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Ver día anteriorLunes 12 de mayo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

Otra cara de la desigualdad

U

na de las caras más crueles de la creciente desigualdad económica en diversas ciudades de la Unión Americana es el desplazamiento paulatino de la población de más bajos recursos de los departamentos y casas donde han vivido durante años. El fenómeno es conocido en EU como gentrification, que no es otro que un proceso inflacionario en la economía debido a los altos ingresos de un sector de la población. El resultado es que miles de personas se ven obligadas a abandonar las ciudades donde han vivido 15, 20 o más años, ante la imposibilidad de pagar el sustancial incremento en el costo de vida. Una de las ciudades donde ese fenómeno ha sido más marcado es San Francisco, California. Como resultado de la explosión de las comunicaciones por Internet, corporaciones como Google, Yahoo, Facebook, Twitter, entre las más conocidas, han atraído a miles de técnicos ansiosos por participar en esta moderna fiebre del oro.

El problema es que el beneficio de estas innovadoras corporaciones ha sido acompañado por una calamidad: la escasez de vivienda en algunas ciudades conurbadas de la bahía de San Francisco. Aprovechando las deficiencias de una legislación en el mercado de bienes raíces que proteja a antiguos residentes de ciudades como San José y San Francisco, decenas de familias han tenido que emigrar a sitios alejados de sus lugares de trabajo en busca de vivienda al alcance de sus modestos ingresos. En muchos casos, las rentas se han cuadruplicado, debido a la voracidad de los dueños de edificios donde habitaban familias de clases media y media baja.

La respuesta de las organizaciones de derechos humanos no se ha hecho esperar. Han llamado a manifestaciones en las que hay una fuerte crítica a las autoridades por no detener este proceso especulativo. Pero el asunto no ha parado ahí, y ha derivado en una novedosa lucha de clases entre quienes no se conforman con perder su vivienda y quienes tienen posibilidades económicas para pagar las estratosféricas rentas producto de la especulación. Para colmo, todos los días decenas de autobuses, que dan servicio a quienes trabajan en esas corporaciones, invaden calles y avenidas, ocasionando constantes fricciones con transeúntes, ciclistas y automovilistas.

Este caótico desarrollo urbano es una evidencia más de un sistema que día con día margina a cada vez más seres humanos y se ha mostrado incapaz de dar paso a un desarrollo social y económico más equilibrado.

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