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La artista española ofrecerá un concierto-performance en el Museo del Chopo

Fátima Miranda comparte una antología con sonoridades de culturas tradicionales

La voz es el instrumento más sublime que requiere de mayor control, dice a La Jornada

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Imágenes de la investigadora, compositora, poeta, cantante y performancera española, que presentará su propuesta Albórbolas en el recinto de la calle Dr. Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la RiberaFoto cortesía del Museo del Chopo
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de abril de 2014, p. 5

La investigadora, compositora, poeta, cantante y performancera española Fátima Miranda está en México y ofrecerá un “concierto-performance” este viernes en el Foro el Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo.

Se trata de una antología de su trabajo, el cual se distingue por fusionar un complejo lenguaje vocal, gestual y dramático, acompañado con videoarte.

Desde 1983, Fátima Miranda desarrolla una investigación en torno a la voz y a la música vocal de culturas tradicionales, que la ha llevado a emplearla, no sólo como fuente sonora del canto y del habla, sino también como instrumento de viento y de percusión al servicio de la creación de un lenguaje musical propio.

Con un sólido conocimiento teórico y práctico de diversas técnicas vocales tradicionales y contemporáneas, que a lo largo de su trayectoria le han permitido desarrollar y potenciar singulares timbres y registros sonoros vocales, Miranda ha trabajado con los compositores mexicanos Ana Lara y Julio Estrada, participando con este último en la ópera Los murmullos del Páramo.

En charla con La Jornada, la creadora explica: La voz es el instrumento más sublime y el que requiere de un mayor control que cualquier otro. Se requiere de una disciplina y un entrenamiento tremendo, ya que no se puede controlar visualmente, como con las cuerdas o las teclas. Al no existir esa relación visual, se requiere de un proceso vital y largo de conocimiento.

Para Fátima Miranda, en el ámbito creativo, no hay lugar para el remedo, la copia o la imitación, pues ello es indigno, sostiene. “El robo es digno y noble, porque supone hacer tuyo otra expresión cultural. Lo importante es metabolizarlo, digerirlo de manera orgánica en tu cuerpo.

“El new age, por ejemplo, lo que hace es copiar un poquito de canto difónico de por aquí, un poquito de canto de India, por allá... lo que hace es coger el rábano por la hojas y hacer una tarjeta postal kistch, que sólo tiene que ver con el entretenimiento y el relajamiento para dormir”, explicó Miranda.

En ese sentido, añadió, pienso que el arte debe contribuir a despertar, a generar tanto en el artista como en el que escucha, una reflexión y un aumento en la percepción de su conciencia.

Para explicar la idea, Fátima Miranda cita una frase de Goe-the: Cualquier objeto bien contemplado, desarrolla, en el que lo contempla, un nuevo órgano de percepción.

Con el título Albórbolas: concierto y performance para voz sola, Fátima Miranda presentará una antología de su repertorio, cuyas sonoridades vocales conjuntan las albórbolas bereberes, los irrintxis vascos, los microtonos de la raga india, las murgas de griots y hamanes, las melopeas dionisiacas, las difonías mongolas y tibetanas, los yodels pigmeos o balcánicos, las voces nasalizadas chinas, los gritos-interjecciones del teatro Nô japonés, los exabruptos desgarrados del Pansori coreano, el cante jondo o el más sublime canto sagrado: ya se trate del Dhrupad indio, de los Sutras zen, del Corán de los almohidines, del Gregoriano cristiano, o del Qawali sufí.

El primer segmento del concierto-performance toca de cierta manera la parte más interior, fina y meditativa del ser. De manera paulatina viene una parte muy desgarrada y dramática, caminando hacia lo melancólico, despertando ciertas sonrisas, a partir de algún punto hilarante, hasta concluir con un humor delirante y loco, explica la compositora.

Se trata, concluye, de que las personas vengan con oídos que ven y ojos que escuchan.

La cita es el 25 de abril, a las 20 horas, en el Museo Universitario del Chopo (Dr. Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera).