sobre tanto dolor, logramos nuevamente revivir la vida que nos quitaron. No podría explicar mejor todo esto que con el compromiso de continuar hasta encontrar a todos los que buscamos, para que al menos nuestros hijos descansen en paz.

De acuerdo con las noticias, el nieto se llama Ignacio Hurban; es músico y compositor. En marzo de este año editó el sencillo Para la memoria, en el marco de Música por la Identidad.

Ya no hay heridas que marquen los brazos de un hombre entero, ni hay canciones que apañen lo que no guarda en el pecho, dice el estribillo de la canción que escribió, cuando aún no imaginaba que finalmente iba a recuperar su identidad rodeado de una gran familia, que hizo de la lucha un camino hacia el futuro. Su abuela en el primer mensaje le habló de todo el amor guardado en estos años y de las puertas abiertas para que ande su propio camino, con una inmensa libertad, que se ha logrado con tanto dolor y sacrificio, pero es lo que le damos hoy a nuestros nietos.