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Difunde el INAH resultados de una investigación multinacional publicada en la revista Science

Hallan eslabón para confirmar que el hombre de América vino de Siberia

El esqueleto de una adolescente, el más antiguo y completo del continente, descubierto en una cueva submarina cerca de Tulum, Quintana Roo, en 2007, fortalece la teoría de que los primeros pobladores arribaron por el estrecho de Bering, informa la arqueóloga Pilar Luna Erreguerena

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La buzo Susan Bird limpia un cráneo hallado en el Hoyo Negro, gruta submarina ubicada en la península de Yucatán. Hace miles de años, una adolescente cayó en ese agujero y murió. Ahora, su esqueleto y su ADN permiten estudiar los orígenes de los primeros pobladores de AméricaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de mayo de 2014, p. 3

El esqueleto humano más antiguo y más completo encontrado hasta hoy en América, Naia o La Joven de Hoyo Negro, así bautizado por los científicos, es el eslabón para confirmar que los primeros pobladores (de este continente) vienen de Siberia.

De ello dieron cuenta ayer autoridades y especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) al difundir los resultados de una investigación multinacional realizada en torno de esa osamenta femenina localizada en una cueva submarina de Quintana Roo, en 2007.

El esqueleto –perteneciente a una adolescente de entre 16 y 17 años de edad, que murió en ese lugar cuando todavía no era cubierto por las aguas, quizás por una caída– fue sometido los recientes tres años a diversos análisis en laboratorios de Canadá, Estados Unidos, Dinamarca y México.

Entre ellos figuran los de datación por ADN mitocondrial, Carbono 14 y Uranio/Torio, los cuales arrojan que la antigüedad de Naia es de entre 13 mil y 12 mil años.

De igual manera se identificó que se trata de una joven de origen asiático (beringio) del haplogrupo (cromosoma materno) D, identificado con las migraciones que llegaron a América desde Siberia, y del subhalogrupo D1, que sólo tiene lugar en este continente.

La edad de la osamenta fue confirmada por análisis realizados en semillas, carbón, guano de murciélago frutero, racimos de calcita y espeleotemas, además de tomar en cuenta aspectos de la formación del sitio del hallazgo y la medición de los cambios en el nivel del mar, que durante la edad de hielo era por lo menos 120 metros más abajo que en la actualidad.

Oportunidad única

Es una oportunidad única que nos ha permitido encontrar este eslabón que faltaba para confirmar que, sí, los primeros pobladores (de América) vienen de Siberia y no de otra parte. Otras teorías dicen que proceden de EuroAsia o Asia del Sur, e incluso de Europa o hasta de África, señaló la arqueóloga mexicana Pilar Luna Erreguerena, codirectora del proyecto.

Los primeros habitantes de América, los paleoamericanos, vienen de Siberia, pasaron por el estrecho de Bering, por la zona de Beringia, y en el continente se fueron adaptando. Hay varios descubrimientos, pero Naia o la Joven de Hoyo Negro es la más antigua, la más completa y la que nos hace sentir muy orgullosos, festejar, porque este descubrimiento coloca a México en una posición sobresaliente.

Además de esos restos humanos, en la oquedad subacuática se han descubierto vestigio de 26 mamíferos de 11 especies del Pleistoceno Tardío (120 mil años aC), que incluyen tigre dientes de sable, perezoso de tierra tipo Shasta, tapir gigante, cerdo de monte, oso, puma, lince, coyote, coatí y murciélago frutero.

Lo anterior ha impulsado a los especialistas a considerar ese sitio arqueológico, ubicado a ocho kilómetros de las costas de Tulum, un contexto paleontológico perfecto.

De acuerdo con Pilar Luna, pionera de la arqueología subacuática en México, los análisis sugieren que los paleoamericanos representan una expansión de población temprana fuera de Beringia, no una migración anterior desde otra parte de EuroAsia. Esto es consistente con la hipótesis de que los paleoamericanos y los grupos indígenas contemporáneos provienen de una sola población, aunque no todos comparten una relación lineal.

Gracias a los resultados obtenidos, sabemos que las diferencias en la forma craneo-facial entre los indígenas contemporáneos y sus predecesores paleoamericanos se debe a cambios evolutivos posteriores al viaje por Beringia y cuando tomaron rumbos distintos de sus ancestros siberianos; no venimos de orígenes distintos. Nuestra adaptación ha sido de origen evolutiva dentro del continente, sostuvo.

Al respecto el antropólogo Concepción Jiménez, experto en paleontología y pobladores tempranos, agregó que el INAH cuenta con una colección de 50 esqueletos humanos de esa misma fecha y que el de Naia es un hallazgo muy importante, porque parece ser que el grupo que migró por las costas del Golfo para llegar a la península de Yucatán tiene características muy específicas.

Esto lo hace diferente a los grupos que llegaron a la parte central de lo que es ahora el territorio nacional. Cuando pasan esos grupos de origen asiático al continente americano es una microevolución, no una evolución, indicó.

“Eso es muy importante, porque una de las características de los primeros grupos que llegaron al continente es el cráneo largo, si se ven a los actuales, los grupos indígenas, tenemos el cráneo corto.

Allí hubo un proceso de microevolución y lo que buscamos es este eslabón de cómo se dio de estos primeros habitantes a esta gran diversidad de grupos indígenas en el país, con características morfológicas diferentes.

El hallazgo de Naia ocurrió de forma accidental, en mayo de 2007, cuando Alejandro Álvarez, Alberto Nava Blank y Franco Attolini se internaron de manera casual por una caverna submarina que los condujo hasta el sitio arqueológico de Hoyo Negro, bautizado así luego debido a la oscuridad y profundidad extremas.

Este proyecto científico –cuyos pormenores serán publicados en la edición impresa de este mes de la revista Science, que aparece hoy– contó con financiamiento del INAH, National Geographic Society, la National Science Foundation, el Instituto Waitt y el Archeological Institute of America.