Cultura
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Pide experta ir más allá de lo cuantitativo

Michoacanos se deben apropiar de estrategia cultural federal
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de mayo de 2014, p. 6

Es importante que las acciones implementadas en Michoacán para regenerar el tejido social se acompañen de la reflexión y el diálogo constante con la población.

Al respecto, el programa Cultura para la Armonía que coordina el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), es una semilla que se ha sembrado, pero hay que cuidarla, ponerle agua y darle luz, generarle todas las condiciones para que germine.

Así lo considera Carmen Pérez Camacho, especialista en políticas públicas, quien estima que si ese programa federal se cumple, fortalecerá la seguridad y el desarrollo integral de la sociedad en Michoacán y en otros estados.

Es un proyecto, dice, para fomentar valores, contrarrestar los efectos del narcotráfico y fortalecer el respeto y la convivencia.

Pérez Camacho forma parte del grupo C2 Cultura y Ciudadanía, AC, integrado por académicos como Eduardo Nivón y Andrés López Ojeda, entre otros, preocupados por las políticas públicas y, en particular, en entender cómo desde la cultura se pueden impulsar acciones para el desarrollo.

Desde su plataforma de investigación y diseño de políticas culturales publicaron Libro Verde, que analiza el sistema cultural de la ciudad de México y cómo la cultura puede ser un elemento transversal en la toma de decisiones.

La cultura, como un factor que proporciona identidad a un grupo social, a través de elementos como valores, hábitos y costumbres, sí puede contribuir a fortalecer la convivencia. Sin embargo, es importante decir que en los últimos años se le ha atribuido a la cultura una tarea que en realidad tiene diversas causas y que propician una situación de conflicto en México: entre otras, se encuentran la cuestión económica y el aspecto educativo, de tal manera que la estrategia de implementar actividades culturales debe ir de la mano con esos otros aspectos, añade.

Derecho constitucional a la cultura

Carmen Pérez Camacho atestiguó de manera personal, el pasado 30 de abril, el inicio del Programa Especial de Acción Cultural Michoacán 2014, donde el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, dio el banderazo a una jornada artística simultánea en Morelia, Apatzingán, Pátzcuaro y Uruapan, además de entregar acervo bibliográfico, equipos de cómputo, salas de lectura y dotación de instrumentos para la Orquesta Purépecha de Nurío.

En opinión de Pérez Camacho esas iniciativas públicas ayudan a poner en operación el concepto de derecho a la cultura, contenido en el artículo 4º de la Constitución: Contribuyen a que un grupo importante de personas tengan acceso a la cultura, sobre todo porque dichas acciones se implementan en zonas y comunidades marginadas, donde existe una carencia importante en materia de infraestructura y oferta cultural.

No obstante, reitera, es conveniente ir más allá, sobre todo en relación con la necesidad de que las comunidades se apropien de los proyectos, y no sean sólo acciones diseñadas de manera tradicional en las políticas culturales, es decir, desde arriba.

Por escuchar a la población

Carmen Pérez Camacho recomienda escuchar a la población para saber qué es lo que espera de la cultura; hacer investigación de campo para identificar necesidades culturales.

Para la académica, el concepto Cultura para la Paz resulta muy útil ahora, sobre todo en cuanto a los objetivos del programa, ya que se deben vincular con la construcción de valores relacionados con la igualdad de género y de tolerancia hacia la diferencia: Con este marco amplio, las acciones o actividades culturales pueden tener un mayor peso que sólo visualizarlas para el esparcimiento.

La investigadora dice que un tema importante es definir los indicadores para medir la efectividad de Cultura para la Armonía, y que para ir más allá de lo cuantitativo y no quedarse en el número de personas que se logra convocar, es necesario identificar, por ejemplo, qué tanto tiempo se quedan las personas en una actividad, cuál es su grado de participación, o saber si la actividad genera microeconomías”.