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Ultranacionalistas marchan en repudio a los inmigrantes

Unas cien mil personas celebran el Día del Trabajo en la Plaza Roja de Moscú
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 2 de mayo de 2014, p. 27

Moscú, 1º de mayo.

Cerca de 100 mil personas –según datos de la policía– participaron este jueves en la manifestación y mitin para celebrar en la Plaza Roja de Moscú el Día Internacional de los Trabajadores, demostración de fuerza convocada por la Federación de Sindicatos de Rusia.

Sin embargo, no son pocos los rusos que creen que los sindicatos, siempre al servicio del poder desde los tiempos soviéticos, sólo cumplieron un encargo del Kremlin, necesitado de respaldo popular poco después de que el Fondo Monetario Internacional anunció que la economía rusa entró en recesión.

Por primera vez desde que se desintegró la Unión Soviética, la Plaza Roja volvió a ser escenario de una acción de masas de los trabajadores, y eso es digno de destacar.

Seguramente muchos acudieron por voluntad propia, este jueves soleado y de temperatura agradable, primera jornada de descanso de un puente oficial que otorga cuatro días feriados; pero también los hubo que lo hicieron forzados.

Según confesaron varios participantes, entrevistados por la emisora Ejo Moskvy, tuvieron que elegir entre perder un par de horas o tener serios problemas, de acuerdo con la peculiar forma de chantaje que mezcla estímulos para quien asiste a ese tipo de manifestaciones y castigos para los que se niegan, siempre bajo riesgo de ser despedidos.

Los sindicatos oficialistas –opinan los adversarios del Kremlin– organizaron hoy una movilización como las que había en la época del llamado socialismo real, cuando la participación de las personas era voluntariamente obligatoria y se regía por cuotas para cada empresa del sector público, institución de educación superior y dependencias gubernamentales.

Al menos llamó la atención que los manifestantes, en lugar de defender reivindicaciones frente a los abusos de los patrones y el gobierno que los protege, portaban carteles de apoyo a la política del presidente Vladimir Putin, muchos con frases de elogio a la incorporación de Crimea a Rusia.

De forma paralela, y en mucha menor cantidad, los ultranacionalistas rusos –aquí tolerados por las autoridades, aunque son de ideología tan neonazi como Pravy Sektor (Sector de la Derecha) en Ucrania– salieron a la calle en la zona norte de Moscú para hacer gala de xenofobia y racismo respecto de los inmigrantes de las antiguas repúblicas soviéticas.

Preocupados por la pureza de la raza, los ultranacionalistas exigieron que no se conceda la ciudadanía a personas que no llevan genes rusos en la sangre, como son muchos de los habitantes del este de Ucrania, que en el mejor de los casos pueden aspirar a ser considerados rusohablantes, según sostienen los líderes de quienes comparten la demanda de Rusia sólo para los rusos, repetida hasta la saciedad este jueves en Moscú.

Y como es habitual, el Partido Comunista de Rusia realizó su propia celebración de la fiesta del trabajo. Encabezadas por su dirigente, Guennadi Ziuganov, poco más de 5 mil personas marcharon por las calles del centro de esta capital hasta la Plaza Kaluzhskaya, con pancartas como Es mejor hacer turismo en Crimea y “NATO, go home” contra la Organización del Tratado del Atlántico Norte.