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Sube a 26 la cifra de muertos; 750 heridos

Frágil tregua en Ucrania; continúan las negociaciones
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El presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, se reunió con los líderes de la oposición y fijó como condición para seguir negociando un arreglo político que los manifestantes entreguen las armas y desalojen la Plaza de la Independencia, donde se ha desatado la violencia (en la imagen). Los dirigentes Arseni Yatseniuk y Vitali Klichko se negaron a cumplir lo que calificaron de ultimátumFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 20 de febrero de 2014, p. 28

Moscú, 19 de febrero.

Tras los violentos enfrentamientos de ayer en Ucrania, los más graves desde que el vecino país eslavo se independizó en 1991, gobierno y oposición dejaron de lado sus diferencias y, finalmente, pudieron declarar una frágil tregua.

Ocurrió pasadas las diez de la noche de este miércoles, cuando parecía inminente que las unidades antidisturbios comenzarían a cumplir la orden de desalojar por la fuerza la Plaza de la Independencia de Kiev.

Por lo pronto, para evitar un mayor derramamiento de sangre, el presidente Viktor Yanukovich y los líderes de los tres partidos de oposición, Arseni Yatseniuk, Vitali Klichko y Oleg Tiagnibok, acordaron que esta noche no habrá asalto y mañana continuarán las negociaciones.

En el transcurso del día se vivieron en Ucrania, tanto en Kiev como en el interior del país, horas de tensa calma, recuento de víctimas, choques esporádicos, ocupación de edificios gubernamentales, amenazas de usar la fuerza contra los radicales y rumores de involucrar al ejército, entre otras noticias alarmantes.

La confrontación derivó en una suerte de impasse que parece imposible sostener durante mucho tiempo, conscientes todos de que con una sola chispa se puede provocar un caos devastador.

La cifra oficial de muertos se elevó hoy a 26 (16 manifestantes y 10 policías), aunque algunas fuentes hablan de muchos más. Los enfrentamientos recientes dejaron más de 750 lesionados, de éstos hay 263 protestantes y 342 policías hospitalizados, la mayoría con heridas por impacto de bala, según la ministra de salud, Raisa Bogatiriova.

Desde ayer, los grupos de manifestantes más radicales –militantes ultranacionalistas y de extrema derecha– utilizaron por primera vez armas de fuego para repeler la embestida de las unidades antidisturbios, también armados y apoyados por francotiradores.

Aparte de las mafias locales de traficantes de armas, que hacen su agosto estos días vendiendo rifles automáticos y pistolas a los manifestantes, éstos las consiguen asaltando los cuarteles de la policía y los servicios de seguridad.

Por poner dos ejemplos: en la región de Ivano-Frankovsk se llevaron hoy un botín de 268 pistolas, dos rifles automáticos, tres ametralladoras, 92 granadas y cerca de 15 mil balas, en tanto, en la región de Lvov obtuvieron mil pistolas, 170 rifles automáticos, rifles con mira telescópica y ametralladoras, con 18 mil municiones de distinto calibre.

Y en medio de los bandos contrapuestos, ya de por sí a punto de lanzarse a una nueva batalla campal, desempeñan un papel desestabilizador los provocadores llegados a Kiev de las regiones del este que asesinan a policías, secuestran a periodistas, golpean a manifestantes y atribuyen esos crímenes a los enfrentados para, desde su punto de vista, crear condiciones para que Yanukovich decrete y la mayoría oficialista de la Rada ratifique el estado de excepción.

Pero Yanukovich, que hoy nombró nuevo jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Ucrania, se resiste a dar ese paso que ahondaría aún más la brecha que separa a las regiones del oeste y del este, poniendo el país en la antesala de la separación.

Esta madrugada el mandatario ucraniano se reunió con los líderes de la oposición, y fijó como condición –para seguir negociando un arreglo político– que los manifestantes entreguen las armas y desalojen la Plaza de la Independencia.

Yatseniuk y Klichko se negaron a cumplir lo que calificaron de ultimátum y dijeron que ellos no pueden impedir que los ucranianos se manifiesten donde y cuando quieran.

Horas después, ya por la mañana, Yanukovich difundió por televisión un mensaje a la nación, en la que conminó a los drigentes opositores a distanciarse de los manifestantes radicales o asumir las consecuencias.

Parecía la última palabra del mandatario, pero la noche de este miércoles –al borde de la previsible masacre en que devendría el asalto a la plaza que es símbolo de la protesta– volvió a sentarse a negociar con los líderes opositores.