Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 29 de junio de 2014 Num: 1008

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La seriedad del
cronopio Cortázar

Vilma Fuentes

Chico Buarque entre
El arco y la lira

Jorge Luis Casar

La sociedad del futbol
Josetxo Zaldua

Futbol antídoto
Paula Mónaco Felipe
entrevista con Juan Villoro

Futbol: todos los
juegos el juego

Antonio Valle

El gol, nuevo paraíso
Honorio Robledo

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Columnas:
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Luis Tovar
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Balonazo a la pantalla

Género en sí mismo, el cine con tema deportivo abunda en producciones que tienen al futbol no sólo como punto central de sus tramas, sino como una serie infinita de variantes: pretexto para contar otra historia, telón de fondo, alegoría, metáfora, más un largo etcétera.

Si bien sobran en el cine futbolero los filmes simplones, convencionales, de ésos armados para llegar a la anotación final y victoriosa en cámara lenta, luego de montones de dificultades –tara por cierto compartida con centenares de tramas dedicadas a cualquier otro deporte–, hay por fortuna cintas que no le dan la espalda a la inteligencia e hilan bastante fino, ya se trate de la relación entre futbol y política, o bien de la presencia relevante de tópicos futboleros en la vida cotidiana de un personaje. Sin un orden preferente, las que siguen son algunas cintas que, sin importar si al espectador le gusta o no el deporte de las patadas, cinematográficamente tienen algún valor:

La guerra y el balón

Basada en la igualmente conocida y estupenda novela de Peter Handke, El miedo del portero ante el penalti (Wim Wenders, Alemania, 1971) es quizá la más célebre de todas las películas futboleras. El protagonista, un mecánico llamado Josef Bloch, otrora célebre portero de futbol que vivió sus momentos de gloria en tiempos que no eran de paz, es un personaje a la altura de Meursault, el personaje principal de El extranjero, de Albert Camus –quien, por cierto, amaba al futbol y fue un portero notable.

La también recordada Victoria (Victory, Estados Unidos, 1981), del entonces veterano John Huston, tiene en su reparto a Silvester Stallone, Michael Caine y Max von Sydow, pero también a los futbolistas Pelé, Bobby Moore y Osvaldo Ardiles. Como sabe el cinéfilo, todo transcurre durante la segunda guerra mundial y el asunto consiste en que, durante un partido entre ingleses –presos– y alemanes –carceleros–, hay una fuga de una prisión nazi.

Ambientada en los primeros años de postguerra, a principios de los años cincuenta del siglo pasado y tras la derrota alemana, El milagro de Berna (Das Wunder von Bern, Sönke Wortmann, Alemania, 2003) es buen reflejo del sentimiento germano dominante en aquel entonces, entre la culpa y la búsqueda de redención: la obtención de su primera copa del mundo futbolera, en el campeonato celebrado en Suiza, fue para Alemania un símbolo claro de su resurgimiento.

El jugador como alter ego

En 2006, el argentino Carlos Sorín filmó El camino de San Diego, ficción acerca de un fanático empedernido de Maradona que incluso se ha tatuado el número diez en la espalda, y que un día cree encontrar una imagen de su ídolo. Buena alegoría de lo que piensan y viven muchos argentinos, como puede verse en el documental Amando a Maradona (Javier Martín Vázquez, Argentina-Nueva Zelanda, 2005), que aborda el llamado culto de la iglesia maradoniana y, a través de éste, el fanatismo pero también el valor simbólico que en Argentina tiene el autor de la mano de dios en México ‘86.

La española Días de fútbol (2003), de David Serrano, ligera y amable, versa sobre la crisis de los avanzados treinta y el armado de un equipo de futbol rápido de un grupo de amigos que quieren recordar cómo eran antes de empezar a ponerse viejos. Mejor que ésta es Buscando a Eric (Looking for Eric (Bélgica-España-Francia-Italia-Reino Unido, 2009), del normalmente sobrio Ken Loach, donde se cuenta la historia de un cartero maduro y deprimido que ve al futbolista Eric Cantona, su ídolo, como un fantasma que al mismo tiempo es una especie de ángel de la guarda que le da consejos.

Hay también excentricidades como la desopilante Shaolin Soccer (Siu Lam Juk Kau, China-Hong Kong, 2001), de Stephen Chow, que para hacer esta película extravagante se basó en la serie animada Campeones, pero añadiéndole acción típica de artes marciales y decenas de homenajes a Bruce Lee.

Balas y goles

El año que mis padres se fueron de vacaciones (On Ano em que Meus Pais Saíram de Férias, Brasil, 2006), de Cao Hamburger, es uno de los filmes que mejor combina, como de hecho sucede en la realidad, futbol y política: mientras se desarrolla el campeonato mundial de México ’70, en el Brasil gobernado por la dictadura militar casi nadie hace caso de la represión, la guerrilla que había entonces, los presos y los desaparecidos políticos: importa más ver si Pelé y compañía se alzan con el tricampeonato.

Cámbiese algunos términos, como “militar”,  “represión”,  “guerrilla”,  por  “perfecta”,  “reformas estructurales”  y “privatización”, y hélas: 1970 se parece muchísimo a este futbolero 2014.