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A la mitad del foro

En el tren de la ausencia...

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No hay empleos, la mayoría subsiste en la desigualdad mientras unos cuantos acumulan fortunas. En la imagen, un cacerolazo organizado por jóvenes en 2012Foto María Luisa Severiano
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los pactantes del México en movimiento, conductores del momento mexicano, se les atoró la carreta. Y no hay periodos extraordinarios para recuperar el impulso perdido en el crecimiento de la economía, que desde pequeño era ya muy pequeño. Va de nuevo. La expectativa era baja y descendió a algo más del uno por ciento del producto interno bruto. Y otra vez. Hay un instante de silencio de Luis Videgaray, mientras se diluye el ya escaso crédito y Emilio Lozoya Austin, el premiado director general de Pemex, enfrenta el desplome de la producción de crudo; y el abismo de las aguas profundas en el largo plazo fijado para que el petróleo deje de ser el causante mayor y cautivo del fisco.

Nadie sabe si los hacedores del calendario consumista que altera las efemérides para favorecer los fines de semana largos van a permitir la conmemoración de los mártires de Chicago, el desfile obrero y sindicalista del primero de mayo; el Día del Trabajo que esa jornada era bandera de la lucha de clases; salvo en la España falangista y mocha de Franco que lo celebraba el 19 de marzo: Día de San José Obrero. El 5 de mayo cae en lunes este año. Y se harán presentes las fuerzas armadas en Puebla para desfilar con los zacapoaxtlas frente al gobernador Rafael Moreno Valle, quien ya se ve entrar a la Catedral bajo palio y con la banda tricolor al pecho, por la gracia de Dios. Que 20 años no es nada y no se nota la ausencia de Ernesto Zedillo, quien rescató y obsequió solución a los banqueros, y hoy cobra como consejero de Citibank.

De la enorme corporación que incluye o ha sido absorbida por el emblemático J. P. Morgan. En el tren de la ausencia se fue. Vendió los ferrocarriles que corrían por la ancha vía; junto a las máquinas, vías, durmientes, patios, estaciones y rutas exclusivas. Todo les dio a los oligarcas nativos, adelantados del capitalismo oligárquico y patrimonial que describe y denuncia el economista francés, Thomas Piketty, en El Capitalismo/ en el siglo XXI, obra que quita al sueño a los neoconservadores del vecino imperio y de la Unión Europea que viven nuevamente la Belle Époque y se aferran a la economía del derrame desde las alturas, donde, jura la derecha, los creadores de riqueza dejan escurrir algo y generan empleos. Pero resulta que no hay empleos, que vivimos la más brutal desigualdad y, para colmo, los de arriba acumulan más capital como rentistas y son cada vez menos emprendedores y productores: han vuelto a hacer fortuna a la antigüita, la heredan.

Las cifras, los montos del capital acumulado por los de uno por ciento, están más allá de la comprensión racional y de la desbordada ilusión de la clase media. Esa en la que dicen está la mayoría de los mexicanos, aunque se contradigan los mismos que niegan que exista la lucha de clases. Diez mil millones de dólares, 20 mil millones, 30 mil millones, 40 mil millones, 50 mil millones y más... En las páginas de Forbes y en las cajas de seguridad de los bancos. Y esas cifras inconmensurables producen un modesto, pero seguro interés del dos y medio al tres por ciento. A interés compuesto. Los de abajo, los que tienen empleo, aunque sea en la economía informal, reciben magros salarios, moneditas cuyo valor adquisitivo disminuye progresivamente.

Para no llorar, para no reproducir aquí la inesperada fiebre de optimismo desbordado que desorbitó a Rosario Robles en Ciudad Juárez, Chihuahua: Si en un año y meses logramos que 3 millones de mexicanos coman mejor, en dos años estaremos llegando a la meta de 7 millones. Ergo, interpretaron los medios de comunicación, en dos años, 7 millones de mexicanos superarán la pobreza. Para no hundirnos en la desesperanza de la desigualdad, podríamos volver al tren de la ausencia y la generosidad con la que el doctorcito Zedillo renunció a la pensión presidencial. O a la imagen del tren sobre cuyos carros viajan rumbo al norte los migrantes que son víctimas de los traficantes de personas, de las autoridades migratorias mexicanas, de los asaltantes que hay en cada kilómetro del largo, eterno traslado nómada. Pero ya anunció Gobernación que entregarán a esos migrantes documentos que amparen su paso por el territorio nacional. Visados de tránsito, no. Algo así, pero sin garantías ni defensas contra la violencia y la impunidad.

La Revolución se hizo en ferrocarril. Y ahí están las imágenes de un pueblo en armas rumbo al sufragio efectivo, el reparto agrario, las garantías sociales inscritas en la Constitución de 1917, como obligado añadido a las garantías individuales que nos venían de la de 1857. En Querétaro, origen y destino del tren movilizado con energía eléctrica. Planes, planos, trazos y hasta los postes que sostendrían y transmitirían la energía eléctrica: medio siglo de ausencia. Nunca se construyó la obra, jamás se pusieron en servicio los trenes rápidos que enlazarían Querétaro con la capital de la República. Vendrían los 20 años de crisis recurrente, las plagas del neoconservadurismo que es reflejo, clon del capitalismo salvaje, de los robber-barons de allá y la aristocracia pulquera de acá: se vendieron los trenes que había; seguimos esperando al de Querétaro.

Deudas acumuladas. La ciudad de México, dicen los expertos, es la única ciudad capital del mundo contemporáneo a la que no se puede llegar ni se puede partir por ferrocarril. A lo mejor por eso, o porque Enrique Peña fue gobernador del estado de México y por ahí pasan las vías, comunicación además interurbana, en cuanto asumió la Presidencia de la República se comprometió a construir y poner en servicio los trenes de marras, empezando por la interconexión de las poblaciones conurbadas al Distrito Federal; luego hasta Querétaro, donde gobierna José Calzada Rovirosa, hijo de Antonio Calzada Urquiza, gobernador que fuera de la misma entidad, signo del movimiento por la misma vía del capitalismo patrimonial y hereditario.

Trenes cargados de minerales extraídos por mineros explotados por los dueños de minas; riqueza que los templarios michoacanos se apropiaron para exportarla a China; sin obstáculo alguno, por el puerto de Lázaro Cárdenas. Las vueltas del tiempo resultaron en el centralista envío de un comisionado a Michoacán: Felipe Calderón sembró de cadáveres el país y se fue al dorado exilio de Harvard. La Marina tomó el puerto de Lázaro Cárdenas: los patios de maniobras, las aduanas y las zonas de embarque donde la grúas movían las fortunas fruto de sevicia criminal y la ausencia del Estado. Hoy, informan, que la Marina Armada ha tomado posesión de todos los puertos. Por lo pronto, manu militari. Aunque el poder legislativo haya aprobado acotar el fuero militar, la obligación de someterlos a juicio en corte civil cuando el delito cometido sea en agravio de ciudadanos no combatientes. Al menos se acabaron los cuentos y recuentos de muertos por daño colateral.

Promesa incumplida o juego de birlibirloque, el tren transpeninsular que unirá a Campeche, Yucatán y Quintana Roo, fue propuesto por Ivonne Ortega y Félix González Canto, cuando eran gobernadores de Yucatán y Quintana Roo, respectivamente. Enrique Peña Nieto anunció la construcción en cuanto rindió protesta. Los trabajos no se detendrán, asegura Roberto Borge Angulo. Hubo ceremonia de inicio de trabajos, reunión con funcionarios de la SCT. Pero nadie sabe de un durmiente, ni un riel tendidos: la obra será en dos etapas y podría estar lista en 2018, afirma Roberto Borge Angulo, gobernador itinerante de Quintana Roo.

En el tren de la ausencia me voy/Mi boleto no tiene regreso.