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El grupo cubano ofreció concierto en el festival de Texcoco

Los Van Van seguimos con más energía, como pidió Juan Formell

Pablo Milanés cantó sus temas más conocidos, pese a su deteriorada salud

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El sonido armónico de la música de Juan Formell, interpretada por Los Van Van, hizo que decenas de parejas se soltaran el pelo y bailaran cada temaFoto Javier Salinas Cesáreo
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Periódico La Jornada
Lunes 19 de mayo de 2014, p. a11

Texcoco, Méx., 18 de mayo.

La muerte de Juan Formell es para mí, más que para nadie, algo muy doloroso, porque si bien éramos compañeros en Los Van Van, él era mi padre. Todo lo que tiene que ver con él son preguntas complicadas que requieren mucho tiempo para que las responda, pero en el caso de la música allá arriba, en el escenario, se siente su ausencia. No se ha ido; está ahí, expresó Samuel Formell, en entrevista posterior al concierto que ofreció la agrupación cubana en el Festival Cultural Texcoco 2014.

El concierto se realizó en el Depotivo Gustavo Baz Prada que por momentos fue un salón de tíbiri-tábara con verdaderos seguidores del son, la rumba, el cha cha chá y demás creaciones humanas que generan movimientos que siguen ritmos frenéticos, armoniosos, y letras de amor entre la zafra, el calor de la isla, la montaña y la urbe.

Día dedicado a Cuba

El pasado viernes fue un día dedicado a Cuba, con la trova de Pablo Milanés, quien en una muestra de profesionalismo cantó una decena de sus melodías más conocidas.

Milanés llegó a la cita con el público texcocano en una condición de salud que algunos definieron como riesgosa y hasta de grave. La presión arterial la traía hasta el tope, vomitó, sentía náuseas y mareos, y una ambulancia del municipio estuvo atenta a un costado de las carpas-camerino.

Se esperó lo más que pudo para tratar de recuperarse, pero el malestar no cedía. El grupo Son Camaney, de esta localidad, alargó su presentación con temas hiperconocidos de la salsa. El Son de la loma puso a bailar a algunas decenas de parejas que traen horas de escuela en antros de diferentes ritmos. Han sudado la gota gorda a altas horas de la noche. Todo en aras de tirar la polilla y de eternizar la juventud, ese divino tesoro de Rubén Darío.

Pablo Milanés interpretó Para vivir, Hoy la vi, El breve espacio, Yolanda, Amo esta isla y otras que conectaron de manera inmediata una moral, una manera de decir las cosas, porque el trovador es, sobre todo, un ensayista de la vida.

Se esforzó y de pie recibió la figura de un Tláloc con la que el festival agradece la presencia de los artistas. Entre aplausos y gritos, el público le pedía otra y otra. Le ayudaron a bajar la escalera detrás del escenario y se fue. 

Expectación

Los Van Van la hicieron algo cardiaca y no llegaban por problemas de papeles, que comenzaron en el aeropuerto, e incluso la embajada cubana tuvo que interceder. Para acabarla de amolar uno de los integrantes del grupo se enfermó. Todo era duda sobre si llegarían o no. El público ya estaba impaciente, el maestro de ceremonias pedía paciencia y los organizadores se mordían las uñas. Por fin llegaron muy oriondos, como si no hubiera pasado nada y montaron sus instrumentos como si fueran gruperas; es decir de volada. Se escucharon los primeros acordes y el motivante sonido de las percusiones. Un grito dijo: ¡Con ustedes Looos Van Van! En adelante todo fue toser y cantar.

El sonido armónico creado durante décadas por Juan Formell motivó que no decenas, sino muchas más parejas se soltaran el pelo y bailaran una tras otra. Cada tema de Los Van Van es largo, y no faltó el que dijera que se requiere mucha condición física para acabar de bailar una pieza. “Duran lo mismo que In-a-ga-da-la vida, de Iron Buterfly. Y es verdad.

Seres nocturnos

Quién sabe de dónde, pero algunas parejas bailaron vaso en mano. Chesco no era. La noche se extendió hasta que ya no había micros ni camiones para Cárcel de Mujeres. Sólo hubo un camión que llevó a un punto popularmente llamado Piedras Negras. De ahí en adelante hubo quien se la rifó a patín.

A las 12 de la noche los viejos Van Van parecían jovencitos y cada uno de los vocalistas, cual vampiros se llenaron de energía lunar. Son seres nocturnos, y en la noche las reglas son otras que en el día. Es otro tiempo. Fue la era de Juan Formell.

En entrevista en el camerino Samuel Formell expuso que desde hace 10 años dirige al grupo. Las últimas veces mi papá ya no vino a México, por ejemplo. Ahora el grupo sigue funcionando como siempre, y así seguirá, ahora con mucha más energía, porque esto él me lo pidió. Ha habido y hay Van Van para rato. Ya lo vieron hoy aquí, esta noche. Aquí, en Texcoco, ofrecimos el segundo concierto después de la muerte de mi padre. El primero fue en La Habana, que quedará para la histori, y que duró dos horas con 50 minutos. Fue en El Sauce, con un lleno total.