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El curandero Teodoro Tlaxcaltécatl Quiahua fue reconocido como Tesoro Humano Vivo

Soy médico empírico; la superstición no entra en las yerbas, hay que tener fe

Por sus conocimientos goza de gran prestigio en la sierra de Zongolica y cobra lo que den

Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de julio de 2014, p. a18

Zongolica, Veracruz.

Soy médico empírico y cuando curo a alguien siento alegría; cuando no... hay que buscarle, aunque lleguen agónicos, expresó en entrevista José Román Teodoro Tlaxcaltécatl Quiahua, quien recibió el pasado sábado la distinción como Tesoro Humano Vivo, otorgado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través de su Dirección General de Culturas Populares, y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), en el contexto del primer año de la Cruzada Nacional contra el Hambre.

En el parque Juan Moctezuma y Cortés se realizó la quinta y última etapa del programa Galas Identitarias, Fiesta de las Culturas Vivas, luego de su paso por Chiapas, San Luis Potosí, Guerrero, Michoacán y ahora Veracruz. Todo dentro del programa nacional Cultura para la armonía, cuyo objetivo es la reconstrucción del tejido social en las zonas donde el crimen organizado o por motivos de pobreza se ha modificado negativamente la vida cotidiana.

Lo importante son los premios a personas que han dado su vida a actividades como la música, la danza, la literatura, la cocina tradicional y las artesanías. En esta serie se premió a 10 tesoros humanos vivos.

En la línea metafórica

Tlaxcaltécatl Quiahua se ubica en la línea de los médicos metafóricos que los nahuas utilizan para nombrar las cosas mundanas; la flor es un símbolo básico para la celebración de rituales, como el Xochitlalli, palabra compuesta por las raíces xochitl-flor y tlalli-tierra; esto es, tierra florida o flores para la tierra, con lo que se expresa su significado ceremonial. Tlaxcaltécatl es un tetachi o wewetlakatl, que gozan de prestigio por su conocimiento ritual y las técnicas de las diferentes ceremonias, así como por ser poseedores de un discurso mediador entre lo divino y lo profano. Tlaxcaltécatl aprendió el oficio de sus antepasados, observando a otros ritualistas connotados de Tenexcalco, comunidades del municipio de Mixtla de Altamirano, de donde es originario. Actualmente radica en la cabecera municipal, en el Barrio Primero, y es el encargado de celebrar el ritual del ahawitonalli (carnaval) y todos los festivales del calendario tradicional, donde él es el guía espiritual.

“Supe lo que iba a ser por mis abuelos. Todo se cura y a veces necesitamos de los actores de la diarrea, de los espantos, de los prematuros, de las mujeres que quieren dar a luz, pero antes de tiempo. Hay que curarlos con medicinas tradicionales. La diabetes se controla y se cura con unas hierbitas y unas carnitas.

Curarse depende de creer en Dios, de orarle a santísima tierra e ir a visitar a las imágenes que curan en el cielo y curan en la tierra. Soy médico empírico. Claro, se me ha dificultado curar a algunas personas. Cuando se cura se siente uno alegre. Ya lo ganamos. Cuando no, hay que buscarle, aunque llegue la persona agónica. La salud es un estado de armonía y la muerte es una cosa injusta cuando es antes de tiempo.

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Tlaxcaltécatl Quiahua es considerado un tetachi, por ser poseedor de un discruso mediador entre lo divino y lo profanoFoto Isaac Sánchez

Sus plantas para curar las compra o las recolecta en el bosque. Considera que atenderse con médicos tradicionales o de escuela está bien, siempre y cuando no sean chantajistas. Hay quienes se aprovechan, pero no son yerberos. Inclusive se habla de niños inquietos, lo cual se les quita, se les puede quitar eso. Cuando me enfermo trato de curarme, pero si no puedo voy con otro yerbero.

A su lado estaban dos de sus hijos, que denotaban condiciones de extrema pobreza. Los quiere, los cuida y les enseña lo que sabe para que un día curen. Saben que la enfermedad viene de la tristeza. El alcoholismo se quita con cinco jugos de coco y cinco plátanos. Contra el glaucoma hay un líquido, que se aplica y luego se pone el agua de manzanilla.

No ha salido de la sierra de Zongolica y cobra lo que den, poco, pues. Atiende a los enfermos de su comunidad.

Cabeza de piña para la diabetes

Los huesos duelen por el frío, por el agua. El riñón se pone mal por la mala alimentación. La diabetes se agrava por no alimentarse bien, por aguantarse el hambre cuando andamos en la calle. Lo primero que curé fue una disentería. He atendido y curado a muchos niños. Quisiera que se hiciera una casa donde la gente fuera a atenderse con los que saben curar. Así ya no tendríamos los curanderos que ir casa por casa. Si alguien está mal de la mollera podríamos atenderlo rápido. Curar con yerbas no es caro... sí, me gustaría tener un poco de dinero, pero no tengo y qué le vamos a hacer. Me apoyan, pero poco. Algo. Para saber más, entre los curanderos nos apoyamos, nos enseñamos lo que no sabemos. Siempre se aprende más y hay nuevas enfermedades, ronchas. La sarna es difícil de quitar. Uso guantes para evitar contagios.

Se siente más capaz que nunca para curar, para hacer el bien. Hay 75 por ciento de pobreza en nuestro municipio. Con pobreza hay enfermedades, más males. Esto no es cosa de magia ni de superstición. Eso de la envidia no existe, sólo son creencias. La superstición no entra en las yerbas, sino que hay que tener fe. Para quitar, para curarse de diabetes hay que tomar la cabeza de la piña, un pedacito de limón y una hojita de plátano morado durante 90 días. Eso más no comer grasa, ni huevo ni refresco.