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El michoacano es un Tesoro Humano Vivo por sus contribuciones a ese arte

La música es delicada; se parece a la mujer, afirma Eloy Valencia

Lo malo es el cambio en el sonido tradicional; se ha degenerado, señala el compositor

En Michoacán tenemos un ritmo especial, pero hay copiones de lo que se hace en Sinaloa

 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de junio de 2014, p. a16

Uruapan, Mich., 24 de junio.

Saber música es aprender armonía, para que los sonidos se combinen bien. Saber música es un arte y con eso ya está dicho todo. Es más, si yo no amara la música creo que ya me hubiera muerto, expresó en entrevista Eloy Valencia Alfaro, quien recibió el pasado domingo la distinción de Tesoro Humano Vivo, por sus contribuciones a la música tradicional, la cual es otorgada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), mediante su Dirección General de Culturas Populares, y la Secretaría de Desarrollo Social.

En la Plaza Central, entre cantos de pireris, danzas que enorgullecen por su autenticidad, rostros labrados por el sol, indígenas de mirada noble y sin afanes protagónicos occidentales, don Eloy recibió el diploma que lo reconoce como Tesoro Humano. Le urgía irse a su casa para comer y descansar, pues la diabetes ha hecho estragos en su humanidad. Traigo mi aparato para oír. Un doctor me dijo que los problemas vienen con la edad. De joven no te pasa nada, pero me queda claro que la música es una terapia que mantiene sano. Ya no toco algunos instrumentos, como el saxofón soprano, porque hay que jalar mucho aire. Enseño a mis alumnos y antes tocaba todos los instrumentos. El que más me gusta es el violín. El teclado es útil para afinar.

Agregó: La música es una cosa de primera que me motiva, pero ahora la fuerza no es la misma. Todo tiene su tiempo. A mis hijos los escucho y cuando enseño detecto si alguien no toca bien. A mí me enseñó un tío abuelo, Santos.

Su oído ha comenzado a fallar. Para ser músico debes tener buen oído, para trabajar los instrumentos hasta que den el sonido que buscas.

–¿El amor y la música?

–Eso es difícil de explicar. Son algo especial. Hay diversos tipos de amor y los jóvenes confunden. La música también es delicada, porque, dicen, es parecida a la mujer. Santa Cecilia, la patrona de los músicos, es bella y no tocaba ningún instrumento. Componer requiere de un don especial. En Turicato nos comisionaron para ir a una hacienda, donde conocimos al autor de Dos arbolitos, Silvino Gómez, quien era de esa comunidad, pero vivía en México. Con Rubén Fuentes se iba al Tenampa y ahí le ayudaban. Una vez los acompañó Chucho Martínez Gil. En ese entonces no había grabadoras y Chucho les pidió que cantaran varias veces Dos arbolitos. Pasó un mes y Rubén preguntó a Silvino si ya había oído su canción. Resultó que ya la había registrado Chucho.

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Si yo no amara la música creo que ya me hubiera muerto, expresa Eloy ValenciaFoto cortesía Conaculta

“Silvino desapareció. Chucho lo mandó emborrachar y se desapareció un año. Estuvo en Guerrero y nadie sabía su nombre. Sólo le decían ‘El Loco’. Andaba con una guitarrita, pero era compositor. Lo llevaron a casa de un licenciado y ahí lo dejaron hablar con la Prieta Linda, que era su amiga. Habló, pero sólo respondió una secretaria. La Prieta Linda fue a buscarlo a Guerrero, donde estaba encarcelado. Vio la lista y leyó su nombre. Chucho le hizo eso para que no lo estorbara, quería que se muriera en la cárcel. La Prieta lo sacó de ahí.

“Muchas composiciones han corrido la misma suerte y los dueños verdaderos no aparecen. Silvino también hizo Dos palomas al volar y Sin ti, que vendió a 800 pesos. Yo tengo pocas composiciones, porque me he concretado a enseñar. Tengo abajeños y sonecitos. De lo que oigo en el radio no me gusta lo que no le entiendo, las melodías que son en inglés. Puedo apreciar esa música, pero no hay nada como la música del pueblo. Los muchachos escuchan en inglés, aunque no entiendan, porque siguen el ritmo”.

Al tocar y cantar mal, se mal educa al pueblo

Nació en Zacán, Michoacán, municipio de Los Reyes. Para mí es bonito porque ahí nací. Puede haber cambios, pero uno ve al ranchito como algo bonito porque uno es de ahí. Lo malo es el cambio en la música tradicional. Se ha degenerado. En Michoacán tenemos un ritmo especial, pero hay copiones de lo que hacen en Sinaloa. Acá tenemos otro sabor, y allá la música es más sencilla. Nuestra música es de compases amalgamados; eso no lo tienen los norteños. En las bandas los sonidos no son armónicos. Eso está mal, porque los sonidos deben oírse parejos. Tocar y cantar mal es mal educar al pueblo y los jóvenes escuchan de todo.

Su salud ha menguado y casi no le da hambre. Yo creo que es por la bola... de años. Ahora que se me fue el hambre ni el pan ni el dulce me gustan.

Tiene siete hijos. Habla tarasco. No es difícil. Dicen que si se habla tarasco es fácil hablar inglés. Si se habla purépecha es fácil aprender latín, que me ayudó en el desempeño de coros. El rey David tiene 150 salmos.

Le colocaron un marcapasos. Gustaba de comer mucho menudo. Ya ni eso. Pero sigue impartiendo clases de música, su alegría diaria.