Opinión
Ver día anteriorMartes 1º de julio de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Impurezas chuchistas

Valencia alza la voz

¿Y los recursos para los pobres?

S

iempre que existe algo que promete, y sólo promete avanzar más allá de lo imaginado, levanta expectativas que cuando no se cumplen nos arrojan a escenarios de frustración muy lamentables, tristes. Eso sucedió con el equipo de futbol mexicano que compitió y perdió en el Mundial de Brasil. Pero cuando desde siempre se sabe que eso que uno hace está mal, y que será un fracaso, no hay lugar para el lamento, el fracaso, si así se le puede llamar al caso de la diputada federal Purificación Carpinteyro. Estaba anunciado.

Pero es muy poco, parece ser muy poco, el calificativo fracaso. Purificación fue una imposición del grupo de los chuchos en una negociación con otras tribus perredistas. Se dijo hasta el cansancio que la ex subsecretaria de Comunicaciones y Transportes en el gobierno de Felipe Calderón nada tenía que ver con la izquierda, menos aún con una población tan empobrecida, en su gran mayoría, como la de Iztapalapa.

Al inicio de esta administración también se habló, en todos los tonos, de que Carpinteyro ni siquiera conocía Iztapalapa, menos aún el distrito que debería representar, pero nada de eso sirvió para que Nueva Izquierda reconsiderara. Su candidata era una mujer de derechas con la que ellos congeniaban, y en aquellos momentos lo que requería esa tribu perredista era demostrar que ellos sí podían arreglarse con la derecha, consentirla.

En todos los ámbitos de la izquierda real, la candidatura de Purificación encendió los focos de alarma, y en la derecha, sobre todo la panista, hubo olas de burla y risas para quienes a nombre de la izquierda postulaban a Carpinteyro, cuando ni ellos ni el PRI la querían en sus filas. Pero nada cambió el compromiso de Nueva Izquierda tendría que llegar hasta el final, y con los tejes manejes del chuchismo, la ex funcionaria de Calderón se coló a la Cámara de Diputados como representante de una población a la que no conocía, y menos aún entendía.

Así que, cuando se dio a conocer que la señora trataba de hacer negocios con un empresario al que sí conocía, y con el que sí podía entenderse, se desvelaba el perfil tan anunciado, y sin embargo tan indignante para muchos, uno de ellos el actual delegado en Iztapalapa, Jesús Valencia, que levantó la voz para denunciar que el trabajo en beneficio de la gente de Iztapalapa no existe.

Los dineros que desde la Cámara de Diputados, vía la representante, deberían ser utilizados en favor de la gente de aquella demarcación no han llegado. Se habla de hasta 66 millones de pesos que la diputada de Nueva Izquierda debería haber etiquetado para beneficiar a los habitantes del lugar que representa.

Jesús Valencia no se llama a sorpresa, lo advirtió desde el principio, y por eso ahora reclama lo que en justicia debería corresponder a la gente de la delegación que él gobierna. Nadie sabe a quién reclamar esa actitud de la señora, nadie sabe qué reclamo legal debería ejecutarse para hacer que esos dineros lleguen al distrito 22, del que es diputada. De lo que todos están seguros es que la señora ha sido un desastre para el que, por el momento, no hay arreglo. Ni modo.

De pasadita

En la Asamblea Legislativa del DF se decidió, a instancias, otra vez, de Nueva Izquierda y de la derecha panista, que las nuevas organizaciones políticas que participen en la próxima elección queden impedidas de aliarse con otros partidos políticos, lo que parecía tener dedicatoria a Morena, la organización que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

La acción cae en el ridículo si recordamos que desde Morena se ha dicho que no habría alianzas, cuando menos y explícitamente, con el PRD. La idea sería que el PRD lograra obtener los votos de gente que no sabe bien a bien qué es Morena. Lo malo de estas decisiones, nos referimos a las de la ALDF, es que, como dice el refrán: el que escupe al cielo... Ya les contaremos más de esto.