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Diplomacia en tiempos de guerra... da cuenta de la vida y el legado de Gustavo Iruegas

La política exterior de México tenía dignidad y consistencia

Durante 2007 Mónica Toussaint se entrevistó con el embajador para recuperar una carrera diplomática de 30 años

No estamos ante las memorias del hombre público con un fin autojustificativo, sino ante una serie de recuerdos muy frescos: Jorge Eduardo Navarrete

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Jorge Eduardo Navarrete y la autora en la presentación del volumen en la 35 Feria de MineríaFoto Enrique Yáñez
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de marzo de 2014, p. 2

El libro Diplomacia en tiempos de guerra: memorias del embajador Gustavo Iruegas, presentado la tarde del viernes en la 35 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, da cuenta de la vida y el legado de uno de los personajes más importantes que ha tenido el servicio exterior mexicano durante las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI.

Además es parte de una serie de publicaciones que destaca el momento en que la política exterior de México tenía consistencia, dignidad e impacto en el escenario internacional y los organismos internacionales, lo cual es muy importante que los políticos actuales conozcan.

Lo anterior fue aseverado por la especialista Mónica Toussaint, autora del volumen cuya publicación se debe al Instituto Dr. José María Luis Mora, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y La Jornada Ediciones.

Doctora en estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la también profesora-investigadora del Instituto Mora aclara que ni defiende ni es miembro de partido político alguno, pero que la política exterior mexicana, hasta antes de la llegada de Acción Nacional a la Presidencia de la República, en 2000, tenía principios, posiciones progresistas y coherencia, y Gustavo Iruegas es muestra de ello.

El origen de esta publicación se remonta a la primera mitad de la década de 2000, cuando Toussaint fue comisionada por la Secretaría de Relaciones Exteriores, al lado de otros especialistas, para dar continuidad a un proyecto de historia oral de la diplomacia mexicana, cuyos antecedentes se remiten a los años 80 del siglo pasado.

Actor de una época convulsa

Como ocurrió con otros colegas suyos, la especialista se interesó desde un principio en hacer el perfil de Gustavo Iruegas, debido a su posición de izquierda y mentalidad progresista, pero también porque le tocó ser parte del servicio exterior nacional en Centroamérica durante la convulsa época de finales de los 70 y principios de los 80 del siglo XX, tema en el que ella ha abundado profesionalmente.

Sin embargo, según cuenta la autora en entrevista, la Cancillería obstaculizó en aquellos años ese trabajo con el citado embajador, aludiendo que eran prioritarios los funcionarios de mayor edad, por cuestiones naturales.

Fue así que por voluntad se acercó a Iruegas y le planteó el objetivo de hacer la historia de su vida con un doble propósito. Por un lado, recuperar lo que había sido su vida y su carrera diplomática a lo largo de más de 30 años. Pero también para reconstruir la participación de México en el escenario internacional y su política exterior en distintas etapas, detalla la investigadora.

De tal manera, durante todo 2007 sostuvieron una sesión de entrevista por semana para dar curso a ese propósito. El compromiso era que un año después volverían a reunirse para cotejar pasajes y datos, pero la repentina muerte del embajador, en octubre de 2008, a causa de cáncer, impidió cumplir ese proceso. Sin embargo, Toussaint no cejó en su empresa hasta que ahora logró editarlo y publicarlo.

Iruegas es un personaje con facetas muy diversas y con una experiencia diplomática impresionante. Se caracterizó por ser un hombre de izquierda y en favor de las causas progresistas, comenta la investigadora, quien recuerda cómo este político aceptó ser canciller en el llamado gobierno legítimo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, en 2006.

En el libro cuenta todo. Tiene capítulos realmente interesantes, como cuando narra su experiencia en Cuba, en 1968, donde le tocó estar en la embajada que era encabezada por un militar que vendía asilos y traficaba joyas y a quien denunció, lo cual fue muy valiente.

Otro episodio de interés, a decir de Toussaint, tiene que ver con su etapa como responsable de la representación mexicana en Nicaragua, en la segunda mitad de los años 70, donde dio asilo a más de 400 jóvenes y a siete de los integrantes del grupo de los 12, entre ellos el escritor Sergio Ramírez, quien más adelante, entre 1986 y 1990, fue vicepresidente de esa nación.

El embajador Iruegas habla de todo, de cosas que no se sabían, pero también de otras que sí, aunque no eran públicas. Entre ellas, su participación en Chiapas (como mediador del gobierno de Ernesto Zedillo). Fue muy difícil, porque fue muy crítico con el zapatismo, lo cual ha sido visto con recelo por la izquierda, pero él daba sus argumentos.

Durante la presentación del libro en la feria de Minería, el también embajador Jorge Eduardo Navarrete destacó la relevancia de hacer las memorias de un personaje como Gustavo Iruegas, no sólo porque es ejemplo de un diplomático excepcional en varios puntos, sino porque permite entender lo que ocurrió en el área centroamericana entre los decenios de 70 y 90 del siglo anterior.

No estamos ante las memorias usuales de un diplomático u hombre público que, por lo general, tienen un propósito autojustificativo o sirven a la idea de racionalizar conductas del pasado. Lo que leemos es una serie de recuerdos muy frescos, muchas veces expresados con una naturalidad y frescura que pareciera que se está oyendo la conversación recogida en las páginas, dijo el economista.

Agregó que esa virtud sirve al lector como materia prima para formular sus propios escenarios y conclusiones; precisó que el título de la obra se debe a que buena parte de la función diplomática de Iruegas se desarrolló en los tiempos convulsos de las revoluciones sandinista y salvadoreña, en general la gran efervescencia política en el Istmo.

Por su parte, Susana Iruegas, viuda del diplomático, destacó como lo más importante del volumen que pudieron decirse cosas que en otro momento eran incorrectas, como el apoyo al frente sandinista; “muchas cosas del asilo en Nicaragua que la gente ni se imagina.

Es historia real, historia vivida por un diplomático mexicano que hizo las cosas que consideraba correctas en los momentos difíciles que le toco vivir. Qué bueno que ahora sale esto a la luz pública, no sólo en relación con Nicaragua, también con El Salvador, cuando fue subsecretario para América Latina y el Caribe.