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Esperan que compita con las manos atadas, sin una real descarga fiscal, señala

En los hechos, no se dará la pretendida transformación de Pemex: especialista

Grave, el límite que le imponen para investigación y desarrollo, dice Fluvio Ruiz

 
Periódico La Jornada
Viernes 6 de junio de 2014, p. 15

La pretendida transformación de Petróleos Mexicanos (Pemex) a una empresa productiva de Estado es sólo un término conceptual, porque en los hechos se espera que compita atada de manos, sin una verdadera descarga fiscal y con mayor incertidumbre jurídica, advirtió Fluvio Ruiz, consejero profesional independiente de la petrolera mexicana.

En entrevista, aseguró que a Pemex se le mantiene sujeta a los límites de deducción en sus gastos, igual que en 2005, por lo que no habrá un real alivio fiscal.

Además, otra cuestión gravísima es que se impone un límite máximo de 5 mil millones de pesos que aportará el fondo para la investigación y desarrollo científico en hidrocarburos, cuando en ningún país se le pone límite a la investigación y desarrollo tecnológico, más que en México. De manera, que el compromiso que dijo el presidente Peña hace unos días queda en el discurso, porque a menos que no lo haya visto lo cierto es que la iniciativa de ley mantiene este límite a la investigación y desarrollo tecnológico.

Adicionalmente, hay gran asimetría tanto regulatoria como fiscal para Pemex en este nuevo contexto en el que enfrentará la competencia.

Recordó que desde que se promulgó la reforma constitucional, en diciembre de 2013, se advirtió sobre el riesgo de que en las iniciativas se plasmara esta asimetría. En primer lugar, en lo que se refiere a la normatividad aplicable para asignatarios y contratistas. Los primeros sólo podrán ser Pemex, y los contratistas generalmente serán las trasnacionales o eventualmente podría ser Pemex en alianza.

Ruiz Alarcón explicó que los asignatarios, es decir, Pemex, por ejemplo, pueden perder su asignación sin ningún juicio, por lo que sólo bastaría la decisión de la Secretaría de Energía (Sener) y de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) para que hubiera una revocación y no está previsto, como sí está en el caso de los contratistas en el que hay un proceso. Ahí está la primera asimetría.

Por otro lado, los contratistas en el terreno fiscal van a poder deducir todos sus costos y “ese es el corazón de todos los modelos contractuales, sobre todo de licencia y producción compartida. En Pemex no, porque a la paraestatal se le mantiene el límite de deducción de 6.50 dólares que se puso en 2005. Ese límite no tiene nada que ver con la circunstancia actual y con ello se mantiene la Ley Federal de Derechos que será aplicable a Pemex en tanto no migre sus asignaciones a contratos.

Es decir, Pemex tiene, por un lado, mayor incertidumbre jurídica que los contratistas, porque se le puede revocar la asignación sin todo el proceso previsto para los contratistas, en caso de rescisión administrativa.

Segundo, fiscalmente no hay un alivio porque Pemex está sujeta, incluso a los límites de deducción que esta sujeto hoy, entonces no hay ningún alivio en su pesada carga impositiva.

Tercer elemento de asimetría regulatoria: Pemex puede ser obligado a realizar proyectos socialmente necesarios. Eso era coherente cuando Pemex era monopolio estatal, porque es una herramienta del Estado, pero lo que ya deja de ser coherente con el nuevo modelo es que Pemex siga siendo sujeto de la posibilidad de realizar proyectos con el impacto social, porque propicia el desarrollo económico y los contratistas no.

De hecho se establece que se van a crear las provisiones en el presupuesto , pero habría que ver si en verdad van a ser las provisiones necesarias que cubran la totalidad del proyecto; dos, de todas maneras Pemex tendría que distraer recursos humanos y tiempo para proyectos necesariamente menos rentables que otros que estarían en su cartera, básicamente para hacer lo que nadie quiere hacer y esos se le va a estar obligando a Pemex.