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Ver día anteriorLunes 5 de mayo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Reaparición de los dinosaurios
D

e repente los dinosaurios han reaparecido en algunos lugares del planeta. Eso se puede concluir cuando en pleno siglo XXI todavía hay quienes se solazan con discriminar a sus semejantes. En España un grupo de fanáticos –aquí utilizo el término en su más amplia acepción, como un grupo de personas cuyos instintos están por arriba de cualquier raciocinio– arrojó un plátano a un jugador de origen brasileño en el estadio donde se disputaba un partido de futbol. Sobra decir que el jugador era mulato y que para esos fanáticos, representantes del jurásico inferior, esa era una razón suficiente para insultarlo de esa manera. Cabe recordar que años atrás, también en España, se cometió una agresión similar contra una jugadora mexicana que formaba parte del equipo femenil del Club Barcelona. Desconozco en cuántas ocasiones más ha sucedido lo mismo, pero no es extraño dar cuenta que en otros países suelen repetirse incidentes similares.

Otro acto igualmente despreciable sucedió la semana pasada en Estados Unidos. A partir de una grabación telefónica se supo que el dueño de un equipo de basquetbol de Los Ángeles, California, aconsejó a una de sus acompañantes que se abstuviera de dejarse ver con negros. Posteriormente, en una entrevista de prensa, agregó que gracias a él los jugadores de su equipo comían. Implícito en su comentario estaba el hecho de que él era el dueño de los jugadores y, por tanto, le pertenecían. El caso tuvo resonancia mundial debido a que sucedió cuando se disputaban las finales del campeonato, que son seguidas por millones de aficionados en todo el planeta.

Lamentable también, aunque menos difundido fuera de Estados Unidos, fue el caso de un ranchero del estado de Nevada, quien declaró que, en lugar de cobrarle impuestos por el uso de tierras propiedad de la nación, el gobierno debería abstenerse de emplear recursos para apoyar a los negros. Además, dio a entender que fue un error haberlos liberado de la esclavitud.

En los tres casos reseñados la repulsa ha sido general. Sin embargo, queda la incertidumbre sobre el número de ellos que son ignorados por los medios, debido a que sus protagonistas carecen de notabilidad pública. Las organizaciones de derechos humanos han documentado multitud de casos de discriminación que, no por carecer del mismo sensacionalismo, son menos significativos.

Desafortunadamente la discriminación racial no es manifestación exclusiva de algunos países como Estados Unidos, donde se materializa particularmente contra los afroamericanos y los migrantes de origen hispano. Esta lacra tampoco es extraña en naciones como la nuestra. En caso de duda, hay que preguntar a los indígenas de Oaxaca o Chiapas cómo son tratados por sus paisanos. Lo curioso es que todavía hay buenas consciencias, dentro y allende nuestras fronteras, que se sorprenden y critican a quienes se rebelan contra ese estado de cosas. Cabe pensar que esos críticos aún no han caído en la cuenta del dinosaurio que anida bajo su piel.