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Muestra en el Munal

Atisbo al desnudo masculino en el arte

Va del canon clásico a la subversión en el siglo XX

Incluye 26 obras del Museo d’Orsay

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Gladiador, escultura del catalán Manuel Vilar (1812-1860), figura en la exposición montada en el Museo Nacional de Arte
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Abel, 1864-1865, óleo sobre tela del francés Camille Felix Bellanger (1853-1923), en el Museo Nacional de ArteFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Miércoles 30 de abril de 2014, p. 3

El cuerpo masculino, desde la glorificación mítica del héroe o el semidiós hasta la decrepitud de la carne en su realismo, el dolor, la degradación, el erotismo y objeto del deseo son mostrados en el Museo Nacional de Arte (Munal) en la exposición El hombre al desnudo: dimensiones de la masculinidad a partir de 1800, que reúne obras del acervo del Museo d’Orsay.

En el siglo XVII la academia proponía el predominio de la maestría con modelos varones, por una cuestión de moralidad, pero principalmente con la concepción de ser el arquetipo de la perfección del cuerpo humano. La muestra propone acercar al público a la evolución del desnudo masculino en el arte, desde el canon clásico hasta la subversión en el siglo XX.

De Francia a México

La amplitud de dos siglos de creación y una variedad de técnicas se despliegan en forma de pintura, escultura, artes gráficas y fotografía, en 172 obras que perfilan una mirada al hombre desnudo en la historia del arte.

La rueda de la fortuna recibe al visitante con una obra proveniente del parisino Museo d’Orsay. La pintura del prerrafaelita Eduard Burne, un lienzo ocupado por una diosa que se opone a la figura de mortales impotentes en su desvalidez, es una de las 26 piezas que viajaron desde Francia para mostrarse en México.

Una abundante exploración de la figura masculina en más de un centenar de obras de artistas mexicanos completa la visión en los muros del palacio ubicado en el Centro Histórico, en el número 8 de la calle de Tacuba.

Paul Cézanne, Pablo Picasso, los rompedores de precios de subasta Andy Warhol y Francis Bacon, el vanguardista Robert Mapplethorpe, el romántico Théodore Gericaulto y el simbolista Gustave Moreau confluyen al lado de creadores mexicanos como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Manuel Rodríguez Lozano, José Chávez Morado, Francisco Toledo, Jorge Marín, Julio Galán, Manuel Álvarez Bravo y Rodrigo Moya. La fecha, técnica, material o escuela renuncian a su prioridad ante la homogeneidad del tema.

Mientras el desnudo femenino se muestra con tanta frecuencia como naturalidad, el cuerpo masculino no ha disfrutado de la misma situación, publicó en septiembre de 2013 el Museo d’Orsay para anunciar su exposición Masculin/Masculin, que ahora en una adaptación curatorial se exhibe en México.

A su vez, en el otoño de 2012 el Museo Leopold, en Viena, inició esta apertura al hombre desnudo, no sin controversia, expectación y gran éxito.

La ambición, afirman autoridades del museo que mira al río Sena, era profundizar, en una lógica a la vez interpretativa, lúdica, sociológica y filosófica, todas las dimensiones y sentidos de la desnudez masculina en el arte.

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La muerte de Jacinto, 1801, cuadro del francés Jean Broc (1771-1850), traído por el parisino Museo d’Orsay, forma parte de la exposición El hombre al desnudo: dimensiones de la masculinidad a partir de 1800, que se puede visitar en el recinto de Tacuba 8, Centro HistóricoFoto Luis Humberto González
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David Alfaro Siqueiros (1896-1974) en calzoncillo, encaramado en un tronco casi en acto de crucifixión, en pose para la lente del colombiano Leo Matiz (1917-1998), luce casi al inicio del recorrido de la exposición en el Museo Nacional de Arte, que terminará el 17 de junio
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San Sebastián, 1910, ex voto del mexicano Ángel Zárraga (1886-1946) también se puede admirar en la muestra del Munal

En la capital austriaca, la exposición con el mismo tema, escandalizó y provocó censura del Museo Leopold, pues en su cartel promocional mostraba tres hombres en desnudos frontales.

Luego de llamadas de protesta, se incorporó una banda roja sobre los genitales de los modelos. En respuesta, unos meses después, decenas de visitantes nudistas, de ambos géneros, acudieron a la exposición en Viena para celebrar una particular visita fuera del horario regular de apertura.

David Alfaro Siqueiros en calzoncillos, encaramado en un tronco casi en acto de crucifixión, en pose para la lente de Leo Matiz luce casi al inicio del recorrido, junto a un atleta construido con guijarros de cerámica, un ballet de Orfeo fotografiado por George Platt y unos adolescentes al carboncillo de un joven Pablo Picasso aún ausente de cubismo.

Una monumental escultura del alemán Arno Breker, que pone en alto al súper hombre y la aspiración de semidiós, reina entre musculosos atletas, luchadores y obreros.

Unos pasos adelante, se hace un tránsito del hombre ideal al cuerpo real, con el contraste del Nuda veritas de un individuo en tamaño natural, blanquecino, ligeramente empanzonado y de espalda encorvada.

Es una de los dos esculturas de Jorge Marín. La otra, Don Javier, un anciano corrugado monta guardia ante la decrepitud y descomposición. El cadáver se hace presente, modelados, en lienzos y en plata gelatina, frente a un ángel de William-Adolphe Bouguereau que cubre a la muerte para decirnos que todos somos iguales ante ella.

La confrontación con el pudor, al dejar atrás el distanciamiento decoroso, se apoderó con realismo de la desnudez masculina en la estética del arte occidental en el curso del siglo XIX. También, en las salas aparece la reivindicación del amor homosexual y la desnudez como acto de poder o resistencia.

En la actualidad, el desnudo masculino recoge la brutalidad del tiempo y del propio hombre, se explica en una de las fichas museográficas a los visitantes que desde temprana hora colman la exposición temporal en el primer piso del Munal, antes de la clausura que será el 17 de junio.

Afuera, en la plaza Manuel Tolsá, en el Centro Histórico, un par de grandes carteles que penden junto a los balcones, Mercurio ataviado únicamente con su casco alado y San Sebastián flechado de muerte, desde la extensión de la carne, invitan a mirar al hombre desnudo.