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Especialistas del IIJ fusionaron 11 marcos legales

A petición gubernamental, la UNAM desarrolló un código agroalimentario
 
Periódico La Jornada
Sábado 24 de mayo de 2014, p. 14

Con la finalidad de sacar al campo del atraso y garantizar el derecho a la alimentación a partir del desarollo rural sustentable, un grupo de 15 expertos del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM desarrollaron un código agroalimentario, a petición del gobierno federal.

Dicho instrumento tardó casi un año en ser producido y es la fusión 11 marcos legales; entre ellos, los de pesca, sanidad animal y vegetal, certificación de semillas, desarrollo sustentable, caña de azúcar y bioenergéticos, y se vincula con leyes como la general de cambio climático, la general de equilibrio ecológico y protección al ambiente, así como las normas relativas al agua.

La elaboración de dicho código terminó la semana pasada, dijo María del Carmen Carmona, experta del instituto, quien agregó que el mismo fue entregado a la abogada general de la Sagarpa, Mireille Rocatti Velázquez, para ser analizado y en su caso modificado en los aspectos que considere la dependencia.

La experta en derecho ambiental, alimentación y bioenergéticos afirmó que el mencionado código “va a ser parte de la discusión de la iniciativa de la reforma al campo.

La Sagarpa lo está estudiando. El código es el primer borrador de trabajo y se hizo con una metodología interesante de evaluación estratégica. Es un instrumento muy sólido que reconoce las inconsistencias que existen y propone nuevos esquemas y temas. Por ejemplo, crear logística en el campo. Ahora no contamos con una red ni nodos logísticos, lo que se traduce en que se pierde mucho dinero en almacenaje y transporte (de productos agroalimentarios) y no somos competitivos en ello.

A ello se suma el hecho de que son los intermediarios quienes mayores ganancias obtienen de los productos del campo.

Sólo 15 por ciento de lo que cuesta el valor del producto es para el productor, que es el que corre el riesgo y pone el trabajo; sin embargo, 85 por ciento se queda en otros. A veces gana más el que lo vende y el que lo transporta que el que lo produjo, y eso debe cambiar. El código establece mecanismos que tienden a reducir esa brecha, agregó.

La académica de la Facultad de Derecho de la UNAM apuntó que el documento también disminuirá la brecha digital que se da en el agro nacional.

“Insertará al campo en el mundo digital. Todavía en algunos estados los fierros para marcar el ganado se registran en las presidencias municipales, para acreditar la propiedad de una res.

“En muchas partes del mundo el ganado se vende con chip y arete. En estos dispositivos se almacena información, como las vacunas, en qué zonas ha estado o si ha tenido contacto con animales enfermos. No contar con esa tecnología excluye del mercado internacional.”

Aseveró que la aplicación del código agroalimentario ayudará a modernizar al agro, porque si hacemos una evaluación de en qué siglo está nuestro campo arrojaría que está en el XIX. Este instrumento lo traería al XXI. El campo tiene que ser de este siglo porque el comercio lo es.