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Susana de Murga presentó su libro Esperanzas en papel de arroz en la Casa Lamm

Analiza escritora el protagonismo de la mujer en el submundo del narcomenudeo
 
Periódico La Jornada
Jueves 6 de marzo de 2014, p. 8

Carmela vende mariguana escondida en la canasta de chicharrones. Es una más de las estadísticas del desempleo, el comercio informal y el narcomenudeo. A través de ella se vive la situación que afecta a miles de mexicanos, sin importar que sea el personaje central de una novela. Se trata del libro Esperanzas en papel de arroz, de la escritora Susana de Murga, el cual fue presentado la noche del martes en el Centro de Cultura Casa Lamm.

La historia nació a partir del titular de un periódico. “Me lo encontré una mañana y decía que el papel de la mujer dentro del mercado del narcomenudeo cobraba preponderancia. Así que la idea fue ir adelante con esta historia. Cuando ya estaba terminada la novela leí otra nota que decía que ahora son los abuelos los que también se ocupan del negocio”, dijo la autora, quien sostuvo un diálogo con los estudiantes Abraham Domínguez y Juan Pablo Arriaga acerca de la escritura, los personajes y cómo se insertan en lo cotidiano y la realidad del país.

Homenaje a los caricaturistas

El libro, publicado por el sello Felou, tiene también una historia subterránea que es el que la falta de oportunidades lleva a decisiones extremas, es lo que le pasa a Carmela, quien es una fractura de la sociedad. Representa un grupo grande de la sociedad.

La finalidad del volumen está un poco en la historia subterránea: que ojalá hubiera más oportunidades. No espero que un libro cambie nada, pero sí creo en la literatura, en que crea conciencias. Por eso se han quemado libros en las épocas más oscuras de la humanidad, subraya Susana de Murga, quien ya publicó dos novelas más: La vida en un hilván y Mejor morir bajo un zapato, publicadas también por Felou en 2008 y 2011, respectivamente.

Quisiera que quien lea el libro, que todos pudiéramos ver que esa realidad alterna, este submundo, existe consecuencia de que la legalidad no está alcanzando para todos. Que al cerrar el libro juzgue un poco menos y pensar, cada quien desde su lugar, si puede hacer algo.

También hay un homenaje a los caricaturistas, por su capacidad de sintetizar la tragedia haciéndonos reír. Creo que eso también es posible con la capacidad que tenemos los mexicanos de reírnos de nosotros mismos. Insertarlos en la novela me permitió apuntalar esta parte realista e introducir este humor, esta ironía que aligera todo y nos hace reír, añade Susana de Murga, quien logra combinar dos lenguajes: el cuidado y meticuloso, con el de la calle, el de las groserías; realizó además un trabajo de investigación, y recorrió las calles de la ciudad de México, que es donde se ambienta la historia.