Opinión
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Cincuenta años de neurología en México
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scribir estas líneas es un grato y nostálgico recuerdo de nuestros predecesores, profesores y colegas, que fundaron hace 50 años el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México.

El 14 de febrero de 1964 el presidente licenciado Adolfo López Mateos inauguró el Instituto estando presente varias autoridades, en particular el doctor José Álvarez Amézquita, secretario de Salud en esa época. El proyecto de fundar el instituto se debió al esfuerzo infatigable del doctor Manuel Velasco Suárez; varios años antes el presidente Miguel Alemán Valdés vio con entusiasmo el estudio del cerebro y firmó el decreto de su fundación, lo cual se vio interrumpida por los gastos que implicaba establecer el enorme programa del Seguro Social. Por fin, con altas y bajas se erigió el instituto y el presidente López Mateos expresó: Es una obra arquitectónica estupenda, pero ojalá no tengamos que recurrir a ella. La ironía del destino motivó que posteriormente se internará de urgencia a causa de una hemorragia del bulbo raquídeo, que por desgracia lo dejó en estado vegetativo. Con los conocimientos actuales se hubiera operado con éxito y evitado tanto sufrimiento.

Ahora bien, el doctor Velasco Suárez, en dicha ceremonia, expresó: Este no es sólo un hospital para atender a los enfermos neurológicos y mentales, sino que será una casa de misericordia para las personas más desvalidas que sufran de daño cerebral. Pero, además, será un centro nacional para formar con el más alto nivel académico a los médicos que se dediquen a la clínica e investigación en neurociencias: neurólogos, neurocirujanos, siquiatras, neorofisiólogos, neurosicpologos, etcétera.

Su vocación por la neurología fue temprana y se formó en la Universidad de Washington, DC, y en la Universidad de Harvard. A él le caracterizó su talento, creatividad e infatigable labor social.

El doctor Velasco Suárez formó un grupo de valiosos colaboradores: los doctores Gregorio González Mariscal, jefe de Neurocirugía; Dionisio Nieto, destacado neurosiquiatra del exilio español, como jefe del Departamento de Siquiatría, y Jesús Rodríguez Carbajal, egresado de la Universidad de Nueva York y alumno del destacado profesor Juan Taveras, fue encargado de neurorradiología y pionero de neuroimagen en México. Más tarde Rodríguez Carbajal fue director y ahora es director emérito.

Un alumno preferido del maestro Velasco, como le llamaban todos, fue el doctor Francisco Escobedo Ríos, excelente neurocirujano, honesto y leal. El doctor David Lozano Elizondo fue responsable de neuroftalmología y continúa como asesor.

Pocos años del inicio de este hospital-escuela se incorporó el neurólogo Francisco Rubio Donadieu, ex director, quien aún trabaja en Liga Mexicana contra la Epilepsia.

También se incorporó como jefe de neuropediatría el doctor Ladislao Olivares, especializado en el Instituto de Neurología de Londres, así como el doctor Eduardo San Esteban procedente de Canadá.

Durante más de dos décadas el jefe de neuropatología fue el doctor Alfonso Escobar I., actualmente investigador emérito del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue exigente y admirado por sus alumnos. Más tarde, llegó a dirigir la sección de neurobiología el renombrado patólogo Isaac Costero y su alumna la doctora Rosario Barroso Moguel.

Cabe señalar, que antes de inaugurarse el hospital ya se contaba con la Unidad de Investigaciones Cerebrales, a cargo del talentoso neurolofisiólogo Raúl Hernández Peón, cuya obra fue sobresaliente, a pesar de su prematura muerte accidental. Su trayectoria la siguió con éxito el doctor René Drucker Colín. Ante su ausencia, fue remplazado por dos brillantes neurofisiólogos: el doctor Carlos Guzmán Flores y luego Augusto Fernández Guardiola. La doctora Martha Lestrade, neurosicóloga, estuvo a cargo de manera inigualable de la Clínica de Lenguaje.

Entre 1988 y 1994 ocupó el cargo de secretario del Consejo de Salubridad General y en estrecha colaboración con su amigo y discípulo, el doctor Jesús Kumate, secretario de la Ssa, fundó la Comisión Nacional de Bioética y organizó el Primer Congreso Mundial de esta nueva disciplina (1994). El doctor Kumate lo admiró y expresó que el maestro siempre pensó en grande, dotado de un liderazgo natural, llegó a trascender como un mexicano universal. A ese congreso asistió el profesor Jean Dausset, premio Nobel de Medicina en 1980, quien manifestó: Deseo honrar a Manuel Velasco Suárez, el científico y gran biólogo que introdujo en México y en toda América Latina la noción de bioética.

Luchador por la paz y la justicia, fundó en 1982 la filial de la Federación de Médicos para Prevención de la Guerra Nuclear y junto con los copresidentes Bernard Lown (Boston) y S. Kolesnikov (Moscú) fueron recipiendarios del Premio Nobel de la Paz 1985.

En esta breve reseña deseamos recordar con afecto la pérdida de profesores y colegas que fueron pilares de esta institución.

* Ex director de Siquiatría Biólogica de la OMS y cofundador del Instituto Nacional de Neurología