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La Jornada en Brasil 2014
Cosas del futbol

Por los pelos

S

ostenida por Javier Mascherano y por el arquero Sergio Romero, Argentina se medirá el domingo en el Maracaná a Alemania, después de sufrir 120 minutos, más los penales, ante Holanda. Partido jugado con miedo y con Leo Messi ausente prácticamente todo el juego, el cara o cruz de los penales sonrió a la albiceleste.

Veinticuatro años después argentinos y alemanes volverán a encontrarse en una tercera final. La primera fue en el México 86 para los argentinos y la segunda, en Italia 90, para los germanos.

A priori, la balanza se inclina por Alemania, más después de aplicar el rodillo a la anfitriona y pentacampeona Brasil. Pero la final siempre es diferente a los anteriores juegos.

La maquinaria teutona llega aceitada, con unos jugadores en estado de gracia, confiados en sí mismos y en las instrucciones de su entrenador Joachim Löw.

Se ve que disfrutan su juego, que les gusta mimar La vieja, como Di Stéfano llamaba a la pelota.

En la otra esquina llega exhausta una Argentina que no ha hecho un buen mundial, sin un dibujo definido, sostenida por una muy buena defensa y por un magnífico Mascherano y hoy, en la tanda de penales, por Romero.

Pero el fenómeno Messi brilló por su inexplicable ausencia. Apático y desinteresado, el considerado mejor jugador del mundo decepcionó a amigos y a enemigos. Corrió lo indispensable, es decir casi nada, y vio la refriega desde la lejanía, como si el asunto no fuera con él.

La albiceleste echó de menos a Di María, el jugador más incisivo de la selección, un jugador que, además de su calidad, se vacía en cada partido. Sin este jugador y sin el omnipresente Mascherano, Argentina se vendría abajo.

Eliminada la posibilidad de un segundo maracanazo, la torcida brasileña se volcará con Alemania. Antes muertos que ver ganar a sus aborrecidos vecinos argentinos ni más ni menos que en Maracaná. Sería demasiada ofensa para el gigante brasileño.

Por cierto, poco elegantes los colegas argentinos comentando la derrota de la canarinha ante los alemanes. Sin recato, tanto en radio como en televisión no fueron pocos los periodistas que celebraban los goles alemanes. Y las portadas de los medios impresos chorreaban sangre brasileña.

A esa suerte de linchamiento fanático se sumó Diego Armando Maradona: “Brasil, qué tal se ‘siete’”. No se vale anteponer una histórica rivalidad con mofarse de la desgracia del vecino. Y luego se quejan, los argentinos, de que caen mal a los fuereños. Se lo ganan a pulso.

El domingo alumbrará al nuevo rey del futbol. Será en Maracaná, en Brasil, el país más futbolero del planeta. Y como es la final, ahora sí que gane el mejor.

Twitter: josetxoZ