Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Mensual  Director: Iván Restrepo
Edición: Laura Angulo   28 de julio de 2014
Número Especial

Portada

Presentación y
nota sobre ¿corrupción?

La actividad antropogénica amenaza a las comunidades coralinas: situación actual
Marco A. Liñán-Cabello,
Laura A. Flores-Ramírez

Estudios ecológicos de ballenas y delfines en el Pacífico central mexicano
Christian Daniel Ortega Ortiz

Basura marina en las
playas de Manzanillo

Lidia Silva-Íñiguez,
Roxana Pérez-López y
Claudia G. Gutiérrez-Corona

Conceptos y criterios para lograr una relación ciudad-puerto integral en Manzanillo
Basilio Lara Chávez y
Diana Estefanía Virgen

Condiciones sanitarias de
las playas de Manzanillo

Claudia G. Gutiérrez-Corona,
Lidia Silva-Íñiguez y
Roxana Pérez-López

Factor de riesgo a turistas
en las playas: las corrientes
de retorno en la bahía
de Santiago, Colima

Omar Darío Cervantes Rosas, Manuel Gerardo Verduzco Zapata y Ernesto Torres Orozco

Cuerpos costeros, sistemas
de servicios ambientales
y económicos de grandes beneficios para la sociedad

Aramís Olivos-Ortiz,
Omar Darío Cervantes-Rosas,
Amaya Emparán-Legazpi y
José R. Anguiano Cuevas

Barcos hundidos opción para incrementar el ecoturismo marino en las bahías de Manzanillo, Colima
Juan Carlos Chávez Comparan

Mareas rojas: floraciones algales en la bahía de Manzanillo, Colima
Sonia Quijano

El oleaje como suministro de energía renovable en México
Manuel Gerardo Verduzco Zapata, Omar Darío Cervantes Rosas y Marco Antonio Galicia Pérez


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Cuerpos costeros, sistemas de servicios ambientales y económicos de grandes beneficios para la sociedad

Aramís Olivos-Ortiz*, Omar Darío Cervantes-Rosas°, Amaya Emparán-Legazpi; y José R. Anguiano CuevasG
*Centro Universitario de Investigaciones Oceanológicas
Universidad de Colima. Cuerpo Académico CA 32 Oceanología Regional

°Cuerpo Académico CA 33 Manejo Integral Costero
GEstudiante del posgrado en Ciencias del Mar FACIMAR Universidad de Colima. Manzanillo, Colima;Dirección General de Desarrollo del Personal Académico Universidad de Colima, Colima, Colima
Correo electrónico: [email protected]


Imagen de la Bahía de Santiago y la Laguna de Juluapan, en Manzanillo

Por sus características geográficas, México alberga sistemas marinos o lagunas costeras que ahora están entre los ecosistemas más estresados y vulnerables del planeta. Al estar cerca del océano, estos sistemas mantienen conexión permanente o temporal con éste, mediante uno o varios canales (naturales o artificiales), que origina un intercambio bidireccional constante de flujos de agua. En función del tipo y características del suelo, esto provoca cambios en el equilibrio dinámico a nivel espacial y temporal, pues modifican la columna de agua, su morfología, las características físico-químicas, las asociaciones biológicas y su distribución.

Los cuerpos costeros son importantes desde el punto de vista ambiental pues cumplen diversas funciones que impactan positivamente la preservación de la vida y, en consecuencia, del ser humano. A estas funciones se les llama servicios ambientales y son aportaciones que hacen los diversos ecosistemas a nivel local, regional o global. Pueden darse de manera natural o a partir de su manejo, y se traducen en beneficios para nuestra sociedad. Por ejemplo, el manglar es un tipo de vegetación que habita en lagunas costeras. Su follaje atenúa el impacto de tormentas, controla la erosión costera, la generación/mantenimiento de suelos, regula el cambio climático y es sitio de resguardo y reproducción de especies de animales, entre otros beneficios.

Estos servicios ambientales son económicamente importantes, pero en países con economías emergentes no se toman en cuenta a la hora de aprobar los proyectos de desarrollo. Por esta razón, en México nuestros cuerpos costeros están seriamente amenazados. Al ser sistemas que ofrecen recursos naturales de fácil acceso (pesca, sal o madera) y por poseer una gran belleza natural son atractivos para la recreación y el turismo. Por esto, comúnmente sobre sus riveras o en zonas cercanas se establecen poblados o ciudades. La urbanización los hace receptores de descargas agrícolas, industriales y/o domésticas que acarrean alto contenido de materia orgánica, nutrientes inorgánicos disueltos (nitrógeno y fosforo) y detergentes. Y antes de llegar al océano pasan por estos cuerpos, que cumplen como sistemas de depuración.

Como cualquier otro ambiente natural, un cuerpo costero puede generar distintos niveles de vida. A esto se le llama estado trófico, la relación entre la concentración de nutrientes que en un momento dado prevalece en el sistema y el crecimiento de la materia orgánica en el mismo. Por esto, un cuerpo costero puede ser a) oligotrófico, cuando predominan aguas claras con bajas concentraciones de nutrientes, poca materia orgánica o sedimentos en suspensión y mínima actividad biológica, b) mesotrófico, cuando hay una mayor concentración de nutrientes y mayor actividad biológica, o c) eutrófico, para aguas extremadamente ricas en nutrientes y con alta productividad biológica.

Podríamos suponer que es mejor un sistema con mayor cantidad de nutrientes al ser más productivo y, con ello, presentar un “estado trófico saludable”. Sin embargo, los cuerpos costeros se enfrentan a sobreenriquecimiento de nutrientes inorgánicos disueltos que genera un estado trófico conocido como eutrofización, lo cual ocurre principalmente por aportes de aguas residuales. Éste es un problema en muchos sistemas costeros del mundo. En nuestro país altera el funcionamiento natural y en consecuencia los servicios ambientales que proveen, lo que representa costos ecológicos, económicos y sociales.

Al haber mayor disponibilidad de nutrientes, la materia orgánica se reproduce más rápidamente. Las bacterias degradan esta materia orgánica pero en el proceso consumen oxígeno. La disminución del oxígeno disuelto en la columna de agua provoca que los organismos acuáticos mueran por asfixia. Esto, a su vez, favorece el florecimiento de algas tóxicas oportunistas, y genera cambios en la comunidad de organismos superiores que viven en la columna de agua, sobre y dentro del sedimento. También hay cambios en la vegetación rivereña, malos olores, entre otros. En lo relativo a lo económico-social, lo anterior se traduce en pérdida de especies locales de importancia económica (pesquerías), además de que los sitios pierden sus atributos escénicos y se vuelven no aptos para el turismo, la recreación o la educación, debido a las alteraciones estéticas. Por tanto se da una pérdida del valor cultural que, incluso, genera zonas de pobreza debido al agotamiento de los recursos.

Ante tal panorama, debe quedar claro para la sociedad, y muy especialmente para quienes toman las decisiones a nivel gubernamental, que el manejo sustentable de la zonas costeras es un asunto fundamental. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señala que en 2011 más de 3 mil 500 millones de personas habitaban en zonas urbanas. Estima que para el 2020, la mayor parte de la población urbana en el mundo habitará la franja de 200 km próxima a la costa.

Colima no es la excepción pues el mayor crecimiento demográfico de los próximos 20 años se espera para los municipios costeros de Manzanillo, Armería y Tecomán. Por ello, debemos aplicar y hacer cumplir la legislación ambiental existente, ampliarla y modificarla en algunos puntos. Es necesaria la inversión en infraestructura urbana que se traduzca en sistemas de drenaje/alcantarillado, pluvial y plantas de tratamiento de agua residual, lo cual reducirá en gran medida la contaminación de cauces, tanto a cielo abierto como subterráneos.

A la par, es indispensable una verdadera educación de calidad que incluya formación ambiental, lo cual permitirá que la población tome decisiones responsables y sean la base de políticas públicas eficientes. Y sobre todo participativas.