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Balance de la Jornada

Trascendental decisión del Piojo Herrera en la portería del Tri

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El portero Oswaldo Sánchez se convirtió en el jugador con más partidos en primera división, tras superar la marca de Benjamín Galindo. Sin embargo, pese a sus buenas actuaciones, no se prevé su regreso a la selecciónFoto Jam Media
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l futbol mexicano es una liga de porteros. Que Oswaldo Sánchez se encuentre a dos partidos de inaugurar el club de los 700 es un reflejo de la calidad de los guardametas de nuestro balompié. El Piojo Herrera tiene una amplia baraja para elegir rumbo a Brasil, el problema es que lo haga correctamente.

Oswaldo se convirtió en el jugador con más encuentros en primera división, al llegar a 698, uno más que Benjamín Galindo. Abajo de ellos se ubican los también retirados Pony Ruiz (638), Adolfo Ríos (634) y Miguel España (630).

Sánchez Ibarra será recordado con las playeras de Chivas y Santos, pero no con la del América, donde tuvo temporadas decepcionantes. Fue suplente en los Mundiales de 1998 y 2002, pero en Alemania 2006 logró una destacada actuación y en el último partido del Tri fue vencido con un golazo del argentino Maxi Rodríguez.

El tapatío anda en gran nivel, pero las puertas del Tri se le cerraron cuando en un partido simuló bajarse de las tribunas para ocupar el lugar de Guillermo Ochoa, quien acababa de cometer un grave error. Lo borró el Chepo de la Torre y el Piojo nunca lo consideró. Vive una situación similar al también veterano Óscar Pérez, quien en Pachuca ha retomado su enésimo aire, pero con Herrera no repetirá la sorpresiva aparición que tuvo en Sudáfrica 2010 con Javier Aguirre.

El seleccionador ya anunció que sus tres porteros mundialistas saldrán de la cuarteta formada por Moisés Muñoz, Jesús Corona, Memo Ochoa y Alfredo Talavera, al parecer en ese orden.

Muñoz lleva la ventaja, porque fue quien le abrió camino al único título que tiene Herrera. Corona tiene el brillante palmarés de la medalla de oro olímpica en Londres 2012, mientras Ochoa se sostiene por estar en Europa, aunque sea en el sotanero Ajaccio, y todo el aparato mediático que lo rodea.

Así, quedaría fuera el escarlata Talavera, precisamente el que realiza un mejor juego aéreo, que será tan necesario ante las eternas carencias de los defensas mexicanos en los balones por alto y frente a rivales como Camerún, Brasil y Croacia.

Otro que está fuera injustamente es Alejandro Palacios. El Pikolín dos suma ya un par de torneos en gran nivel y Pumas debería agradecer a su labor gran parte de los puntos cosechados. Además, tiene tal vez mejores salidas que el propio Talavera.

Mientras Herrera da color –aunque le sigue ganando su preferencia por unos americanistas venidos a menos–, la liga se debate entre posibles desafiliaciones, falta de pagos y actos de racismo.

Querétaro, de por sí con la llamada Maldición de La Corregidora, enfrenta ahora la amenaza de la desafiliación ante los manejos de Amado Yáñez en Oceanografía. La posible desaparición de los Gallos daría vida a moribundos actuales, como Atlante, Veracruz, Atlas, Puebla, Jaguares y hasta las propias Chivas.

A los Gallos les adeudan dos quincenas de sueldo y el panorama es negro, como el negocio petrolero que tenía Yáñez. Por su parte, los hermanos Carlos y Jesús López Chargoy también tienen problemas para completar los pagos en Jaguares y Puebla.

Esta semana la Federación Mexicana de Futbol salió de su marasmo y anunció un plan contra el racismo en el balompié. El momento es el adecuado, pero a ver si en realidad lo llevan a la práctica.

Por su parte, Cruz Azul sigue robando la liga; sus fanáticos desempolvaron las camisetas luego de ocho victorias consecutivas, el único sin derrota y casi con el boleto a la liguilla apenas en la jornada nueve.

A los Cementeros sólo les sirve el título, pero para alejar fantasmas trajeron a Luis Fernando Tena, el técnico que consiguió el último campeonato.

Algo raro sucede en Morelia. Dejó de ser el equipo mimado del Ajusco –se habla de una inminente venta–, pero fue insólito el despido del entrenador Carlos Bustos. En su lugar llegó Eduardo de la Torre, quien en sólo cinco jornadas le quitó al equipo el juego colectivo que lo caracterizaba. Se fue el Yayo, pero su primo el Chepo está cerca de regresar.