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La Jornada en Brasil 2014

Reportan al menos cinco heridos, tres de ellos periodistas que cubrían las marchas

La alegría en los estadios contrasta con las manifestaciones y cortes en las calles

Protestas en Sao Paulo, Belo Horizonte, Río de Janeiro, Porto Alegre y Brasilia

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Grupos policiacos detuvieron a manifestantes que intentaron bloquear una autopista en Sao PauloFoto Ap
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En Belo Horizonte, unas 200 personas protestaron por el Mundial y algunas de ellas volcaron una patrullaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 13 de junio de 2014, p. a19

Sao Paulo, 12 de junio.

Verdeamarela es la fiesta y verdeamarela la protesta. Mientras millones de brasileños se alistaban para el primer juego de su selección en la apertura del Mundial, otros participan en huelgas y manifestaciones en medio de gases lacrimógenos y balas de goma en choques con elementos de seguridad que dejaron al menos cinco heridos.

El escenario de protestas más intenso fue Sao Paulo, donde la policía lanzó gases, balas de goma y bombas de ruido para dispersar a decenas de manifestantes que rechazan el alto gasto público en la Copa.

Un grupo de cerca de 70 activistas se concentraron en la estación del metro Carrao con la intención de marchar hacia el estadio Arena Corinthians, situado a unos 12 kilómetros, para entorpecer el tránsito en la avenida Radial Leste, una de las principales vías de acceso al coliseo.

La policía se adelantó a los organizadores de la movilización, denominada Gran acto 12 de junio no va a haber copa, y cercó el lugar para impedir que el grupo avanzara por la avenida.

El choque se produjo cuando la marcha intentó romper el cordón policial. Los agentes lanzaron gases lacrimógenos y detuvieron a una persona.

En el enfrentamiento resultaron cinco personas heridas, tres de ellas periodistas.

Exigen proteger a comunicadores

El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, exhortó al gobierno de Brasil a que proteja a los comunicadores que cubren las protestas.

El organismo destacó informes que dan cuenta de tres periodistas heridos: la productora del canal de noticias estadunidense CNN, Barbara Arvanitidis, herida en un brazo, y la corresponsal de ese mismo medio de comunicación, Shasta Darlington, lastimada con restos de granadas sónicas y lumínicas lanzadas para dispersar protestas, y el camarógrafo del Sistema Brasileño de Televisión, Douglas Barbieri, quien sufrió también lesiones producto de los restos de las granadas.

Este es un preocupante comienzo de la Copa del Mundo, dijo Robert Mahoney, subdirector del CPJ, quien recordó el compromiso de la presidenta brasileña Dilma Rousseff de garantizar la seguridad de los periodistas durante las protestas.

Activistas hicieron circular fotografías de un grupo de manifestantes con lesiones, como narices ensangrentadas y heridas en las piernas.

Nuestra estrategia nunca fue acabar con el Mundial. Lo que indigna son los gastos que el país hizo para la Copa, dijo Luiz Gustavo, de 19 años, quien protestó en Sao Paulo.

En un acto similar, en Belo Horizonte, un grupo de unas 200 personas se enfrentó con la policía y provocaron destrozos en tiendas y bancos de la ciudad con un saldo de al menos 4 detenidos y un periodista herido, al tiempo que iniciaba la Copa del Mundo.

Los manifestantes volcaron un auto de la policía en la avenida Joao Pinheiro y otra columna rompió persianas y vidrios de comercios y sucursales bancarias cerca de la céntrica Praça Sete de Setembro.

Un fotorreportero de la agencia Reuters, Sergio Morais, resultó herido en la cabeza por una piedra lanzada por los manifestantes, señaló el diario local Estado de Minas.

Decenas de efectivos de la policía militar brasileña, apoyados por camionetas y helicópteros, avanzaron por la avenida Alfonso Pena para dispersar a la columna.

Ellos tienen su Copa, pero la gente sigue esperando para que se ocupen de cosas más importantes. Queremos salud, educación, reclamó Joao, de 26 años.

Un centenar de manifestantes permanecieron desafiantes frente a dos líneas de policías con escudos alrededor del célebre Pirulito, un pequeño obelisco situado en la plaza Siete de Septiembre, pero las fuerzas de seguridad con policía montada recuperaron el lugar poco antes de que terminara el juego inaugural.

En Río de Janeiro, alrededor de mil manifestantes se reunieron en la iglesia de la Candelaria y marcharon pacíficamente por el centro de la ciudad, aunque unos cuantos quemaron banderas brasileñas y corearon consignas como FIFA, vete a casa.

Estamos contra la dictadura del gobierno y la FIFA. La Copa no es del pueblo, exclamó Luis Claudio Morales, que portaba una bandera palestina.

No lejos de allí, miles de turistas visitaban el Cristo del Corcovado, mientras que en la playa de Copacabana prevalecía un ambiente festivo.

También en Río, los empleados de los aeropuertos de Galeao, Santos Dumont y Jacarepaguá mantenían una paralización por 24 horas, en demanda de la firma de un convenio laboral colectivo. Si bien la medida no ha afectado el funcionamiento dentro de los aeropuertos, algunas vías de acceso al aeropuerto de Galeao fueron interceptadas por manifestantes, lo que dificultó la llegada a la terminal aérea de algunos pasajeros.

Atacan cadenas de comida rápida

Más tarde en Sao Paulo, un grupo de menos de 100 manifestantes se reunió cerca de una estación del tren subterráneo, unos 13 kilómetros al poniente del estadio. No se reportaron protestas cerca de las instalaciones propias del Itaquerao.

También hubo una protesta en la ciudad meridional de Porto Alegre, otra subsede. Un millar de personas se congregó para expresar su rechazo al Mundial. Algunas rompieron ventanas y lanzaron piedras a la policía, dijeron las autoridades, y otras cometieron actos vandálicos en un restaurante McDonald’s o incendiaron botes de basura.

Un grupo empezó a avanzar hacia la zona del Fan Fest en la ciudad, pero la policía lo dispersó con balas de goma y gases.

En Brasilia, la capital, unos 150 inconformes fueron también dispersados por la policía, de acuerdo con el diario Estado de Sao Paulo.

Estos manifestantes se han enfrentado con las autoridades en varias ciudades brasileñas desde el año pasado y han continuado las protestas que comenzaron durante la Copa Confederaciones de 2013.

Las manifestaciones en meses recientes han sido más pequeñas comparadas con las del año pasado, cuando hasta un millón de personas salieron a las calles en una noche para protestar por los problemas sociales del país y el alto costo del Mundial para sus ciudades. Esas protestas, en su mayoría, eran espontáneas y no había un grupo que las organizara.

Ello ha cambiado, según David Fleischer, un politólogo de la Universidad de Brasilia. Indicó que las protestas recientes son más pequeñas, porque tienen metas muy específicas, así que es fácil para la policía controlarlas.