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Escenifican obra de la estadunidense Beth Henley en el Teatro Helénico

Una familia disfuncional ofrece un fresco exacto de cómo se relacionan las personas

Lo importante es hablar de suicidio, celos, pasión y soledad, dice el director Enrique Singer

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Jana Raluy, María Inés Olmedo (productora), Marina de Tavira, Irene Azuela, Ilse Salas, Martín Altomaro, Pedro de Tavira y el director Enrique Singer integran el elenco de la obraFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de marzo de 2014, p. 6

La gran tragicomedia de la vida cotidiana, contada a través de una familia disfuncional integrada por tres hermanas huérfanas, es lo que retrata la obra Crímenes del corazón, cuya temporada en el Teatro Helénico terminará el 5 de mayo.

Escrita por la estadunidense Beth Henley a finales de los años 60 del siglo pasado, esta obra es considerada un clásico contemporáneo por la claridad, frescura y universalidad de su texto, además de realzar el trabajo actoral.

Se trata de un título esencial en la preparación de los futuros actores en las escuelas de varios puntos del orbe, entre ellos México, afirmaron Irene Azuela y Pedro de Tavira, integrantes del elenco del montaje coproducido por el Centro Cultural Helénico, Co-Production, Incidente Teatro y Caballera.

Es una obra muy pura, un fresco exacto de cómo somos los seres humanos al relacionarnos, visto a través de tres mujeres aunque también podrían ser tres hombres. El tema es universal, definió Enrique Singer, director de la puesta, durante una conferencia de prensa en el Teatro Helénico.

Recuerdos y desencuentros

Crímenes del corazón relata con un tono ligero la historia de tres hermanas del sur de Estados Unidos que crecieron huérfanas, al cuidado de su abuelo, durante los primeros años de la década de los 70 del siglo pasado.

Momentos entrañables, rencores, recuerdos, encuentros y desencuentros son parte del entramado en torno de esa tríada femenina y las relaciones que cada una tiene con otras personas.

El tema de las relaciones entre hermanas ha interesado mucho a la literatura y la dramaturgia desde hace largo tiempo. Como ejemplos están Shakespeare, Chéjov, Woody Allen. En el caso de Beth Henley resulta muy atractivo, porque todo está enraizado en la infancia y eso nos conecta con todos, explicó Marina de Tavira, otra de las protagonistas.

Es una obra sobre la soledad, la frustración de lo que pudimos ser y no fuimos, lo que los demás esperaban de nosotros y no se logró, los amores que se quedaron en el camino y aún forman parte sustancial de uno; el fracaso en el matrimonio. Es una obra sobre la vida, en la que también se habla de cómo cuando uno cree que ya no puede seguir adelante, hay otros que nos impulsan a continuar viviendo.

Irene Azuela la calificó como una celebración de la existencia, de cómo en los vínculos de familia, si bien a veces son horrorosos y llegan a odiarse, puede encontrarse un espacio de salvación.

El montaje mantiene fidelidad a la obra, la cual se desarrolla dentro de una cocina, el lugar más cálido de un hogar. Pensé que trasladarla a otro tiempo y otro lugar requeriría hacer una obra nueva. A lo que apostamos es a nuestra esencia humana, y lo que aquí se cuenta puede suceder en cualquier parte del mundo y en cualquier época. Lo que se repite son estas redes que suceden entre las personas, destacó Singer.

Respetamos la realidad social, como el racismo y que no haya celulares. Lo importante es hablar de suicidio, celos, corrupción, cariño, pasión, soledad, compañía, características humanas que no tienen tiempo ni género.

Las funciones en el Teatro Helénico (avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn), son viernes a las 20:30 horas, sábados a las 18 y 20:30 y los domingos a las 18 horas.